Atractivo: el fallo en el reparto de The Crown 5 y 6

¿Hasta qué punto marca la diferencia el atractivo? ¿Es uno de los aspectos que nos definen?

El reparto de la 5ª y 6ª temporada de The Crown me ha servido estos días para observar sobre algo que nos afecta a todos a diario: la belleza y el atractivo. Nos afecta como portadores (o carecedores) y nos afecta como contempladores.

Empiezo por el tirón de orejas a los directores de casting de The Crown, una serie que destaca en casi cada aspecto y una de las producciones más caras de la historia. En general excelente en cuanto a escenografía, recreaciones, vestuario, casting, guión e interpretación en cada temporada, en las temporadas finales ha fallado en la elección del personajes del príncipe Carlos por un sencillo motivo: ha pasado por alto el factor «atractivo».

En la 3ª y 4ª temporada de la serie, se eligió para el papel del príncipe Carlos al actor Josh o’Connor (imágenes de abajo), cuya interpretación le valió 5 premios de la crítica, entre otros un Emmy y un Globo de Oro. Su certera imitación del lenguaje no verbal como la vocalización, las miradas, la inclinación de la cabeza hacia delante, la gesticulación junto con la caracterización en materia de vestuario y peinado, fueron esenciales para la recreación del personaje. Pero ese éxito se debe también a elementos muy reconocibles del aspecto físico del ahora rey Carlos, en concreto las orejas perpendiculares o el tono rosado de la piel. En conjunto, la similitud entre la persona real y el recreado hacen que el personaje resulte creíble al espectador, y su aspecto resulte coherente con los hechos sucedidos y la personalidad.

Sin embargo, fijémonos abajo en el personaje de las temporadas 5 y 6. Hay un problema. ¿Cuál es?

¿Puede un actor atractivo hacer el papel de un hombre al que le gustan las flores y vive atormentado por la opinión de su madre?

El actor Dominic West hace una interpretación también sublime del personaje. Muy observador de los gestos adaptadores de la manos (siempre tocándose algún dedo o anillo), de los gestos tan idiosincráticos con la boca, también el acento, la postura… Pero por muy buena interpretación que haga West, hay algo que no puede evitar ser incoherente y echar por tierra la comunicación no verbal del personaje: Carlos es feúcho y Dominic West, atractivo. ¿Importa? Importa tanto, que el personaje no es creíble.

Aquí podríamos abrir debate, y los detractores de lo que afirmo pueden traer a colación cantidad de refranes y dichos sobre la subjetividad de la belleza y el atractivo:

  • Beauty is in the eye of the beholder
  • Nada es verdad ni mentira, todo depende del cristal con que se mira
  • O, como una vez me dijo un taxista mayor que solían decir en su grupo de amigos, «¡No hay novia fea!»

BELLEZA, ATRACTIVO Y PROPORCIÓN

Parte de razón hay en esos dichos. A cada cual le gusta lo que le gusta, y la belleza de alguien no solo reside en un conjunto de rasgos físicos sino que la actitud, los comentarios, la voz… todo es cuenta.

Sin embargo, tenemos varias certezas. Por un lado, sabemos que en la belleza la simetría tiene un papel importante. No la simetría total, pues hay estudios que muestran que curiosamente un rostro con una simetría absoluta se prefiere menos que uno con alguna asimetría mínima. Pensad en una ciudad: el centro de Roma con su simetría de alturas de tejados y materiales, resulta mucho más bella al ojo que cualquier centro de otra ciudad en la que cientos de edificios de diferentes alturas, anchos y estilos rompen la armonía. Esto en cuanto a belleza.

Por otro lado, se sabe también que en el hombre, a las mujeres nos suele parecer más atractivo encontrar por lo menos algunos rasgos prototípicamente masculinos, que se deben al dimorfismo sexuel (diferencias entre mujeres y hombres resultantes del desarrollo hormonal): nariz mayor, ojos más pequeños, mandíbula marcada, y todo lo que nos diferencie. Y en la mujer, el hombre prefiere los rasgos más asociados a la juventud (niñez, en realidad) y feminidad, como nariz pequeña, ojos grandes, líneas redondeadas… (A pesar de eso, todos tenemos en mente mujeres y hombres que nos han gustado y que no entraban en esos esquemas, y es genial también.)

Pero lo que he observado es que ni la simetría ni los rasgos del sexo opuestos son suficientes para resultar atractivo o atractiva. Hay algo importante también: la proporción.

En el caso del reparto de The Crown, Carlos de Inglaterra tiene una desproporción clara entre los tercios del rostro. En el estudio del rostro (lo que se llama visagismo) se estudian las proporciones entre las zonas de frente, nariz y boca. En el caso de Carlos, el tercio de la nariz es desproporcionadamente largo respecto a los otros 2: la frente pequeña, la nariz larga, y la zona de la boca otra vez reducida. Y aunque en los hombres la nariz grande suma en el atractivo, me temo que eso sucede mientras se mantengan ciertas proporciones.

VULNERABILIDAD Y DOMINANCIA

Además, Carlos suele tener una expresión facial que transmite vulnerabilidad por la posición de las cejas (con el extremo hacia abajo y el centro hacia arriba, como en la expresión facial de tristeza, vergüenza, empatía…), al menos en muchas de las imágenes que de él se tienen:

En cambio, Dominic West, aunque en su actuación intenta activar los mismos músculos frontales para dar con la misma expresión (de ahí la cantidad de arrugas), sus cejas siguen fruncidas y bajas en el centro igualmente, no logrando esa misma apariencia de vulnerabilidad o afabilidad, sino que su rostro sigue siendo más agresivo y dominante:

De modo que en las temporadas 5 y 6 tenemos un príncipe Carlos atractivo («hot» como he visto que opinaban en medios anglófonos) y dominante. Y por ese motivo… el personaje no resulta coherente. ¿Un hombre tan atractivo, de aspecto recio y dominante, interesado por las flores y atormentado por las relaciones de familia y la opinión de su madre? Veredicto: no creíble.

Con la recreación del personaje de Lady Di, interpretada por Elizabeth Debicki en las temporadas 5 y 6, no hay ese problema: existe equilibrio entre el grado de atractivo de la persona real y la del personaje. El único pero sería la notable mayor delgadez de Debicki (fijaos en brazos y piernas de las imágenes), que añade fragilidad al personaje, quizá algo buscado también.

Si en el caso de la recreación del príncipe Carlos es un fallo el escoger a alguien asimétricamente atractivo, hasta el punto de que cuesta entrar y creerse el personaje y sus actos, ¿hasta qué punto es determinante el atractivo en una persona? La importancia del atractivo, más allá de la belleza, es enorme en nuestro día a día. Esperemos que los defensores de las teorías igualitarias no lo descubran e impongan formas de igualarnos a todos por abajo, como en otros aspectos.

RECREACIONES COHERENTES EN SERIES Y CINE

Para concluir, os pongo otras recreaciones de personajes más acertadas. No solo es importante que se parezcan físicamente sino que el grado de atractivo sea el mismo.

SERIE THE DROPOUT. Amanda Seyfried bordó el pape de Elizabeth Holmes en el biopic The Dropout. El grado de atractivo es mayor en Amanda, pero las conductas extrañas como abrir los ojos desmesuradamente entre otros, hacían coherente el personaje.

ELVIS, EL COMIENZO (2005). Los rostros de Jonathan Rhys-Meyers y Elvis son de partida similares en rasgos y atractivo, aunque Rhys-Meyers resultó algo femenino tras la caracterización debido al mayor contraste del colorido del rostro pues es considerablemente más pálido de piel que el cantante.

ELVIS (2021). Sin parecerse en origen a Elvis Presley, la caracterización de Austin Butler dio buen resultado. Además, Butler se esmeró especialmente en el uso de la voz, algo muy característico de cada ser humano. No solo los rasgos han resultado similares, como la mandíbula más bien afinada, sino la proporción.

Para finalizar, solo deciros que el atractivo se puede trabajar. No se trata de haber nacido con unos rasgos determinados, sino mucho de actitud, de la conducta que tenemos ante el día a día… y la que tuvimos en el pasado.

Saludos,

Ana

Las falsas apariencias, tema transversal en Sound of Freedom

La película pone en evidencia cómo la gestión de la apariencia es clave para conseguir los objetivos, ya sean nobles o perversos.

Sound of Freedom, producida en 2018 y estrenada en 2023 tras un curioso periplo hasta que pudo ver la luz, tiene como doble objetivo explicar:

  • por qué el negocio de explotar niños es mucho más rentable que otros negocios, como por ejemplo las drogas: mientras que la cocaína se usa 1 vez, a un niño lo puedes vender hasta 10 veces al día.
  • denunciar que en el propio Occidente hay un gran mercado de consumidores de sexo con niños, es decir, de pedófilos con medios.

La película hace un llamamiento a la realidad de la esclavitud infantil basándose en la historia real del ex agente de seguridad nacional Tim Ballard, quien logró rescatar de la trata a decenas de niños así como promover la cooperación entre EE.UU. y otros países de América contra el comercio y explotación de niños. Una película sin más pretensión que visualizar la triste temática, representada y producida por outsiders de Hollywood (léase outsiders como una calificación positiva) como Jim Caviezel, Mira Sorvino, Eduardo Verástegui o Mel Gibson.

Tras verla 3 veces en el cine acompañada por diferentes personas, pude empaparme bien de la película y me sorprendí a mí misma analizando una cuestión específica y transversal. Se trata del constante foco puesto en la apariencia, no solo en la imagen personal o entorno, sino en la modificación de nuestro lenguaje corporal habitual para ser percibidos como lo que no somos y poder acercarnos a determinadas personas sin que salten las alarmas. Lo que me hace preguntarme si la apariencia abarca mucho más de lo que habitualmente tratamos.

Si no has visto aún la película, mejor deja de leer para que no te hagamos espóiler, porque si vas a verla la disfrutarás tanto como yo.

Cuando la apariencia se usa para engañar a los demás, ya seas el bueno o el malo

La película subraya en diversas ocasiones de forma explícita el papel que el lenguaje no verbal puede tener en las interacciones. También, vemos a personajes aconsejando a otros personajes sobre cómo moverse, mirar o vestirse. Metalenguaje no verbal. Estos son la mayor parte de los casos:

• El protagonista, que en origen se dedica a detener pedófilos, se acerca a uno de ellos para obtener información, haciéndose pasar por un pedófilo más. Cambia su conducta no verbal dominante habitual por un comportamiento cercano gracias a mantener distancias cortas, el tono bajo de voz, largas miradas de complicidad con la cabeza inclinada y el tacto.

• Una ex modelo traficante que se vale de su apariencia de éxito y glamour para encandilar y engañar a niños y padres. Ataviada con prendas y un estilo elegante propio de Madison Avenue, transmite lujo y fiabilidad a esas familias que sueñan con una oportunidad sana de sacar a sus hijos de la pobreza.

• Niños a los que se les enseña a posar mirando a cámara con un punto entre cercano y desafiante. Niñas a las que se les pinta los labios y se les muestra cómo usar el pelo como reclamo y modificar la postura, dejando de lado su candor infantil.

• Al agente Tim Ballard, que aterriza en Cartagena (Colombia) con la intención de encontrar a una niña concreta entre traficantes, lo primero que le recomienda otro rescatador de niños es que abandone de inmediato su aspecto de «anuncio de Banana Republic» y se ponga lo que lleva cualquier turista que busca relajadamente «acción» con niños en esas tierras: unas chanclas, bermudas y camisas estampadas abiertas a medio pectoral.

Pero una camisa de flores y unas chanclas, por sí solas, no van a bastar para impresionar a mafiosos que lo que quieren es oler a pasta. ¿Alguien había dudado de que los espacios físicos donde desarrollamos nuestra vida (el coche, la vivienda, el club, el despacho)… hablan de nosotros, o si son falsos, cuentan buenas mentiras de nosotros? Tim Ballard lo sabía y convenció a sus aliados de que pagasen altas sumas para alquilar islas y mansiones, e impresionar así a los malos. Y si pensáis que se trata de malos muy tontos… en absoluto. Especialmente con personas a las que no conocemos, ¿quiénes no nos hemos fijado y fiado de las apariencias (ciertas o atrezzo) para formarnos una opinión?

• Pablo, el personaje que interpreta Eduardo Verástegui y que financia los planes de Tim Ballard, dedica un buen rato a ensayar cómo saludar a la guapa traficante para crear una buena primera impresión. Por un lado parecer un millonario pedófilo creíble, y por otro emplear con ella seducción (mirada intensa, hablarle bajo al oído) y persuadirle así de que traiga niños a su isla. La seducción es un camino corto para convencer.

• Los traficantes exhortan a los niños a que cambien sus expresiones temerosas y anden ligeros y sonrían para no defraudar lo que esperan sus clientes.

Parecer lo que no somos y aparentar el estado de ánimo que no tenemos es algo que hacemos con frecuencia. En este largometraje es interesante cómo esos cambios pasan a formar parte de la trama y el guión.

Como profesionales, nuestro esfuerzo por cuidar las apariencias no debería ir en dirección de simular lo que no somos, es decir a mentir, sino lo contrario: asegurarnos de que estamos mostrando a nuestro entorno nuestro conocimiento, know how, profesionalidad, etc.

Con frecuencia, nuestra apariencia se queda corta y le va bien un refuerzo, ya sea en cuánta pasión pongo al presentar mis servicios, si me visto acorde a la profesión, si las redes cuentan lo mismo de mí que cuando hablo en persona. De vez en cuando va bien revisar si sigue habiendo esa necesaria coherencia entre lo que soy y lo que aparento.

Y para finalizar, del reparto destaco el papel que interpreta Cristal Aparicio (a su vez una niña rescatada de las redes de explotación infantil), quien borda la expresión corporal y facial y convierte sus escenas en momentos de gran credibilidad emocional y su consiguiente impacto en el espectador.

No hace falta que os diga que os recomiendo enormemente la película (si tras este post os queda aún misterio para verla) por valiente, por ir a contracorriente y porque os hará pensar.

Abrazos,

Ana

Emoción Básica vs Emoción Construida

La Teoría de la Emoción Construida, de Lisa Feldman Barrett, niega muchos de los postulados más aceptados hasta la fecha en teoría de las emociones, y propone un apasionante y controvertido enfoque donde el cerebro es protagonista.

Una parte del estudio y aplicación de la comunicación no verbal se ha centrado en las últimas décadas en enfatizar el papel que desempeñan las emociones en nuestra expresión no verbal, especialmente en la expresión facial. La gran mayoría de los profesionales (sino todos) al inicio hemos bebido de las mismas fuentes, desde Darwin y Allport, hasta Ekman, Friesen, Tomkins y Matsumoto, que catalizan en la Teoría Básica de la Emoción (BET por su sigla en inglés).

Heredando planteamientos esencialistas griegos y la dicotomía pasión-razón, parte del enfoque evolucionsita de Darwin y el universalismo de Descartes, esta teoría, con sus diversos remiendos para ir sorteando los desafíos teóricos, está muy presente en la educación emocional, lo que se aplica en coaching, en los análisis en la televisión, las entrevistas policiales, y hasta en el cine…

EN RESUMEN, LOS POSTULADOS DE LA BET SON:

• Existe un grupo reducido de emociones discretas, universales, que el ser humano hereda genéticamente. Estas emociones son las primeras en aparecer y tienen un patrón cerebral, fisiológico específico igual en todos los seres humanos, así como un patrón expresivo facial prototípico.

• En tiempos pasados nos ayudaron a superar las adversidades de la supervivencia, y nos permitieron sobrevivir en un medio hostil así como comunicar nuestros estados internos.

• Las expresiones faciales prototípicas asociadas a cada emoción básica se pueden ver especialmente cuando la activación es muy alta o bien si estamos a solas, pues cuando estamos en compañía de otros modularíamos nuestra expresividad facial emocional en base a normas culturales, llamadas display rules.

• Las emociones básicas son: miedo, ira, alegría, tristeza, asco, sorpresa y desprecio, aunque varían según los autores.

TEORÍA DE LA EMOCIÓN CONSTRUIDA

Lisa Feldman Barrett, neurocientífica canadiense, plantea en su libro How Emotions Are Made un enfoque completamente diferente, a la luz de sus propios estudios basados en un enfoque neurocientífico. Por un lado, cuestiona con dureza los postulados de la Teoría Básica de la Emoción, incluyendo las teorías de appraisal y sus fuentes previas (lo que ella llama «visión clásica de la emoción»). Por otro lado, ofrece planteamientos sobre la emoción desde el enfoque neurocientífico. Lisa partía al inicio de su carrera de la visión clásica y cuando llevaba a cabo diversos estudios comprobó para su sorpresa que no podía ratificar muchos de los dogmas de las emociones básicas y su expresión facial. Ahora lidera el Interdisciplinary Affective Science Laboratory y ha creado la revista Emotion Review, junto a la International Society for Research on Emotion (ISRE).

El libro How Emotions Are Made presenta una controvertida teoría sobre cómo se crean las emociones, dando por mitos los pilares de la teoría de la emoción básica.
Este libro de Feldman Barrett cuestiona cada parte de la TEB, tildando de mito muchos de sus postulados. Es controvertida a la par que apasionante y en cada capítulo aborda una pieza del puzle que suponen las emociones.

En este artículo os planteo una comparativa entre el enfoque clásico de emoción y la Teoría de la Emoción Construida (TCE en inglés), esperando que sea útil y nos permita ampliar nuestras miras como profesionales así como abrir diálogo. Lo hago en modo comparativa porque la BET y sus evoluciones es el punto de partida y marco general de aplicación profesional mayoritario.

Para simplificar, pongo aspectos clave de la visión clásica, y cómo los abordan ambos enfoques (desde mi entendimiento):

PAPEL DE LA EVOLUCIÓN

BET. Las emociones están ligadas a la evolución y la herencia genética. Son respuestas automáticas de nuestro cuerpo, para poder enfrentarnos a situaciones del entorno y sobrevivir.

TEC. Las emociones se transmiten de una generación a otra gracias a que nuestros genes permiten que cada generación cablee los cerebros de la siguiente generación, por medio de los conceptos, aspectos morales, valores… que cada cultura desarrolla y que se van heredando. Nuestro cerebro predice qué gasto de energía va a necesitar ante cada situación.

CATEGORÍAS DE EMOCIÓN

BET. Categorías de emoción: ira, miedo… estáticas y cerradas.

TEC. Al contrastar las categorías de emoción con el método científico, encontró que las emociones prototípicas que son las más infrecuentes en la vida real. Hay enorme variedad en cada emoción (dentro de la ira, tristeza…), por lo que as emociones serían conceptos flexibles, en los que cada emoción no es una categoría en sí misma sino un ejemplo de esa emoción. Alguien feliz 1, alguien feliz 2 y alguien feliz 3 crearían la categoría de felicidad.

ESTÍMULOS DESENCADENANTES

BET. Cada una de las emociones básicas cuenta con una lista cerrada de elementos que la desencadenan (estímulos). Estos estímulos serían comunes para todos los seres humanos. Por ejemplo, en la ira: situaciones injustas, ataques a la integridad física o moral propia o de otro, la inmovilización, impedimentos a conseguir un objetivo, entre otros.

TEC. El cerebro que actúa por estímulo-respuesta es un mito. El hace predicciones de cómo debe responder ante cada situación para gestionar de la forma más eficiente los recursos cerebrales que necesitaremos. Amplía su repertorio predictivo para incluir todo aquello que pueda impactar nuestro presupuesto cerebral (brain budget), de modo que se cubran las demandas metabólicas del cuerpo. La actividad cerebral consiste en predicción y corrección. Somos arquitectos de nuestra propia experiencia emocional.

ESPECIALIZACIÓN CEREBRAL

BET. Los seres humanos contamos con unas estructuras cerebrales especializadas en la emoción (amígdala, hipotálamo, tálamo…), heredado supuestamente de los primeros mamíferos. Envolviendo este «cerebro emocional» estaría el córtex, encargado del pensamiento racional.

TEC. Todas las divisiones del cerebro están presentes en todos los vertebrados. El cerebro se fue desarrollando de la siguiente manera: se reorganizó a medida que se fue expandiendo para mantener la eficiencia y la agilidad.

No existe ninguna estructura cerebral especializada en las emociones, sino que son redes neuronales que sirven también para otras tareas (eficiencia cerebral) y para cada ejemplo de emoción se dan unas redes diferentes (degeneracy, un concepto clave de cómo se construyen las emociones).
Los estudios llevados a cabo con resonancia magnética no mostraban activación consistente y exclusiva en ninguna estructura, ni siquiera en la amígdala.

APARICIÓN SEGÚN LA EDAD

BET. Nuestro cerebro está cableado para desde el nacimiento desarrollar las emociones las básicas. Durante los 3 primeros meses de vida los procesos madurativos y de aprendizaje ya permiten la aparición de las emociones primarias, a partir de las cuales se irán desarrollando un mapa emocional más complejo según va tomando conciencia de su individualidad y las normas del entorno.

TEC. Las emociones se construyen mediante predicciones (sobre cuántos recursos tendré que emplear, lo que denomina brain budget), y predecimos solo con los conceptos que poseemos.

Los bebés sienten placer/diplacer desde que nacen. A los 3-4 meses adquieren conceptos relacionados con el afecto, placentero/displacentero. Los conceptos adultos de emociones se desarrollan más tarde (cuánto más tarde es una cuestión aún abierta), durante toda la edad adulta y se aprenden también de otras lenguas y culturas.

El cerebro de los bebés no predice bien porque le faltan la mayoría de los conceptos que tenemos como adultos. Por otro lado, hay adultos con mayor riqueza emocional y personas pobres en emociones (en experimentarlas y reconocerlas) ya que cada persona adquiere y desarrolla un potencial emocional basado en conceptos, el lenguaje, en su riqueza experiencial, social y cultural. La conceptualización por medio del lenguaje verbal es un elemento clave en esta teoría. Sin lenguaje verbal, no habría emociones. La dimensión emocional de cada individuo la llama granularity, y uno puede tener granularity alta o baja.

PATRONES IDENTIFICABLES PARA CADA EMOCIÓN

BET. Cada emoción básica tiene un patrón neurológico, fisiológico y conductual específico que permite distinguir una de otra (y que responden a cuestiones adaptativas al entorno). Las emociones vendrían prefabricadas en el sistema nervioso.

TEC. El sistema nervioso está cableado para la interocepción (afectos) y hacer predicciones, pero si no se tienen los conceptos de, por ejemplo, miedo, tristeza o schadenfraude para crear una categoría, no se da la emoción, sino solo una serie de señales sensoriales.

Niega cualquier patrón (lo que Feldman Barrett llama fingerprints of emotion). Las emociones son acuerdos/constructos sociales, que afectan al cableado cerebral y las respuestas fisiológicas. La respuesta en el cerebro y en el cuerpo se caracteriza por la variación. Los diferentes conceptos, cultura y experiencia es lo que cablea el cerebro (construcción social, cultural y neurológica).

EXPRESIONES FACIALES (y corporales)

BET. Existe una expresión facial prototípica para cada emoción básica: los músculos faciales realizan movimientos concretos en cada emoción, creando una configuración discreta. Un observador puede distinguir las expresiones faciales de ira, alegría, sorpresa, asco, desprecio y miedo, y reconocer esas emociones básicas en la persona a la que observa.

La expresión facial sería la señal de que alguien está sintiendo una emoción específica, por unos desencadenantes específicos.

TEC. En expresión emocional, la variación es la norma. A veces se expresa la alegría de una menera, a veces de otra. No existen expresiones faciales prototípicas que podamos asociar a cada emoción, sino que la expresión completa es en realidad una construcción/suma de varios elementos vistos con el paso del tiempo (por ej., en la tristeza: un día unas cejas elevadas, otra ocasión unas comisuras que descienden, etc.). Existen solo en la visión clásica y en las películas, y de ahí han pasado al colectivo occidental.

UNIVERSALIDAD DE EMOCIONES & EXPRESIONES FACIALES

BET. Estas expresiones faciales de emoción son universales: todas las personas del mundo, al margen de su cultura, harán estas expresiones faciales prototípicas al sentir alguna de las emociones básicas.

TEC. Niega la universalidad de las emociones y de las expresiones faciales. Las emociones y su expresividad dependen de los conceptos enseñados por la familia/cuidadores, la cultura en la que uno vive, así como de una mayor o menor riqueza lingüística, experiencial e intercultural en la que nos desarrollamos. Aparecen porque hacemos predicciones en base a lo anterior.

ESTUDIOS DE UNIVERSALIDAD

Con los estudios de universalidad, los teóricos de la emoción básica demostraron que todas las personas tenemos las mismas emociones y expresiones. ¿Usaron un método incorrecto?
Paul Ekman en Papúa Nueva Guinea, un lugar que no estaría influenciado por la cultura occidental y donde también se hicieron pruebas sobre la validez de la universalidad. Pruebas cuyo método cuestiona Feldman Barrett.

BET. Los estudios de universalidad son más de un centenar de estudios científicos que se han hecho a lo largo de las últimas décadas para contrastar que las expresiones faciales de emociones básicas están presentes en todos los seres humanos al margen de su cultura, origen geográfico, sexo, etc. Ante los mismos estímulos, se sienten las mismas emociones, y se expresan y reconocen facialmente de la misma manera.

Se probó hasta en lugares donde supuestamente no había contacto con la civilización occidental, como las pruebas de Papúa Nueva Guinea que hicieron famoso a Ekman.

La importancia de los resultados, consistentes, es que garantizaban la aplicación de los conocimientos sobre emociones y expresión facial en ámbitos como la seguridad nacional, y a partir de ahí, en otros ámbitos.

TEC. Según la autora, los estudios estarían mal hechos pues en cada estudio de universalidad están presentes los conceptos de emoción expresados verbalmente y según la cultura occidental, y esa consistencia en la intermediación de esos conceptos es lo que da como resultado la universalidad.
Cuando en su laboratorio de investigación replicaron algunos estudios de universalidad sin los conceptos de emoción, no obtuvieron los mismos resultados.
Por ejemplo, cuando se pidió a miembros de la tribu himba (África) que describieran libremente las fotos con expresiones faciales prototípicas, no lo hicieron mediante conceptos verbales emocionales sino según los comportamientos que veían, por ej: «están mirando».
La autora se plantea: «¿Y si las emociones universales no son en absoluto un hecho, sino la prueba de algo diferente? Por ejemplo, de nuestra habilidad para usar conceptos para afinar la percepción. «

Los conceptos de emoción son un elemento crítico para poder sentir y percibir emociones.

APLICACIÓN PROFESIONAL (especialmente ámbito policial & judicial)

BET. Al ser emociones universales asociadas a expresiones faciales discretas y también universales, los observadores adiestrados pueden reconocer las emociones que se sienten, e inferir los estímulos presentes. Esto tiene utilidad en ámbitos como la policía, interrogatorios, juicios, educación infantil, relación médico paciente, psicoterapia…

TEC. Dedica capítulos enteros a advertir de los peligros de la aplicación de la BET o versiones extendidas en los diversos campos profesionales y señala las graves consecuencias que puede tener. Por ejemplo, durante un juicio con jurado, la expectativa de cómo debería expresar un reo culpa puede influir en que el jurado lo declare culpable o inocente, o que el juez rebaje la condena, sin ser real puesto que la variedad es la norma. O si un hombre actuó violentamente contra su mujer por celos, se considera un mitigante de la pena.

Se muestra muy crítica los millones de dólares invertidos en la seguridad nacional de EE.UU. con las premisas de la BET y los nulos resultados, así como también advierte de los programas de IA basados en la visión clásica, la educación emocional que se imparte en las escuelas, etc.

INFLUENCIA DE LA CULTURA

BET. La cultura y lo social tienen un peso en la expresión: modulamos la expresión facial prototípica de las emociones según las normas de cada cultura, que nos orientan sobre cuándo y cómo expresar emociones. Son las llamadas display rules. Cuando estamos solos, en cambio, operarían las solitary rules, y mostraríamos la expresión facial completa.

TEC. Al negar las expresiones prototípicas, y sugerir que cada vez sentimos una emoción de una forma diferente y la expresamos de una forma diferente, no existiría esta división entre qué es «innato» traído de serie y qué es modulado por normas sociales.

La cultura desempeña un papel importante en esta teoría, no tanto en la expresión sino sobre todo en la conceptualización. Hay culturas que no tienen alguna de las emociones básicas (por ejemplo una tribu nativa del polo norte carece de tristeza) porque la conceptualizan de otra manera. Y hay culturas que cuentan con cantidad de emociones diferentes. La cultura no tendría un papel modulador sino conceptualizador.

DICOTOMÍA RAZÓN EMOCIÓN

BET. Los circuitos cerebrales racionales (corticales) y circuitos emocionales (subcorticales) están en constante diálogo, de modo que el pensamiento racional, consciente, puede modular las emociones, más inconscientes. Según el contexto y la activación, se puede actuar bajo los efectos de las emociones («las emociones nos poseen»). Ante un puñetazo que diéramos al estar enfadados, la visión clásica echaría parte de la culpa al circuito de la ira.

TEC. Devuelve la responsabilidad última del comportamiento a la persona. Somos responsables de nuestros actos, incluso en situaciones límite. Muy crítica con la emoción esperada, sobre todo por las consecuencias que estas expectativas pueden tener en el ámbito policial, judicial, médico… Esta teoría extiende la noción de responsabilidad más allá del momento del daño. Nuestro cerebro es predictivo, no reactivo.

MARCADOR SOMÁTICO de DAMASIO

BET. El factor emocional que entra en juego a la hora de tomar decisiones. No existiría la decisión puramente racional pues siempre aparece en nuestro pensamiento racional la perspectiva y consecuencias emocionales en base a nuestra experiencia. Por eso hay personas que, tras un un accidente o afectación en la zona orbitofrontal, tienen dañadas de forma irreversible las conexiones entre ambos «sistemas», haciéndoles tomar decisiones socialmente erróneas y autodestructivas, como no priorizar tareas, comportamientos deshinibidos inaceptables socialmente, etc. El poder prever las consecuencias emocionales de nuestros actos sería una guía, que se da gracias al diálogo constante entre ambas estructuras cerebrales.

TEC. Cada pensamiento, recuerdo, emoción o percepción que construimos en nuestra vida incluye algo sobre el estado de nuestro cuerpo. La red interoceptiva (afectiva) que regula el presupuesto corporal (body budget) desencadena una cascada de posibles reacciones emocionales en cada situación, en base a la experiencia previa.

RESUMEN, EN TERMINOLOGÍA

Los planteamientos suponen un cambio en la terminología de un enfoque y otro.

PARA FINALIZAR

Se trata de un planteamiento radicalmente diferente al enfoque evolutivo, heredado, universal. Las diferencias surgen desde la propia concepción de emoción y cómo surgen las respuestas ante las situaciones a las que hacemos frente diariamente. Y se extienden a la expresividad emocional y las aplicaciones en la vida diaria, tanto en el desarrollo personal como en la práctica profesional y social.

En el libro la autora explica de manera didáctica con ejemplos del día a día, estudios hechos por su laboratorio y experiencias con otras culturas alrededor del mundo, cada punto de la Teoría de la Emoción Construida, teniendo como telón de fondo la neurociencia. A la vez, critica con vehemencia la predominancia de la visión clásica.

¿Qué echo de menos? Referencia a otras teorías, como la Visión Ecológica del Comportamiento, en la que no se da un significado emocional a las expresiones faciales sino que estas toman sentido en la interacción, y que también plantea la posibilidad de que cada cultura conceptualice de forma diferente las emociones.

También, me ha sorprendido que se afirme que el lenguaje verbal estaría en la génesis de las emociones, y sin él una persona no tiene conceptos de emoción ni la propia emoción.

Lo que me ha parecido más sugerente es el atrevimiento a presentar algo totalmente diferente, que hace cuestionarnos lo que dábamos por válido durante tanto tiempo, y sin duda abre la caja de Pandora a otras perspectivas que no se pueden ignorar, al menos como profesionales.

Sin duda son planteamientos controvertidos y atrevidos, que invitan a la reflexión y a la transición hacia nuevos enfoques.

¿Atribuimos emociones humanas a animales?

Emociones animales

Aunque los animales nos resultan familiares y parece demostrarse que tienen emociones y sistemas afectivos, ¿damos demasiado por supuesto que sus emociones tienen que ser las mismas que conocemos en el ser humano?

El otro día viendo un documental de National Geographic sobre la costa del norte de España me sorprendí a mí misma dándole para atrás al mando y tomando notas. Era un documental precioso con unas imágenes espectaculares de acantilados, olas y formaciones geológicas insólitas. También se centraba en la fauna que habita estas costas y lo que me llamó la atención fue que constantemente se atribuía emociones y estados mentales humanas a los animales.

Ejemplos específicos:

  • peces que sienten curiosidad por saber qué se mueve bajo la arena
  • cormoranes que se frustran al partir ramas para hacer el nido
  • halcones preocupados porque su nido se ha destrozado tras una nevada inesperada
  • los polluelos esperan ansiosamente a que vengan los padres a darles de comer
  • los halcones han decidido vivir en esta costa por al gran abundancia de comida disponible

En las diversas culturas contamos con tradiciones seculares de historias populares y literarias protagonizadas por animales que tienen virtudes, vicios, emociones y rasgos humanos. Fábulas, cuentos, refranes y ahora películas y merchandising con moralejas que enseñan lecciones de vida. Así es como hemos atribuido astucia al zorro, cobardía a las gallinas, nobleza al león, maldad al lobo, ternura al oso pardo… que al final poco tiene que ver con la naturaleza de cada especie.

Ya fuera del folclore, varios autores desde Pitágoras a Darwin apuntaban la sofisticación mental de los animales que observaban. Y aunque algunos estudiosos del comportamiento, más orientados a la conducta, prefieren enmarcar las emociones animales en simples estímulos y respuestas, también hay diversas investigaciones que muestran que las capacidades cognitivas y emocionales de al menos determinados mamíferos (desde simios hasta roedores) son más variadas y complejas de lo que creíamos.

Una emoción por ejemplo que parece consistente es la empatía, no solo en la misma especie sino también entre animales y seres humanos: ratas que descartan una recompensa para ayudar a otras que se están ahogando, o perros que confortan a personas tras episodios traumáticos. Y si vives con un animal de compañía seguro que podrías llenar párrafos con situaciones en las que tu amigo animal se comporta de forma emocional más allá de alegrarse de verte.

Que se dedique interés, tiempo y recursos a estudiar más a fondo la cuestión de las emociones en los animales tiene ventajas considerables, entre otras: procurar su bienestar tanto si son mascotas como si son para explotación; formular leyes más favorables hacia ellos; comprender mejor su naturaleza para enriquecer cualquier forma de nuestra coexistencia.

Sin embargo, ver el documental de National Geographic, con «halcones preocupados», «peces con curiosidad», «polluelos ansiosos», etc. me ha hecho cuestionarme si estamos llegando muy lejos con el factor emocional; si se frivoliza, por decirlo de alguna manera. Por un lado, atribuir fácilmente emociones que conocemos como propiamente humanas a los animales puede deformar la realidad y su conocimiento. Por otro lado, por la simplicidad de presuponer que en un contexto concreto encontraremos siempre determinadas emociones, cosa que no tiene por qué suceder.

Al final, estamos aplicando el conocimiento que se tiene sobre la emoción humana al mundo animal a través de interpretar contextos, conductas, y demás que pensamos que son similares a los nuestros. Quién sabe si los animales tienen otras emociones diferentes a las nuestras para poder sobrevivir y vivir en sus grupos, y necesitamos nuevos nombres y conceptos.

El repertorio emocional del ser humano es variado y profuso y aún sujeto de estudio, con diferentes conclusiones según cada enfoque: psicológico, social, neurológico… que no siempre parecen estar de acuerdo. En el terreno de las emociones, aunque se ha avanzado muchísimo, también se rectifica y se añaden nuevas perspectivas.

Los animales, esos fenomenales seres con los que compartimos el planeta, tienen una capacidad mental y afectiva que parece ser compleja y rica; pero es la suya y creo que si les queremos entender, habrá que hacerlo desde la humildad de entender que somos diferentes y que aún tenemos mucho por descubrir sobre ellos.

Conectar. Camaleones conversacionales

Concentrated millennial indian female candidate on vacant place answering question of male hr introducing herself on job interview, attentive man client listening to mixed race woman expert consultant

¿Cómo conectar rápido y mejor con los demás? Ya sea con tus clientes o en el ámbito personal, son muchos los recursos verbales y no verbales que podemos emplear para lograr esa conexión. Uno de los que encuentro más efectivos es amoldarse a la forma de hablar del interlocutor.

En múltiples ocasiones deseamos establecer una buena conexión con alguien, para desde ahí poder alcanzar el objetivo que sea: una buena conversación con alguien nuevo en una cena en la que somos anfitriones o invitados con pocos conocidos, exponer nuestros servicios laborales, empezar con buen pie en un trabajo nuevo, establecer un «algo» positivo con alguien que nos gusta… O quizá solo tenemos ganas de pasar un buen rato: está demostrado que una conversación agradable con alguien ¡nos hace sentir muy bien!

Cada uno de nosotros tenemos a grandes rasgos una forma de comunicar determinada y reconocible. Seguro que si quieres imitar a alguien sabrías hacerlo de forma intuitiva con considerable exactitud. No solo será imitar un acento de una región concreta, sino que más elementos entran en juego. Y seguro que si te pones a clasificar, tú mismo podrías clasificar a tus conocidos en grupos según aspectos determinados de su forma de hablar.

Muchas variables entran en juego que explican nuestra manera de hablar habitual: personalidad, estilo familiar, región de procedencia, aspectos culturales, disposiciones físicas como el aparato fonador, el oído…

Se habla mucho, y da buenos resultados, de la sincronía o mímica no verbal para conectar con el otro. Se trata de ser capaz de imitar algún elemento no verbal reconocible, como su postura o algún gesto. Al parecer esto es algo que de forma natural sucede, en especial cuando hay interés o afinidad interpersonal. Cuando lo hagamos se tiene que hacer de modo discreto.

Inspirándonos en la sincronía no verbal, lo que propongo en este post tiene que ver con ser capaces de prestar atención a aspectos específicos de la forma de hablar del otro, que no supongan un riesgo para la conversación y puedan asimilarse de forma sencilla y también con discreción. A mí me funciona muy bien y lo recomiendo en mis asesorías.

En concreto propongo estos 5 aspectos:

  1. velocidad: ¿habla lento o rápido?
  2. volumen: ¿habla alto, normal o bajo?
  3. cantidad de palabras: ¿da muchos detalles o es escueto en las descripciones?
  4. emocionalidad: ¿incluye preocupaciones, detalles personales … o habla solo de hechos y datos?
  5. interrupciones: ¿interrumpe y acepta saltar de un tema a otro, o necesita poder expresar la idea entera?

Por supuesto, podemos fijarnos en más elementos, como la temática que le interesa, si esa persona emplea o evita el contacto físico, qué tipo de humor tiene (o si no tiene sentido del humor) y mucho más. Pero esa lista de 5 es suficiente y sutil para llevar a cabo ese efecto con el que buscamos conectar de forma más efectiva, poniendo el acento en el bienestar de ambos interlocutores y el éxito de esa comunicación. Es una habilidad trabajable y la vamos a llamar desde hoy camaleones conversacionales.

El camaleón se adapta cromáticamente al entorno para pasar desapercibido. Para nosotros el entorno será el interlocutor, y nos asimilamos a él para conectar mejor.

Detectar e incorporar algunos elementos de la forma de hablar del otro nos puede ayudar a conectar mejor y tener interacciones más exitosas.

¿Cómo llevar a la práctica el convertirnos en camaleones conversacionales? La idea general es acercar de vez en cuando nuestra propia forma de hablar a la del interlocutor. Se trata de ser capaces de identificar 1-2 elementos de la forma de hablar de nuestro interlocutor e incorporarlos para esa conversación en momentos puntuales.

Ejemplo 1

Conoces a alguien nuevo (y de quien te falta información previa). Enseguida te cuenta que le gusta hacer deporte pero hace 1 mes que no va al gimnasio porque tiene una tendinitis y te menciona detalles sobre qué la causó, las inyecciones de cortisona que se ha puesto, lo que le dijo su doctor y su rehabilitador, e ¡incluso quizá te explica el grosor de la aguja de la inyección!… Si no has tenido lesiones similares o hablar de enfermedades no es lo tuyo, lo habitual sería que paséis a otro tema. En cambio, puedes observar que el asunto y sus detalles son importantes para él. Puedes detenerte en el tema y preguntar por más información: ¿a qué doctor fuiste?; ¿cuántos días tardó en irse el dolor?, es cierto que tal o cual deporte desgastan mucho, ¿verdad?, conozco un traumatólogo muy bueno, si quieres te paso el contacto, etc.

Ejemplo 2

Detectas que alguien habla muy despacio. Quizá te entren ganas de interrumpirle o de acabarle las frases. Toma conciencia de que habláis a velocidades diferentes y en vez de interrumpir, espera tu turno mientras asientes con paralenguaje (sonidos) o con la cabeza. Y cuando te toque hablar, modera tu velocidad de habla un poco y concéntrate en no saltar de tema en tema.

Consideraciones:

este acercarse a la forma de hablar del otro recomiendo hacerlo con la intención de conectar con el otro y que sea beneficioso para ambos;

buscar esa asimilación en momentos puntuales de la conversación. Si nos quedamos todo el tiempo en el estilo del otro, puede pasar que si te amoldas a una persona que habla bajito, lento y escueto, la conversación podría languidecer enseguida, sin haber entonces logrado la conexión que buscas. O bien, si nos centramos en demasiados detalles de una temática, podemos desenfocar otros temas de mayor interés y comunes.

Como siempre en cuestiones de comunicación, no se trata de dar fórmulas matemáticas sino de ir enriqueciéndonos con recursos verbales y no verbales diversos, y saber aplicarlos en la dosis apropiada en cada ocasión. Las habilidades comunicativas se pueden trabajar, y hay diversas estrategias. Pasar del modo automático al modo tengo la sartén por el mango e ingredientes varios para ir añadiendo.

En este caso, la habilidad es sencilla: para ser todo un camaleón conversacional, retén estos conceptos clave: identificar, incorporar, por momentos, y siendo sutiles. Y quién mejor que tú para identificar las dosis y los momentos idóneos para asimilar tu forma de hablar a la de tu interlocutor.

Madonna, incongruencias frente al edadismo

Madonna look adolescente
Las incongruencias, ya sean verbales, no verbales o de nuestras acciones, son una brecha en la potencia y credibilidad de nuestros mensajes. Un agujero insalvable en la línea de flotación, del que el ámbito corporativo o la marca personal también se ven afectados.

Madonna no será la primera ni la última persona en no percatarse de que si queremos que nuestro discurso sea potente y tenga efecto, se necesita coherencia. Una buena parte de mi trabajo se basa en mostrar cómo la comunicación verbal, los mensajes que creamos con palabras, son débiles si no los acompañamos con la comunicación no verbal acorde a lo que se diga y al ambiente que se quiere crear, y viceversa. La razón es que comunicamos de forma multimodal, y a su vez los receptores perciben y procesan esos diversos modos.

Otra parte de mi trabajo también consiste en ayudar a tomar conciencia de que los actos también comunican. Si se está construyendo un discurso en una dirección, lo demás también conviene que apunte en esa dirección, o bien se estarán emitiendo mensajes diferentes por las diferentes vías.

Esto lo vemos muy claro en las formaciones con adolescentes de 15 años; en concreto hacemos hincapié en que las redes sociales también forman parte de la identidad que van tejiendo y los mensajes que envían. En resumen: la suma de lo que decimos, cómo lo decimos y lo que hacemos entre medias es lo que comunicamos. Cuanta mayor congruencia entre esas vías haya más potente será nuestro mensaje y la huella que dejamos.

CONTEXTO

El 6 de febrero tuvo lugar la gala de los Grammy, en Los Ángeles. La cantante Madonna presentaba uno de los premios, que se lo llevaba Sam Smith junto a Kim Petras por mejor actuación de grupo/dúo. Como después de esa entrega actuaba Sam Smith y su escenificación iba a ser en cierta medida transgresora, Madonna introdujo esa actuación con un corto discurso:

«Esto es lo que he aprendido tras 4 décadas en la música: si te llaman impactante, escandaloso o problemático, provocativo o peligroso, definitivamente estás en lo cierto. Estoy aquí para dar gracias a todos los rebeldes que están forjando un nuevo camino y soportando el calor por ello. Todos los alborotadores deben saber que su valentía no pasa desapercibida. Eres visto, eres escuchado y sobre todo, eres apreciado.»

Pero para su sorpresa lo que se viralizó no fueron sus palabras sino el aspecto de su rostro, que fue comentado negativamente en redes. Su cara fue juzgada como irreconocible, quizá debido a los cambios provocados por intervenciones estéticas como rellenos u otros. Tampoco ayudaba que ocultó sus cejas con maquillaje, algo que cambia las proporciones de cualquier rostro.

Madonna contraatacó esas críticas a su aspecto con un mensaje en Instagram, que es lo que centra este post: «Una vez más me veo afectada por el edadismo y la misoginia que impregnan el mundo en el que vivimos. Un mundo que rechaza celebrar las mujeres que pasan los 45 y que siente la necesidad de castigar a aquellas que siguen siendo determinadas, trabajadoras y aventureras. […] Encantada de ser la pionera para que todas las mujeres que vengan después lo tengan más fácil en el futuro.» Y acompañaba el post con esta imagen.

Con esta imagen acompañaba Madonna su texto contra el edadismo, la misoginia y el patriarcado. Sin embargo su apariencia valida esos conceptos.

Como dice Desmond Morris en su libro The Naked Woman, «Cada mujer tiene un cuerpo bello. Bello porque es el resultado espectacular de millones de años de evolución». No cabe duda de que no es un buen síntoma de la sociedad que el aspecto físico o las decisiones sobre apariencia de cualquier persona, hombre o mujer, sea motivo de conversación.

Sin embargo en el caso de Madonna, su mensaje carece de fuerza suficiente porque precisamente lo que ha mostrado a lo largo de los años es un rechazo del envejecimiento y la búsqueda incesante de la apariencia juvenil, dando validez a la cultura edadista y misógena a la que culpabiliza. Madonna no es la única que se vuelve activista verbal al cumplir años. Es bastante habitual encontrar actrices y cantantes que durante un tiempo determinado aceptan y alargan la faceta juvenil sexualizada, y cuando llegan a la madurez corporal se acaban rebelando contra ese mismo sistema en el que prosperaron. Se rebelan contra un edadismo al que han estado contribuyendo activamente con la gestión de su apariencia. Aquí podríamos abrir un capítulo aparte sobre el peso de la apariencia, las dificultades de las presiones sociales, etc. pero hoy vamos a hablar de coherencias discursivas.

Porque también hay mujeres en el mundo del espectáculo que sí se rebelan con sus conductas contra la preferencia descarada de la industria por la mujer joven y erotizada: con una apariencia que abraza la edad y sus cambios, con los papeles que aceptan o la forma de posar en la alfombra roja o en las redes sociales están elaborando un discurso, toda una declaración de intenciones, en esa dirección a contracorriente de hacer valer a las mujeres más allá de su edad o cuerpo.

Es el caso de, entre otras, Meryl Streep, Helen Mirren, Marisa Paredes, Charlotte Rampling, Diane Keaton, Ángela Molina, Lolita Flores, Nathalie Portman… Si ellas pronuncian discursos en los que critican el edadismo, tendrán mucha más potencia sus mensajes porque serán coherentes con sus actos, en concreto la gestión de una apariencia que se muestra independiente de los cánones esperados en la mujer, que la industria del espectáculo dicta y las clínicas se prestan a dar carta de naturaleza.

Para incidir en la importancia de la coherencia, ponemos otro ejemplo de otro contexto: cuántos políticos hablan de recortes y después son vistos en grandes comilonas, llevando prendas carísimas etc., y la desconfianza que eso produce. O cuántos activistas del cambio climático llegan a las cumbres internacionales cada cual en su jet privado… y el efecto que tiene en la implicación por la causa.

Las incongruencias, ya sean verbales, no verbales o de nuestras acciones, son una brecha en la potencia y credibilidad de nuestros mensajes. Un agujero insalvable en la línea de flotación, del que el ámbito corporativo o la marca personal también se ven afectados.

En resumen, la comunicación es multimodal y no sirve solo el canal verbal. También el canal no verbal cuando comunicamos individualmente, y el canal de las acciones ya seamos profesionales, empresas o en nuestra faceta personal del día a día.

Encuentro de expertos en comunicación no verbal

«¿Pero por qué ponéis una formación en un día de fiesta?», me preguntaba uno de mis hermanos (responsable y en un buen cargo, todo sea dicho) cuando le comentaba que el día 1 de noviembre mi plan era ir a Madrid para asistir a una formación en «lo mío». Y de esa sorpresa no salía.

A veces cuesta hacer comprender la pasión que nos mueve a los que nos dedicamos a la comunicación no verbal científica. El día 1 de noviembre me levanté a la 6 para coger el AVE de las 7.40 a Madrid y llegar puntual a una formación de Alan Crawley, por fin en persona, tras dos años de formaciones online, desde actualizaciones a subtemáticas que no es posible encontrar a día de hoy en ninguna academia u obra especializada al nivel de exigencia que da él y que ya ha marcado un nuevo estándar entre nosotros.

Alan es un erudito en toda regla. Aunque se empeña en no auto denominarse experto, cuando aportamos alguna idea o duda sobre lenguaje no verbal, menciona por lo menos a dos o tres autores y sus obras, y las pone en relación. Está al día de los últimos estudios publicados y sus réplicas o falta de ellas. Los días previos a sus sesiones se puede pasar noches en vela leyendo artículos y buscando el denominador común sobre una microtemática. Para cotejar sus observaciones se lanza a contactar a investigadores consagrados o noveles, y es capaz de convencer a grandes nombres en comunicación no verbal para que nos den charlas específicas para nosotros.

Así es como he tenido el gusto y honor de conocer online a Mark Frank, Valerie Manusov o Joe Navarro, entre otros, con lo que supone poder escucharles y preguntarles directamente. Esto, el poder acceder a las fuentes, no lo había vivido antes: ni en la universidad ni en los másteres varios ni en ningún sitio.

Por eso estábamos varios entendidos en la materia deseando que llegara el día 1 de noviembre. Fuimos profesionales de distintos ámbitos desde Santander, Canarias, Zaragoza, Albacete, Barcelona y Madrid. Además de la formación, Alicia Martos, del blog Lo que no nos cuentan, había organizado una cata de vinos y posterior comida todos.

Fue genial volver a ver a compañeros de siempre; poder estar por fin en vivo con otros colegas a quienes solo había visto en pantalla; y conocer a personas nuevas, con quienes enseguida conecté. Claro, es que es fácil que conectemos teniendo esta pasión en común por la comunicación no verbal.

Cada cual de los casi 20 que éramos aportó sus dudas y experiencias. Algunos desde el ámbito policial, otros desde el análisis, otros desde los errores que solemos cometer, de las dificultades que encontramos… Somos pocos en esto y la experiencia de cada compañero es oro en barras.

La formación nos hizo como siempre reflexionar y corregir el rumbo: dar dos pasos para atrás y uno para adelante pero más firme. Alan nos presentó su modelo para poder afinar más en los análisis; un modelo aún sin publicar, lo cual da prueba de su generosidad. Es como si te enseñaran a cazar mejor las velas para que entre más viento. El objetivo es poder interpretar mejor, y también huir del perfil charlatán que predica lo poco que sabe, avivando los mitos y falsas creencias, con las consecuencias que puede tener en la práctica.

La cata, en Vinos Premier con Carlos Andonegui, fue gratamente completa en la descripción de cada vino, denominaciones, anécdotas… y permitió fomentar el ambiente positivo e íntimo para acabar de abrirnos todos con todos. Las dimensiones de la sala y las mesas, que hacían que estuviéramos muy juntos, también ayudaron. Me faltó preguntarle a Carlos por los vinos argentinos en honor a Alan, que es de allí, y seguro que podríamos haber aprendido algo también de ese maravilloso país. (A veces tengo que autorregularme en el número de preguntas porque podría agotar al ponente.)

Cuánto disfruté hablando con María Concepción Gordo Alonso sobre su tesis en marcha, y comentando luego el lenguaje de la enología, que es poesía pura. Cómo me reí con Ignacio Pérez Piñero con sus ocurrencias. Y cuánto tiempo me faltó para poder comentar más con Susana Fuster sobre su libro Hijos que Callan, gestos que hablan; con César Toledo sus análisis e intervenciones en radio; con Jorge Ortega con quien coincidí en un grupo de estudio en 2021 y no conocía, con María José Marcilla y todos en general…

Tuve que irme antes de hora y me subí al tren de vuelta con nostalgia pensando en lo que tardaríamos en volver a coincidir para compartir sobre nuestro fascinante mundo de la comunicación no verbal. A las 20.15 h me esperaba una persona en Barcelona para que firmara un expediente que supone también una nueva aventura (y nuevo compromiso) en la vida, de la que aprenderé otras enseñanzas.

En resumen, un día para el recuerdo entre colegas que están como yo: queriendo entender más y más sobre comunicación no verbal con datos fiables, navegando la mayoría en solitario como profesionales en las aguas de esta ciencia del comportamiento, y deseando aportar y aplicar todo ese conocimiento en varios ámbitos profesionales.

¿Emplear un festivo para un evento así? Un festivo y todos los que pueda, porque formarse así no es trabajo, es un auténtico gusto.

Carlos III, el cambio a una comunicación afectiva

Con una oratoria perfecta, el ahora rey Carlos se dirigió a su nación como rey por primera vez. En palacio, vestido de luto estricto, empleó 10 minutos para honrar a su madre y expresar que recoge el testigo de aquello por lo que más destacó: su compromiso con el deber.

DISCURSO VERBAL

El discurso verbal fue simplemente redondo. Cada uno de los bloques de contenido estaba cargado de palabras emotivas; un cambio importantísimo respecto al estilo de su madre.

Dedicó la primera parte a recordar los puntos fuertes de los años de su madre como jefa de estado en estas palabras: promesa de servicio que duró toda la vida, compromiso, deber, dedicación, devoción.

Después menciona la diversidad cultural y religiosa de la sociedad a quien se dirige como rey, y su compromiso y servicio a sus valores, la Iglesia, el parlamento y los principios constitucionales. Este bloque es primordial en su mensaje.

Reiterando su promesa de compromiso con el deber, pasa a mencionar cómo quedan los cargos y los títulos de su familia. Habla de todos por su nombre, buscando familiaridad: Camilla, Guillermo y Catherine, y mención también a Harry y Megan. Aprovecha la ocasión para hablar del afecto con el que siempre llevó los títulos de Cornualles (Escocia) y Gales, a quien designa como países. No hay que olvidar que parte de la sociedad de Escocia y Gales rechazan a estos reyes y la unión con los ingleses.

Después se dirige directamente a la audiencia para agradecerles las condolencias recibidas. Al hablar, enfatiza largamente la palabra «vuestras» condolencias, y su máximo agradecimiento. Pone así en el centro a todo el que escucha el mensaje: «sois importantes para mí», venía a decir. Es interesante el recurso que emplean los angloparlantes de entonar una o varias palabras para o destacarlas o desambiguar.

Y en el último bloque, se dirige directamente a su madre, y su lenguaje no verbal trasluce la emotividad que le embarga, tanto en la expresión facial como en la voz, las pausas y la posición de la cabeza. Finaliza con una cita de Hamlet, de Shakespeare: «May flights of angels sing thee to thy rest».

Como hilo conductor: un discurso lleno de afecto por todo y todos, que constantemente hace extensivo a Reino Unido y la Commonwealth, a personas de toda cultura y fe; la cultura, la fe, el origen, el lugar donde uno vive… están incrustados fuertemente en el conjunto de la identidad, y es buena idea mostrar inclusión y mención a estos aspectos. Sirva también para nosotros cuando haya que establecer lazos y rapport.

COMUNICACIÓN NO VERBAL

El encuadre solo recoge la cara y la parte superior del torso. No se ven las manos, pero tampoco hace gestos con las manos o brazos, en un estilo muy inglés y regio. Ya sabemos que los ingleses son prácticamente hieráticos en comparación con la alta expresividad de españoles, italianos o latinos. Y no solo eso, sino que en la clase social más alta, hacer gestos es considerado una vulgaridad.

La falta de gesticulación normalmente dejaría coja la comunicación global, pero en este caso de discurso en un momento de luto no se echan de menos los gestos. Además, la mayor parte de las veces, en los discursos preparados los gestos no son espontáneos y lo que hacen es añadir rigidez y falsedad a la comunicación, como en la mayoría de discursos políticos.

Cuando no se gesticuliza, la atención por parte del receptor recae en el lenguaje verbal y en la expresión facial (o los elementos corporales disponibles), que se escudriñan con más atención. Porque al final, como receptores necesitamos apoyarnos en las señales no verbales también, las que sean. Por eso, podemos percibir fácilmente que Carlos está sereno, pero visiblemente se afecta en momentos como cuando al final se dirige a su madre, instante en el que baja la mirada y necesita una breve pausa para controlar su expresividad (hace un gesto con la boca) y seguir.

El entorno también comunica: en una de las dependencias del palacio de Buckinham, con dos grandes columnas de fondo. Un enfoque imponente que acentúa la figura de Carlos como rey.

Lo que más destaca en esta intervención es el gran contenido emocional que lleva el discurso verbal: mi querida madre, duelo, mi madre como reina, promesas, devoción, sacrificios, amor intenso a la tradición, mi esposa amorosa, estamos unidos para acompañar a mi madre, mi querida mamá, mi querido papá, nuestra familia de naciones.

Se percibe desde ya un nuevo estilo de comunicación. Carlos, siendo hombre, se va a poder permitir mostrar sensibilidad. Su madre, mujer y de otra época, tuvo que acercar su estilo a otro más neutro en la dimensión masculino-femenino, rodeada como estaba de otros hombres y de otra época.

Carlos llega en un tiempo en el que el estilo de liderazgo que ahora se busca (tanto en empresas como en líderes políticos en Occidente) le permitirá ser él mismo: sensible y atento a los afectos. Eso sí, con el porte regio y solemne que el cargo exige. Además, no hay que olvidar que es jefe de la Commonwealth, una alizanza comercial donde muchos de los 54 países, entre ellos India, Pakistán y muchos países africanos, esperan estilos de liderazgo más masculinos. Tendrá que saber adaptarse, como su madre, a su amplio y diverso público.

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Añadido: muy poco después de este discurso redondo y emotivo, pudimos ver al nuevo rey de Inglaterra gesticulando de forma impaciente y despectiva, lo que, en mi opinión, emborrona ese gran estreno como monarca. Como se suele decir, noblesse oblige…

Nuestra imagen, la huella que vamos dejando, es la suma de todo: de cuando nos lo hemos preparado y también de cuando somos espontáneos. ¡Qué importante es cuidar siempre nuestro lenguaje no verbal!

Isabel II, la presencia como acto comunicativo

De bajo carisma, al final su presencia constante y las renuncias a lo personal construyeron el discurso vital como reina: la lealtad a su cargo sumó admiración a pesar de la controversia como monarca de un país moderno.

Cada uno de nosotros tiene con probabilidad una opinión definida sobre la reina Isabel II: sobre su persona, su reinado o sus acciones concretas. Al final, ha sido durante 7 décadas el personaje público número uno de uno de los países más influyentes del globo, Reino Unido.

No hay duda de que lo que entraña su figura, el papel de reina de un autodenominado imperio, está lleno de controversia. Los hay defensores de la monarquía y los que se oponen a ella. Hay quienes aprecian una figura aglutinadora y quienes encuentran que sobra como representante de sus países o territorios. Quienes admiran su profesionalidad y quienes la juzgan sobre todo por la faceta familiar que ha trascendido. Quienes la adoran por su tesón y quienes la detestan porque Inglaterra ha invadido territorios (sin ir más lejos, Gibraltar en España o las Malvinas en Argentina).

De carácter introvertido, con unos intereses reducidos y bajo carisma, esta chica criada entre algodones a la que tocó ser reina entendió enseguida lo que se esperaba de ella y se puso a disposición, lo que implica llevar a cabo una serie de renuncias en el plano personal.

Uno de los elementos que deja claro su renuncia de lo personal en pos de su rol es la gestión de su apariencia. Isabel, de rasgos alejados de los cánones de belleza, no sucumbió a alterar su fisionomía de forma artificial: ni operaciones estéticas ni postizos, más allá de un sutil maquillaje donde lo que más destacaba eran unos labios pintados de un color alegre. Entregó su propia imagen personal a la comunicación que requerían sus circunstancias, la de una jefa de estado pendiente de los asuntos del país y en ningún caso del espejo.

Cultivó (o dejó que le cultivaran) una imagen personal discreta y sobria, sin apenas cambios en décadas, alejada siempre de todas las tendencias. Nunca fue a la moda ni en las prendas de ropa ni en el peinado o complementos. Una imagen que la situaba, como mujer, en un punto intermedio en la dimensión de la feminidad. Porque no es lo mismo la jefa de estado que una reina consorte, en la que el papel es secundario y por lo tanto, puede ser menos neutro. Ese poco carisma en este caso era útil. Felipe, su marido, pudo permitirse sesr todo lo carismático que quiso, sin importar las consecuencias.

Su apariencia era previsible y hasta aburrida en sus últimas décadas: prendas monocolor, tocado a juego, y guantes-bolso-zapatos del mismo color. Perlas de día y un broche en la solapa, y las joyas de la corona en los grandes eventos. Huyendo del glamour y la pompa, en realidad establecía el colmo del glamour. Y es que en esa elegancia serena no cabían errores, ni protocolarios ni de interpretación: la reina siempre iba correcta.

Su comunicación no verbal destacaba asimismo por su baja expresividad emocional, que al igual que su imagen personal estaba al servicio de lo que requería su liderazgo, tal como parece que lo entendía. Esa baja expresividad, fruto tanto de su personalidad baja en neuroticismo como de su educación victoriana, le ha jugado alguna mala pasada en contextos de tragedia, donde lo óptimo hubiera sido mostrarse empática y cercana al dolor del pueblo.

Pero al margen de esas faltas puntuales de humanidad, que en realidad también la hacían humana a ella, lo más característico de su comunicación fue su presencia. Sin grandes ideas propias y con una agenda llena de viajes y actos oficiales, daba prioridad a estar presente. La presencia fue su forma de comunicar lealtad al cargo, como reina de Reino Unido y como jefa de estado de varias naciones.

También, como jefa de la Commonwealth, que agrupa a 56 naciones (y 2.400 millones de personas) que aceptan su liderazgo aunque sea de cartón piedra. La presencia como expresión de su infatigable sentido del deber. Porque, como dijo Victor Hugo, «el deber recuerda a la felicidad de los demás».