Madonna, incongruencias frente al edadismo

Madonna look adolescente
Las incongruencias, ya sean verbales, no verbales o de nuestras acciones, son una brecha en la potencia y credibilidad de nuestros mensajes. Un agujero insalvable en la línea de flotación, del que el ámbito corporativo o la marca personal también se ven afectados.

Madonna no será la primera ni la última persona en no percatarse de que si queremos que nuestro discurso sea potente y tenga efecto, se necesita coherencia. Una buena parte de mi trabajo se basa en mostrar cómo la comunicación verbal, los mensajes que creamos con palabras, son débiles si no los acompañamos con la comunicación no verbal acorde a lo que se diga y al ambiente que se quiere crear, y viceversa. La razón es que comunicamos de forma multimodal, y a su vez los receptores perciben y procesan esos diversos modos.

Otra parte de mi trabajo también consiste en ayudar a tomar conciencia de que los actos también comunican. Si se está construyendo un discurso en una dirección, lo demás también conviene que apunte en esa dirección, o bien se estarán emitiendo mensajes diferentes por las diferentes vías.

Esto lo vemos muy claro en las formaciones con adolescentes de 15 años; en concreto hacemos hincapié en que las redes sociales también forman parte de la identidad que van tejiendo y los mensajes que envían. En resumen: la suma de lo que decimos, cómo lo decimos y lo que hacemos entre medias es lo que comunicamos. Cuanta mayor congruencia entre esas vías haya más potente será nuestro mensaje y la huella que dejamos.

CONTEXTO

El 6 de febrero tuvo lugar la gala de los Grammy, en Los Ángeles. La cantante Madonna presentaba uno de los premios, que se lo llevaba Sam Smith junto a Kim Petras por mejor actuación de grupo/dúo. Como después de esa entrega actuaba Sam Smith y su escenificación iba a ser en cierta medida transgresora, Madonna introdujo esa actuación con un corto discurso:

«Esto es lo que he aprendido tras 4 décadas en la música: si te llaman impactante, escandaloso o problemático, provocativo o peligroso, definitivamente estás en lo cierto. Estoy aquí para dar gracias a todos los rebeldes que están forjando un nuevo camino y soportando el calor por ello. Todos los alborotadores deben saber que su valentía no pasa desapercibida. Eres visto, eres escuchado y sobre todo, eres apreciado.»

Pero para su sorpresa lo que se viralizó no fueron sus palabras sino el aspecto de su rostro, que fue comentado negativamente en redes. Su cara fue juzgada como irreconocible, quizá debido a los cambios provocados por intervenciones estéticas como rellenos u otros. Tampoco ayudaba que ocultó sus cejas con maquillaje, algo que cambia las proporciones de cualquier rostro.

Madonna contraatacó esas críticas a su aspecto con un mensaje en Instagram, que es lo que centra este post: «Una vez más me veo afectada por el edadismo y la misoginia que impregnan el mundo en el que vivimos. Un mundo que rechaza celebrar las mujeres que pasan los 45 y que siente la necesidad de castigar a aquellas que siguen siendo determinadas, trabajadoras y aventureras. […] Encantada de ser la pionera para que todas las mujeres que vengan después lo tengan más fácil en el futuro.» Y acompañaba el post con esta imagen.

Con esta imagen acompañaba Madonna su texto contra el edadismo, la misoginia y el patriarcado. Sin embargo su apariencia valida esos conceptos.

Como dice Desmond Morris en su libro The Naked Woman, «Cada mujer tiene un cuerpo bello. Bello porque es el resultado espectacular de millones de años de evolución». No cabe duda de que no es un buen síntoma de la sociedad que el aspecto físico o las decisiones sobre apariencia de cualquier persona, hombre o mujer, sea motivo de conversación.

Sin embargo en el caso de Madonna, su mensaje carece de fuerza suficiente porque precisamente lo que ha mostrado a lo largo de los años es un rechazo del envejecimiento y la búsqueda incesante de la apariencia juvenil, dando validez a la cultura edadista y misógena a la que culpabiliza. Madonna no es la única que se vuelve activista verbal al cumplir años. Es bastante habitual encontrar actrices y cantantes que durante un tiempo determinado aceptan y alargan la faceta juvenil sexualizada, y cuando llegan a la madurez corporal se acaban rebelando contra ese mismo sistema en el que prosperaron. Se rebelan contra un edadismo al que han estado contribuyendo activamente con la gestión de su apariencia. Aquí podríamos abrir un capítulo aparte sobre el peso de la apariencia, las dificultades de las presiones sociales, etc. pero hoy vamos a hablar de coherencias discursivas.

Porque también hay mujeres en el mundo del espectáculo que sí se rebelan con sus conductas contra la preferencia descarada de la industria por la mujer joven y erotizada: con una apariencia que abraza la edad y sus cambios, con los papeles que aceptan o la forma de posar en la alfombra roja o en las redes sociales están elaborando un discurso, toda una declaración de intenciones, en esa dirección a contracorriente de hacer valer a las mujeres más allá de su edad o cuerpo.

Es el caso de, entre otras, Meryl Streep, Helen Mirren, Marisa Paredes, Charlotte Rampling, Diane Keaton, Ángela Molina, Lolita Flores, Nathalie Portman… Si ellas pronuncian discursos en los que critican el edadismo, tendrán mucha más potencia sus mensajes porque serán coherentes con sus actos, en concreto la gestión de una apariencia que se muestra independiente de los cánones esperados en la mujer, que la industria del espectáculo dicta y las clínicas se prestan a dar carta de naturaleza.

Para incidir en la importancia de la coherencia, ponemos otro ejemplo de otro contexto: cuántos políticos hablan de recortes y después son vistos en grandes comilonas, llevando prendas carísimas etc., y la desconfianza que eso produce. O cuántos activistas del cambio climático llegan a las cumbres internacionales cada cual en su jet privado… y el efecto que tiene en la implicación por la causa.

Las incongruencias, ya sean verbales, no verbales o de nuestras acciones, son una brecha en la potencia y credibilidad de nuestros mensajes. Un agujero insalvable en la línea de flotación, del que el ámbito corporativo o la marca personal también se ven afectados.

En resumen, la comunicación es multimodal y no sirve solo el canal verbal. También el canal no verbal cuando comunicamos individualmente, y el canal de las acciones ya seamos profesionales, empresas o en nuestra faceta personal del día a día.