Nayib Bukele. Liderazgo sereno estilo salvador

Nayib Bukele es sin duda alguna un presidente alternativo. Aquí van 3 acciones que se salen de lo normal: no cobra sueldo como presidente, ha hecho del bitcoin una moneda oficial en su país, y sortea sin miedo los poderes establecidos. También es diferente en su vestimenta y en su comunicación verbal y no verbal, con un liderazgo carismático sereno, y de eso es de lo que vamos a hablar en este post.

Criticado por haber decretado el estado de excepción (que restringe libertades) para luchar contra el entramado criminal de las pandillas, que sumaban más de 570.000 personas en un país de solo 6.300.000 habitantes y causaban 50 asesinatos al día. Cuestionado también por la introducción del Bitcoin en su economía. Cuando en política se es un verso libre, y más si coincide que se miran los intereses propios del país, suele pasar que institucionalmente se encuentren críticas tanto dentro como, sobre todo, fuera de sus fronteras.

Pero a la vez Bukele es admirado por millones de personas en el mundo entero. Un breve ejemplo, hace pocos días un taxista marroquí me sorprendió diciéndome que deseaba un Bukele en Barcelona para poner leyes más duras ante la inseguridad creciente (aunque después apostillaba que lástima que hubiera mostrado apoyo a Israel). Es decir, Nayib Bukele está en boca de todos.

Gusta a ciudadanos de izquierdas y derechas, por su liderazgo carismático sin extremos marcados y basado en iniciativas más que en ideologías. Antes de fundar su propio partido, Nuevas Ideas, ejerció como político en el FNML, bloque de izquierdas con tintes revolucionarios y guerrilleros de El Salvador, a quien ahora critica y señala duramente en sus discursos.

Bukele, solo 5 años más joven que Macron, despliega un liderazgo que huele a nuevo, en el que combina diversos elementos creativos y sin esfuerzo aparente. Y es que en general, la mayoría de las cosas que hace, dice, viste o legisla están fuera de lo habitual y hacen que el concepto de «político» no case con él.

Vamos a profundizar en su estilo comunicativo, tanto desde el punto de vista de la comunicación no verbal como la verbal. Él se autodenomina «el presidente más cool del mundo», y aunque esa falta de humildad le resta puntos, tiene un peculiar liderazgo en positivo que vale la pena analizar.

En los grandes discursos lo acompañan, y suele dedicar unas palabras a su mujer y sus hijas, haciendo que la atención gire en torno a ellas unos momentos. Forman parte de la imagen de Bukele.

Rompe moldes en muchos aspectos, y su imagen no es excepción. Aunque llama la atención su informalidad, en realidad sus prendas son de calidad, bien ajustadas, y lucen sin una arruga. Se imagen se corresponde más a la de un emprendedor joven que a un político. Se ha construido su propio uniforme, coherente con las novedosas medidas aplicadas en sus años de gobierno:

  • No lleva corbata
  • Suele vestir jerseys de punto delgado y entallados, marcando su figura fibrada
  • Viste muchos polos de la marca Polo Ralph Lauren, por fuera
  • Suele llevar gorra, a veces del revés, incluso para eventos de cierta formalidad
  • Cuando viste formal, el pañuelo y los calcetines son del mismo color (a veces rojos)
  • Lleva un Reverso, un reloj icónico de la marca Jaeger Le Coultre, con la hora tapada
  • Pelo engominado y barba muy recortada, que le confieren un aspecto pulcro (quizá demasiado)
  • Dentadura alineada y blanquísima, que luce en sonrisas duraderas

Las redes sociales de Bukele poco tienen de «cuenta de presidente de un estado» y dan cuenta de dos cosas:

  1. Tiene muy claro que su mensaje y popularidad aumentan exponencialmente con las redes. Postea vídeos de escenas familiares grabadas muy de cerca por él mismo sin calidad, fragmentos de sus discursos, fotos suyas sosteniendo armas nuevas XL, pandilleros detenidos, o despliegues militares en plena maniobra… Un popurrí en que no se da puntada sin hilo, combinando intimidad y acción gubernamental. Aunque quizá resulte algo empalagoso y personalista, y falte más presencia de contacto con el pueblo salvadoreño.
  2. El número de seguidores y los miles de comentarios en cada post es mucho mayor que otros políticos de renombre internacional, como Macron (3,4 millones), o proporcionalmente mayor si consideramos el número de habitantes de los países: Obama 36,3 millones o Trump 24,5 millones. Estados Unidos tiene 333 millones de habitantes, versus 6,3 millones de El Salvador.

Una curiosidad: según he podido ver, los posts relacionados con el ejército o armas tienen miles de comentarios más que el resto, y la gran mayoría provienen de otros ciudadanos centro y suramericanos. El hecho de que hable español le abre todas esas puertas.

Publica fotos con armamento potente. Los posts con armamento o militares son los más comentados.

NO LEE

Bukele no lee los discursos sino que los lleva perfectamente preparados. No importa si duran 10 minutos que 35 minutos. Eso le permite tener un lenguaje no verbal más natural y espontáneo, especialmente gestos y uso de la voz con pausas y énfasis de lo relevante.

GESTOS DELICADOS Y CONCILIADORES

Siempre gesticula con ambas manos orientadas a uno u otro lado de la audiencia, lo que permite hacer entender mejor su mensaje. Su rostro es bastante inexpresivo, algo que le resta pasión pero transmite un poder sereno, algo positivo en el liderazgo que despliega. Incluso en las preguntas más incómodas no levanta una ceja.

Sus manos son pequeñas y con dedos de aspecto delicado, y los movimientos en sus gestos son también suaves y poco contundentes. Su imagen pulcra, gestos delicados y poca expresividad facial contrasta con su mensaje verbal, rotundo, y severo hacia diversos flancos de poder. Esa combinación le confiere la imagen de un líder sereno, puntuando medio en la dimensión dominancia o masculinidad.

Es decir, alejado del estereotipo Trump, Bolsnonaro, Abascal, que gusta a muchos pero también rechazan muchos. El carisma de Bukele, con su entonación pausada y sus gestos suaves, es más amigable. Lo que le permite un discurso verbal y unas acciones más duras, pasando más desapercibidas.

Cuando explica o responde a algo, suele repetir la idea 2 o 3 veces, además apelando al aspecto emocional. Lo que me hace pensar que no tiene memorizado el discurso sino solo el esquema en la mente y de ahí improvisa. Por ejemplo:

«¿Cuánto pagaría alguien por vivir? ¿Cuánto pagaríamos porque no nos mataran a un familiar, a un ser querido a un hijo? Cuánto pagaríamos por eso. Los que han perdido familiares, ¿cuánto pagarían por recuperarlo? Sin el éxito de esta guerra contra las pandillas muchos de los que están acá y muchos de los que nos ven en televisión y en redes sociales estarían muertos. Fueron decenas de miles de salvadoreños que murieron en cada gobierno. Hoy, son decenas de miles de salvadoreños salvados por el trabajo de este gobierno.»

En sus discursos o entrevistas, suele reservarse un espacio para hacer entender la situación que venía arrastrando El Salvador, retomar los puntos espinosos de sus iniciativas y enumerar los logros hechos en todos los campos. Lo que él mismo llama «perspectiva».

Muy hábil con las palabras. Tiene facilidad y responde a cualquier pregunta con soltura, tanto en español como en inglés. Emplea constantemente figuras retóricas: quiasmos, metáforas, antítesis, enumeraciones…

Suele mostrar una ironía sutil, que emplea como ataque a sus adversarios políticos o críticos. Por ejemplo: «Hasta hace poco, la sola idea de sacar el celular en la calle era impensable, una locura. Imagínense. hasta los opositores pueden (…) sacar sus teléfonos y grabar sus ataques a las 2 am criticando las obras del gobierno».

Hace cosas que parecen espontáneas, como dar un beso vistoso a su mujer en medio de un discurso. O se dirige a la audiencia y espera su respuesta. O, como sucedió en su primer discurso en la ONU en 2019, empieza el discurso haciéndose un selfie y subiéndolo a las redes sociales. No es que sea espontáneo, pues algunas de estas conductas están calculadas, sino que se trasluce que se ha autoconcedido licencia para ser libre.

Después de haberlo analizado a fondo, me queda la idea de que podría inspirarse en Jesús, de forma consciente o no, por estos 3 aspectos:

1. HABLA EN PARÁBOLAS

Lo que me ha parecido más llamativo de su forma de comunicar es que cada vez más emplea parábolas, el recurso que recogen los Evangelios de cómo hablaba Jesús. Situaciones ficticias con personajes también inventados, que emplea para ilustrar el foco más importante de su discurso, y de ahí va haciendo paralelismos durante el resto del discurso.

Por ejemplo, en el discurso de investidura de Bukele del sábado día 1 de junio 2024, explicó durante 6 minutos la parábola de un enfermo de cáncer que nota que empeora, acude a varios médicos y todos le van dando malas recetas; algunos incluso lo envenenan, con lo que no solo no se cura sino que enferma aún más. Finalmente va a un médico que le dice que para curarse tendrá que tomar una medicina amarga; cosa que hace con pesar pero se cura. Ahora, habiéndose quitado de encima el cáncer, puede dedicarse a otros aspectos de su salud.

El cáncer era la inseguridad causada por las pandillas y los asesinatos diarios. Los médicos «malos», todos los anteriores gobiernos nacionales e influencias extranjeras con las medidas que no funcionaron para desterrar la violencia. Y el médico bueno es él y su gobierno. Los otros aspectos de la salud, la economía, que según anunció es el siguiente paso en el que concentrarse.

Las parábolas es una forma de hacer muy sencillo algo largo y complejo. Y es que de todos sus discursos y entrevistas queda claro que Bukele sabe adaptarse al nivel de entendimiento de su audiencia y captar su atención.

2. SIN MIEDO, SIN ODIO

Es azote de los grandes poderes, pero todo dicho entre líneas. Como invitado en grandes foros o en cualquier entrevista, expresa lo que piensa de quienes ostentan el poder, ya sean los bloques geopolíticos, las instituciones tipo ONU o la prensa económica.

Muestra un mensaje que rompe con dogmas establecidos. Por ejemplo, admite los logros de la globalización pero plantea sus contrapartidas, y propone buscar alternativas que beneficien a todos.

Los discursos de Bukele no están orientados para la aprobación de la opinión occidental, sino para su propio pueblo y otros países en situaciones similares, a quienes en cualquier foro al que le invitan a hablar, exhorta a que no duden en probar con valor nuevas fórmulas adaptadas a sus propias necesidades. Esos mensajes de deseo de mejora de los otros países, constituyen también parte gruesa de su liderazgo. No te digo lo que tienes que hacer, sino que te influyo a que creas en ti. Cambia mucho, ¿no?

A diferencia de los nuevos movimientos que aparecen en toda Europa, el estilo de Bukele está alejado de los populismos. Ni grita, ni muestra odio, ni enfrenta a la sociedad. También es diferente de los políticos tradicionales, que ya sean de derecha o izquierda no despiertan pasiones, y se parecen en el poco carisma que tienen.

De hecho, lo que no parece Bukele es político. Porque ha sabido cultivar una imagen de gobernante alternativo, alejado del poder, y que no tiene que recurrir al insulto o la degradación del otro para hacer valer sus acciones o ganar seguidores. Eso es un éxito comunicativo.

Aspecto y discurso delicados, y mano firme.

3. REFERENCIAS A DIOS

Especialmente cuando se dirige al pueblo salvadoreño, menciona constantemente a Dios en sus discursos e incluso cita algún pasaje del Evangelio brevemente. No solo hace gala de su fe, sino que deja entender que Dios está de su lado. De momento no me queda claro si menciona a Dios para conectar mejor con el público salvadoreño o realmente muestra su fe porque es libre también en esto.

En cualquier caso, llama la atención que lo exprese y viene a ser coherente con todas sus acciones al margen del establishment.

Después de analizarle largo y tendido, podemos confirmar que Nayib Bukele es un líder diferente. Una vez superada la barrera de lo que se espera de un líder occidental, impregna todo su liderazgo con esa huella de presidente alternativo, algo que trasluce en comunicación no verbal y verbal.

Su conducta serena combinada a la dureza de algunas iniciativas, así como la novedad en otras, despiertan interés y simpatía más allá de El Salvador. Como él dice: «Ahora todo el mundo conoce El Salvador, pero por algo bueno.» Y no me cabe duda de que ese logro no es solo lo que ha hecho su gobierno sino que le debe mucho a la imagen que proyecta el propio Bukele.

Pienso que con tanta popularidad podría acabar cultivando un liderazgo demasiado personalista, centrado en su figura y familia. Habrá que seguirle de cerca e ir viendo.