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Carlos III, el cambio a una comunicación afectiva

Con una oratoria perfecta, el ahora rey Carlos se dirigió a su nación como rey por primera vez. En palacio, vestido de luto estricto, empleó 10 minutos para honrar a su madre y expresar que recoge el testigo de aquello por lo que más destacó: su compromiso con el deber.

DISCURSO VERBAL

El discurso verbal fue simplemente redondo. Cada uno de los bloques de contenido estaba cargado de palabras emotivas; un cambio importantísimo respecto al estilo de su madre.

Dedicó la primera parte a recordar los puntos fuertes de los años de su madre como jefa de estado en estas palabras: promesa de servicio que duró toda la vida, compromiso, deber, dedicación, devoción.

Después menciona la diversidad cultural y religiosa de la sociedad a quien se dirige como rey, y su compromiso y servicio a sus valores, la Iglesia, el parlamento y los principios constitucionales. Este bloque es primordial en su mensaje.

Reiterando su promesa de compromiso con el deber, pasa a mencionar cómo quedan los cargos y los títulos de su familia. Habla de todos por su nombre, buscando familiaridad: Camilla, Guillermo y Catherine, y mención también a Harry y Megan. Aprovecha la ocasión para hablar del afecto con el que siempre llevó los títulos de Cornualles (Escocia) y Gales, a quien designa como países. No hay que olvidar que parte de la sociedad de Escocia y Gales rechazan a estos reyes y la unión con los ingleses.

Después se dirige directamente a la audiencia para agradecerles las condolencias recibidas. Al hablar, enfatiza largamente la palabra «vuestras» condolencias, y su máximo agradecimiento. Pone así en el centro a todo el que escucha el mensaje: «sois importantes para mí», venía a decir. Es interesante el recurso que emplean los angloparlantes de entonar una o varias palabras para o destacarlas o desambiguar.

Y en el último bloque, se dirige directamente a su madre, y su lenguaje no verbal trasluce la emotividad que le embarga, tanto en la expresión facial como en la voz, las pausas y la posición de la cabeza. Finaliza con una cita de Hamlet, de Shakespeare: «May flights of angels sing thee to thy rest».

Como hilo conductor: un discurso lleno de afecto por todo y todos, que constantemente hace extensivo a Reino Unido y la Commonwealth, a personas de toda cultura y fe; la cultura, la fe, el origen, el lugar donde uno vive… están incrustados fuertemente en el conjunto de la identidad, y es buena idea mostrar inclusión y mención a estos aspectos. Sirva también para nosotros cuando haya que establecer lazos y rapport.

COMUNICACIÓN NO VERBAL

El encuadre solo recoge la cara y la parte superior del torso. No se ven las manos, pero tampoco hace gestos con las manos o brazos, en un estilo muy inglés y regio. Ya sabemos que los ingleses son prácticamente hieráticos en comparación con la alta expresividad de españoles, italianos o latinos. Y no solo eso, sino que en la clase social más alta, hacer gestos es considerado una vulgaridad.

La falta de gesticulación normalmente dejaría coja la comunicación global, pero en este caso de discurso en un momento de luto no se echan de menos los gestos. Además, la mayor parte de las veces, en los discursos preparados los gestos no son espontáneos y lo que hacen es añadir rigidez y falsedad a la comunicación, como en la mayoría de discursos políticos.

Cuando no se gesticuliza, la atención por parte del receptor recae en el lenguaje verbal y en la expresión facial (o los elementos corporales disponibles), que se escudriñan con más atención. Porque al final, como receptores necesitamos apoyarnos en las señales no verbales también, las que sean. Por eso, podemos percibir fácilmente que Carlos está sereno, pero visiblemente se afecta en momentos como cuando al final se dirige a su madre, instante en el que baja la mirada y necesita una breve pausa para controlar su expresividad (hace un gesto con la boca) y seguir.

El entorno también comunica: en una de las dependencias del palacio de Buckinham, con dos grandes columnas de fondo. Un enfoque imponente que acentúa la figura de Carlos como rey.

Lo que más destaca en esta intervención es el gran contenido emocional que lleva el discurso verbal: mi querida madre, duelo, mi madre como reina, promesas, devoción, sacrificios, amor intenso a la tradición, mi esposa amorosa, estamos unidos para acompañar a mi madre, mi querida mamá, mi querido papá, nuestra familia de naciones.

Se percibe desde ya un nuevo estilo de comunicación. Carlos, siendo hombre, se va a poder permitir mostrar sensibilidad. Su madre, mujer y de otra época, tuvo que acercar su estilo a otro más neutro en la dimensión masculino-femenino, rodeada como estaba de otros hombres y de otra época.

Carlos llega en un tiempo en el que el estilo de liderazgo que ahora se busca (tanto en empresas como en líderes políticos en Occidente) le permitirá ser él mismo: sensible y atento a los afectos. Eso sí, con el porte regio y solemne que el cargo exige. Además, no hay que olvidar que es jefe de la Commonwealth, una alizanza comercial donde muchos de los 54 países, entre ellos India, Pakistán y muchos países africanos, esperan estilos de liderazgo más masculinos. Tendrá que saber adaptarse, como su madre, a su amplio y diverso público.

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Añadido: muy poco después de este discurso redondo y emotivo, pudimos ver al nuevo rey de Inglaterra gesticulando de forma impaciente y despectiva, lo que, en mi opinión, emborrona ese gran estreno como monarca. Como se suele decir, noblesse oblige…

Nuestra imagen, la huella que vamos dejando, es la suma de todo: de cuando nos lo hemos preparado y también de cuando somos espontáneos. ¡Qué importante es cuidar siempre nuestro lenguaje no verbal!

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