En los países que tienen estaciones, hay 2 momentos al año en los que por las calles pueden coexistir personas en con abrigo de lana junto a quien va en tirantes y sandalias, y pueden no ir acertados ni unos ni otros. Cuando llega la primavera y el otoño, aunque aún no haga calor o frío del todo, toca hacer lo que llamamos cambio de armario.
Aunque parezca evidente, es muy frecuente que durante esos momentos de cambio de temperaturas nos parezca difícil saber qué vestir, llegando no solo a pasar calor o frío, sino a vernos fuera de lugar con las prendas que hemos elegido.
Vernos bien es algo deseable ya que, aunque parece frívolo, nos afecta en positivo tanto en el rendimiento como en la seguridad en nosotros mismos. Y además, una apariencia bien trabajada comunica rápidamente que nos importamos, que sabemos cuidar de nosotros mismos.
Por eso os dejo 5 consejos prácticos sobre cómo hacer el cambio de armario, para que podamos igualmente elegir con acierto lo que vistamos cada día.
1. EL CAMBIO DE ARMARIO ES ESCALONADO
Una buena imagen no es algo aleatorio, algo con lo que se nazca o de lo que se carezca por el resto de tu vida. Aquellas personas de las que apreciamos su buen vestir, que son estilosas y elegantes, dedican tiempo y recursos a su aspecto. Puede que disfruten más que otras analizando su aspecto o mejorándolo, pero al final, no es solo buen gusto sino que también dedican tiempo.
En una buena imagen intervienen varios factores: llevar la ropa de la talla correcta, patronaje que equilibre tus proporciones y más. Y uno de esos factores es también la adecuación; no solo a qué llevar en cada ocasión (una cena de trabajo, un evento de día, una conferencia…), sino también la adecuación a las estaciones en cuanto a colorido y materiales.
Por eso, hay que mentalizarse de que tener un armario en el que siempre hay cosas adecuadas a mano no se consigue rápido. Va bien ir haciéndolo por pasos, en vez de cambiar la ropa de golpe. Esto va a llevar algo más de tiempo, pero para tener una mejor imagen siempre hay que estar dispuesto a dedicar más tiempo.
EL ENTRETIEMPO, CONCEPTO CLAVE
Las temperaturas no suben o bajan de golpe y con una fecha señalada, sino que lo hacen de forma gradual. Tenemos unos periodos bastante largos de transición, que son en realidad la primavera y el otoño. En primavera sigue haciendo cierto frío pero la luz del sol ya es diferente y ha cambiado la hora. En conjunto: la ropa de invierno no apetece, queremos dejar atrás el frío y sus prendas. Y en otoño aún hace calorcito en las horas centrales del día pero lo mismo la luz es distinta, el día más corto, refresca de noche… y las prendas vivas y ligeras del verano no parecen cuadrar bien. De ahí que el concepto «entretiempo» tenga sentido.
2. TEN PREPARADA UNA CAJA DE ENTRETIEMPO (O DOS)
A lo largo de los años he comprobado que lo que mejor funciona es tener una caja aparte con prendas de entretiempo, válida para primavera y otoño:
- jerséys finos de lana merino
- camisas de manga larga
- camisetas básicas
- calzado cerrado que quede bien con o sin calcetines/medias
- alguna gabardina o plumón fino de colores que pasan bien para primavera y otoño como verde militar
- chalecos
- sudaderas
- jeans
- pantalones de colores como negro, mostaza, beige, blanco… que funcionan en ambos periodos
Todas esas prendas sirven para los inicios de primavera y otoño, y puedes cambiar los complementos: de colores más alegres en primavera, y oscuros y de tejidos ricos en otoño.
La ropa de entretiempo existe, en las tiendas hay opciones inteligentes y te resolverá el «qué me pongo» durante las 8-10 semanas de entretiempo que hay sumando el inicio de primavera y el del otoño, que no es poco.
3. GUARDA ENSEGUIDA PRENDAS ULTRA INVERNALES O MUY DE VERANO
En los periodos de transición, como en inicio de la primavera y el otoño, queda fuera de lugar seguir llevando prendas típicas de la estación que se acaba de terminar. Por ejemplo, un jersey grueso de lana en un día de calor de abril, se va a ver desubicado. Lo mismo, las sandalias en noviembre. O colores oscuros cuando el sol de primavera empieza a apretar.
Por eso, nada más llegar el cambio de tiempo, te irá bien guardar o apartar las prendas más típicas invernales o veraniegas. Pongo fechas aproximadas para tener una referencia (estaciones en España).
El 1 de abril ya no lleves:
- grandes plumones
- jerseys de cuello vuelto
- abrigos de pelo animal (real o falso)
- jerseys gruesos de lana (deja los finos de lana merino o cachemere, que abrigan igual pero tienen un aspecto muy ligero)
- bufandas invernales
- tejidos como terciopelo, pana, lana gruesa
El 1 de junio ya no lleves:
- nada de color negro durante el día
- medias o calcetines
- nada de la temporada otoño invierno (ya puedes sacar el 100% de tus prendas de verano)
- bolsos muy oscuros
- sudaderas con capucha (hoodies)
- hombres: no llevéis traje o americana con mocasines de suela de goma sin calcetines, ¡sobre todo si lleváis corbata! Con calzado «recio o serio», se llevan calcetines (tip de sofisticación, confiad en mí)
El 1 de octubre ya no lleves:
- sandalias o zapatos de verano
- vestidos de verano las mujeres, camisas de manga corta o con estampado veraniego los hombres
- prendas de lino, como americanas
- trajes de chaqueta con tejidos finos o colores de verano
- complemento o ropa de colores vivos de verano (turquesas, rojos, amarillos…)
- bermudas
4. COMPRA CON CALMA Y CRITERIO
En la tendencia a la inmediatez que se va imponiendo, y si el bolsillo acompaña, es tentador salir a comprar unas cuantas prendas para pasar la primavera y el otoño en cuanto cambia la luz del día y las temperaturas. Pero eso hará que probablemente se te acumule más ropa en el armario y te dificulte la tarea de elegir.
Sugiero que antes de salir a comprar revises las cajas de ropa que tengas, ya que a veces ni nos acordamos de lo que tenemos guardado. Cuando vamos comprando perdemos poder adquisitivo que podríamos destinar a buenas prendas que mejorarán de verdad el armario, durante años. Por eso, revisar lo que ya se tiene y hacer un listado de lo que falta, nos hace ser más eficientes.
Recuerda: se hace todo escalonado, en orden y venciendo la pereza. Ese amigo o colega al que admiras por su armario, probablemente dedique tiempo a pensar e invertir en las prendas adecuadas.
5. SÉ PREVISOR Y NO ESPERES A QUE LLEGUE EL CALOR O FRÍO DEFINITIVOS
Aunque las suaves y agradables temperaturas de primavera y otoño se instalan durante unas cuantas semanas y con la ropa de entretiempo vamos bien, tengo comprobado el calor del verano y el frío del invierno parece que llegan de un día para otro. Y para cuando ya hace 27 grados, muchas veces tenemos aún en el armario las botas y los calcetines largos, con todo lo demás, sin guardar.
Por eso, va bien ser previsor y unas 3 semanas después de haber sacado la ropa de entretiempo, dedicarte a sacar toda la demás ropa de verano, para tenerla a punto cuando ya la temperatura sea veraniega del todo. Hacerlo con cierta anticipación te permite recircular lo que no te hace ilusión, planchar lo que esté arrugado y tenerlo a punto sin que nos pille el toro.
No es fácil y parece un tema ligero. Está claro que no es de vida o muerte. Pero a todos nos gusta ir mejor que peor, y es un pilar más para mantener nuestra imagen personal.
Espero que estos simples consejos te sirvan.
Un abrazo,
Ana