La amabilidad es una forma positiva de relacionarnos con los demás, y aunque está infravalorada, nos abre puertas impensables.
Seguir leyendoCambios de armario en 5 consejos prácticos
En los países que tienen estaciones, hay 2 momentos al año en los que por las calles pueden coexistir personas en con abrigo de lana junto a quien va en tirantes y sandalias, y pueden no ir acertados ni unos ni otros. Cuando llega la primavera y el otoño, aunque aún no haga calor o frío del todo, toca hacer lo que llamamos cambio de armario.
Aunque parezca evidente, es muy frecuente que durante esos momentos de cambio de temperaturas nos parezca difícil saber qué vestir, llegando no solo a pasar calor o frío, sino a vernos fuera de lugar con las prendas que hemos elegido.
Vernos bien es algo deseable ya que, aunque parece frívolo, nos afecta en positivo tanto en el rendimiento como en la seguridad en nosotros mismos. Y además, una apariencia bien trabajada comunica rápidamente que nos importamos, que sabemos cuidar de nosotros mismos.
Por eso os dejo 5 consejos prácticos sobre cómo hacer el cambio de armario, para que podamos igualmente elegir con acierto lo que vistamos cada día.
1. EL CAMBIO DE ARMARIO ES ESCALONADO
Una buena imagen no es algo aleatorio, algo con lo que se nazca o de lo que se carezca por el resto de tu vida. Aquellas personas de las que apreciamos su buen vestir, que son estilosas y elegantes, dedican tiempo y recursos a su aspecto. Puede que disfruten más que otras analizando su aspecto o mejorándolo, pero al final, no es solo buen gusto sino que también dedican tiempo.
En una buena imagen intervienen varios factores: llevar la ropa de la talla correcta, patronaje que equilibre tus proporciones y más. Y uno de esos factores es también la adecuación; no solo a qué llevar en cada ocasión (una cena de trabajo, un evento de día, una conferencia…), sino también la adecuación a las estaciones en cuanto a colorido y materiales.
Por eso, hay que mentalizarse de que tener un armario en el que siempre hay cosas adecuadas a mano no se consigue rápido. Va bien ir haciéndolo por pasos, en vez de cambiar la ropa de golpe. Esto va a llevar algo más de tiempo, pero para tener una mejor imagen siempre hay que estar dispuesto a dedicar más tiempo.
EL ENTRETIEMPO, CONCEPTO CLAVE
Las temperaturas no suben o bajan de golpe y con una fecha señalada, sino que lo hacen de forma gradual. Tenemos unos periodos bastante largos de transición, que son en realidad la primavera y el otoño. En primavera sigue haciendo cierto frío pero la luz del sol ya es diferente y ha cambiado la hora. En conjunto: la ropa de invierno no apetece, queremos dejar atrás el frío y sus prendas. Y en otoño aún hace calorcito en las horas centrales del día pero lo mismo la luz es distinta, el día más corto, refresca de noche… y las prendas vivas y ligeras del verano no parecen cuadrar bien. De ahí que el concepto «entretiempo» tenga sentido.
2. TEN PREPARADA UNA CAJA DE ENTRETIEMPO (O DOS)
A lo largo de los años he comprobado que lo que mejor funciona es tener una caja aparte con prendas de entretiempo, válida para primavera y otoño:
- jerséys finos de lana merino
- camisas de manga larga
- camisetas básicas
- calzado cerrado que quede bien con o sin calcetines/medias
- alguna gabardina o plumón fino de colores que pasan bien para primavera y otoño como verde militar
- chalecos
- sudaderas
- jeans
- pantalones de colores como negro, mostaza, beige, blanco… que funcionan en ambos periodos
Todas esas prendas sirven para los inicios de primavera y otoño, y puedes cambiar los complementos: de colores más alegres en primavera, y oscuros y de tejidos ricos en otoño.
La ropa de entretiempo existe, en las tiendas hay opciones inteligentes y te resolverá el «qué me pongo» durante las 8-10 semanas de entretiempo que hay sumando el inicio de primavera y el del otoño, que no es poco.
3. GUARDA ENSEGUIDA PRENDAS ULTRA INVERNALES O MUY DE VERANO
En los periodos de transición, como en inicio de la primavera y el otoño, queda fuera de lugar seguir llevando prendas típicas de la estación que se acaba de terminar. Por ejemplo, un jersey grueso de lana en un día de calor de abril, se va a ver desubicado. Lo mismo, las sandalias en noviembre. O colores oscuros cuando el sol de primavera empieza a apretar.
Por eso, nada más llegar el cambio de tiempo, te irá bien guardar o apartar las prendas más típicas invernales o veraniegas. Pongo fechas aproximadas para tener una referencia (estaciones en España).
El 1 de abril ya no lleves:
- grandes plumones
- jerseys de cuello vuelto
- abrigos de pelo animal (real o falso)
- jerseys gruesos de lana (deja los finos de lana merino o cachemere, que abrigan igual pero tienen un aspecto muy ligero)
- bufandas invernales
- tejidos como terciopelo, pana, lana gruesa
El 1 de junio ya no lleves:
- nada de color negro durante el día
- medias o calcetines
- nada de la temporada otoño invierno (ya puedes sacar el 100% de tus prendas de verano)
- bolsos muy oscuros
- sudaderas con capucha (hoodies)
- hombres: no llevéis traje o americana con mocasines de suela de goma sin calcetines, ¡sobre todo si lleváis corbata! Con calzado «recio o serio», se llevan calcetines (tip de sofisticación, confiad en mí)
El 1 de octubre ya no lleves:
- sandalias o zapatos de verano
- vestidos de verano las mujeres, camisas de manga corta o con estampado veraniego los hombres
- prendas de lino, como americanas
- trajes de chaqueta con tejidos finos o colores de verano
- complemento o ropa de colores vivos de verano (turquesas, rojos, amarillos…)
- bermudas
4. COMPRA CON CALMA Y CRITERIO
En la tendencia a la inmediatez que se va imponiendo, y si el bolsillo acompaña, es tentador salir a comprar unas cuantas prendas para pasar la primavera y el otoño en cuanto cambia la luz del día y las temperaturas. Pero eso hará que probablemente se te acumule más ropa en el armario y te dificulte la tarea de elegir.
Sugiero que antes de salir a comprar revises las cajas de ropa que tengas, ya que a veces ni nos acordamos de lo que tenemos guardado. Cuando vamos comprando perdemos poder adquisitivo que podríamos destinar a buenas prendas que mejorarán de verdad el armario, durante años. Por eso, revisar lo que ya se tiene y hacer un listado de lo que falta, nos hace ser más eficientes.
Recuerda: se hace todo escalonado, en orden y venciendo la pereza. Ese amigo o colega al que admiras por su armario, probablemente dedique tiempo a pensar e invertir en las prendas adecuadas.
5. SÉ PREVISOR Y NO ESPERES A QUE LLEGUE EL CALOR O FRÍO DEFINITIVOS
Aunque las suaves y agradables temperaturas de primavera y otoño se instalan durante unas cuantas semanas y con la ropa de entretiempo vamos bien, tengo comprobado el calor del verano y el frío del invierno parece que llegan de un día para otro. Y para cuando ya hace 27 grados, muchas veces tenemos aún en el armario las botas y los calcetines largos, con todo lo demás, sin guardar.
Por eso, va bien ser previsor y unas 3 semanas después de haber sacado la ropa de entretiempo, dedicarte a sacar toda la demás ropa de verano, para tenerla a punto cuando ya la temperatura sea veraniega del todo. Hacerlo con cierta anticipación te permite recircular lo que no te hace ilusión, planchar lo que esté arrugado y tenerlo a punto sin que nos pille el toro.
No es fácil y parece un tema ligero. Está claro que no es de vida o muerte. Pero a todos nos gusta ir mejor que peor, y es un pilar más para mantener nuestra imagen personal.
Espero que estos simples consejos te sirvan.
Un abrazo,
Ana
Cómo romper el hielo tras una discusión, con la comunicación no verbal
Si quieres retomar la normalidad, con frecuencia es mejor dejar a un lado las palabras y empezar a tender puentes a través de tu lenguaje no verbal.
Seguir leyendoInmigración, gastronomía y metáforas para abrir boca y mente
Del Meltin pot a nuestra paella: amplía tus recursos discursivos y mentales adentrándote en la diversidad gastronómica de la sociedad actual.
Seguir leyendoAtractivo: el fallo en el reparto de The Crown 5 y 6
¿Hasta qué punto marca la diferencia el atractivo? ¿Es uno de los aspectos que nos definen?
El reparto de la 5ª y 6ª temporada de The Crown me ha servido estos días para observar sobre algo que nos afecta a todos a diario: la belleza y el atractivo. Nos afecta como portadores (o carecedores) y nos afecta como contempladores.
Empiezo por el tirón de orejas a los directores de casting de The Crown, una serie que destaca en casi cada aspecto y una de las producciones más caras de la historia. En general excelente en cuanto a escenografía, recreaciones, vestuario, casting, guión e interpretación en cada temporada, en las temporadas finales ha fallado en la elección del personajes del príncipe Carlos por un sencillo motivo: ha pasado por alto el factor «atractivo».
En la 3ª y 4ª temporada de la serie, se eligió para el papel del príncipe Carlos al actor Josh o’Connor (imágenes de abajo), cuya interpretación le valió 5 premios de la crítica, entre otros un Emmy y un Globo de Oro. Su certera imitación del lenguaje no verbal como la vocalización, las miradas, la inclinación de la cabeza hacia delante, la gesticulación junto con la caracterización en materia de vestuario y peinado, fueron esenciales para la recreación del personaje. Pero ese éxito se debe también a elementos muy reconocibles del aspecto físico del ahora rey Carlos, en concreto las orejas perpendiculares o el tono rosado de la piel. En conjunto, la similitud entre la persona real y el recreado hacen que el personaje resulte creíble al espectador, y su aspecto resulte coherente con los hechos sucedidos y la personalidad.
Sin embargo, fijémonos abajo en el personaje de las temporadas 5 y 6. Hay un problema. ¿Cuál es?
¿Puede un actor atractivo hacer el papel de un hombre al que le gustan las flores y vive atormentado por la opinión de su madre?
El actor Dominic West hace una interpretación también sublime del personaje. Muy observador de los gestos adaptadores de la manos (siempre tocándose algún dedo o anillo), de los gestos tan idiosincráticos con la boca, también el acento, la postura… Pero por muy buena interpretación que haga West, hay algo que no puede evitar ser incoherente y echar por tierra la comunicación no verbal del personaje: Carlos es feúcho y Dominic West, atractivo. ¿Importa? Importa tanto, que el personaje no es creíble.
Aquí podríamos abrir debate, y los detractores de lo que afirmo pueden traer a colación cantidad de refranes y dichos sobre la subjetividad de la belleza y el atractivo:
- Beauty is in the eye of the beholder
- Nada es verdad ni mentira, todo depende del cristal con que se mira
- O, como una vez me dijo un taxista mayor que solían decir en su grupo de amigos, «¡No hay novia fea!»
BELLEZA, ATRACTIVO Y PROPORCIÓN
Parte de razón hay en esos dichos. A cada cual le gusta lo que le gusta, y la belleza de alguien no solo reside en un conjunto de rasgos físicos sino que la actitud, los comentarios, la voz… todo es cuenta.
Sin embargo, tenemos varias certezas. Por un lado, sabemos que en la belleza la simetría tiene un papel importante. No la simetría total, pues hay estudios que muestran que curiosamente un rostro con una simetría absoluta se prefiere menos que uno con alguna asimetría mínima. Pensad en una ciudad: el centro de Roma con su simetría de alturas de tejados y materiales, resulta mucho más bella al ojo que cualquier centro de otra ciudad en la que cientos de edificios de diferentes alturas, anchos y estilos rompen la armonía. Esto en cuanto a belleza.
Por otro lado, se sabe también que en el hombre, a las mujeres nos suele parecer más atractivo encontrar por lo menos algunos rasgos prototípicamente masculinos, que se deben al dimorfismo sexuel (diferencias entre mujeres y hombres resultantes del desarrollo hormonal): nariz mayor, ojos más pequeños, mandíbula marcada, y todo lo que nos diferencie. Y en la mujer, el hombre prefiere los rasgos más asociados a la juventud (niñez, en realidad) y feminidad, como nariz pequeña, ojos grandes, líneas redondeadas… (A pesar de eso, todos tenemos en mente mujeres y hombres que nos han gustado y que no entraban en esos esquemas, y es genial también.)
Pero lo que he observado es que ni la simetría ni los rasgos del sexo opuestos son suficientes para resultar atractivo o atractiva. Hay algo importante también: la proporción.
En el caso del reparto de The Crown, Carlos de Inglaterra tiene una desproporción clara entre los tercios del rostro. En el estudio del rostro (lo que se llama visagismo) se estudian las proporciones entre las zonas de frente, nariz y boca. En el caso de Carlos, el tercio de la nariz es desproporcionadamente largo respecto a los otros 2: la frente pequeña, la nariz larga, y la zona de la boca otra vez reducida. Y aunque en los hombres la nariz grande suma en el atractivo, me temo que eso sucede mientras se mantengan ciertas proporciones.
VULNERABILIDAD Y DOMINANCIA
Además, Carlos suele tener una expresión facial que transmite vulnerabilidad por la posición de las cejas (con el extremo hacia abajo y el centro hacia arriba, como en la expresión facial de tristeza, vergüenza, empatía…), al menos en muchas de las imágenes que de él se tienen:
En cambio, Dominic West, aunque en su actuación intenta activar los mismos músculos frontales para dar con la misma expresión (de ahí la cantidad de arrugas), sus cejas siguen fruncidas y bajas en el centro igualmente, no logrando esa misma apariencia de vulnerabilidad o afabilidad, sino que su rostro sigue siendo más agresivo y dominante:
De modo que en las temporadas 5 y 6 tenemos un príncipe Carlos atractivo («hot» como he visto que opinaban en medios anglófonos) y dominante. Y por ese motivo… el personaje no resulta coherente. ¿Un hombre tan atractivo, de aspecto recio y dominante, interesado por las flores y atormentado por las relaciones de familia y la opinión de su madre? Veredicto: no creíble.
Con la recreación del personaje de Lady Di, interpretada por Elizabeth Debicki en las temporadas 5 y 6, no hay ese problema: existe equilibrio entre el grado de atractivo de la persona real y la del personaje. El único pero sería la notable mayor delgadez de Debicki (fijaos en brazos y piernas de las imágenes), que añade fragilidad al personaje, quizá algo buscado también.
Si en el caso de la recreación del príncipe Carlos es un fallo el escoger a alguien asimétricamente atractivo, hasta el punto de que cuesta entrar y creerse el personaje y sus actos, ¿hasta qué punto es determinante el atractivo en una persona? La importancia del atractivo, más allá de la belleza, es enorme en nuestro día a día. Esperemos que los defensores de las teorías igualitarias no lo descubran e impongan formas de igualarnos a todos por abajo, como en otros aspectos.
RECREACIONES COHERENTES EN SERIES Y CINE
Para concluir, os pongo otras recreaciones de personajes más acertadas. No solo es importante que se parezcan físicamente sino que el grado de atractivo sea el mismo.
SERIE THE DROPOUT. Amanda Seyfried bordó el pape de Elizabeth Holmes en el biopic The Dropout. El grado de atractivo es mayor en Amanda, pero las conductas extrañas como abrir los ojos desmesuradamente entre otros, hacían coherente el personaje.
ELVIS, EL COMIENZO (2005). Los rostros de Jonathan Rhys-Meyers y Elvis son de partida similares en rasgos y atractivo, aunque Rhys-Meyers resultó algo femenino tras la caracterización debido al mayor contraste del colorido del rostro pues es considerablemente más pálido de piel que el cantante.
ELVIS (2021). Sin parecerse en origen a Elvis Presley, la caracterización de Austin Butler dio buen resultado. Además, Butler se esmeró especialmente en el uso de la voz, algo muy característico de cada ser humano. No solo los rasgos han resultado similares, como la mandíbula más bien afinada, sino la proporción.
Para finalizar, solo deciros que el atractivo se puede trabajar. No se trata de haber nacido con unos rasgos determinados, sino mucho de actitud, de la conducta que tenemos ante el día a día… y la que tuvimos en el pasado.
Saludos,
Ana
Las falsas apariencias, tema transversal en Sound of Freedom
La película pone en evidencia cómo la gestión de la apariencia es clave para conseguir los objetivos, ya sean nobles o perversos.
Sound of Freedom, producida en 2018 y estrenada en 2023 tras un curioso periplo hasta que pudo ver la luz, tiene como doble objetivo explicar:
- por qué el negocio de explotar niños es mucho más rentable que otros negocios, como por ejemplo las drogas: mientras que la cocaína se usa 1 vez, a un niño lo puedes vender hasta 10 veces al día.
- denunciar que en el propio Occidente hay un gran mercado de consumidores de sexo con niños, es decir, de pedófilos con medios.
La película hace un llamamiento a la realidad de la esclavitud infantil basándose en la historia real del ex agente de seguridad nacional Tim Ballard, quien logró rescatar de la trata a decenas de niños así como promover la cooperación entre EE.UU. y otros países de América contra el comercio y explotación de niños. Una película sin más pretensión que visualizar la triste temática, representada y producida por outsiders de Hollywood (léase outsiders como una calificación positiva) como Jim Caviezel, Mira Sorvino, Eduardo Verástegui o Mel Gibson.
Tras verla 3 veces en el cine acompañada por diferentes personas, pude empaparme bien de la película y me sorprendí a mí misma analizando una cuestión específica y transversal. Se trata del constante foco puesto en la apariencia, no solo en la imagen personal o entorno, sino en la modificación de nuestro lenguaje corporal habitual para ser percibidos como lo que no somos y poder acercarnos a determinadas personas sin que salten las alarmas. Lo que me hace preguntarme si la apariencia abarca mucho más de lo que habitualmente tratamos.
Si no has visto aún la película, mejor deja de leer para que no te hagamos espóiler, porque si vas a verla la disfrutarás tanto como yo.
Cuando la apariencia se usa para engañar a los demás, ya seas el bueno o el malo
La película subraya en diversas ocasiones de forma explícita el papel que el lenguaje no verbal puede tener en las interacciones. También, vemos a personajes aconsejando a otros personajes sobre cómo moverse, mirar o vestirse. Metalenguaje no verbal. Estos son la mayor parte de los casos:
• El protagonista, que en origen se dedica a detener pedófilos, se acerca a uno de ellos para obtener información, haciéndose pasar por un pedófilo más. Cambia su conducta no verbal dominante habitual por un comportamiento cercano gracias a mantener distancias cortas, el tono bajo de voz, largas miradas de complicidad con la cabeza inclinada y el tacto.
• Una ex modelo traficante que se vale de su apariencia de éxito y glamour para encandilar y engañar a niños y padres. Ataviada con prendas y un estilo elegante propio de Madison Avenue, transmite lujo y fiabilidad a esas familias que sueñan con una oportunidad sana de sacar a sus hijos de la pobreza.
• Niños a los que se les enseña a posar mirando a cámara con un punto entre cercano y desafiante. Niñas a las que se les pinta los labios y se les muestra cómo usar el pelo como reclamo y modificar la postura, dejando de lado su candor infantil.
• Al agente Tim Ballard, que aterriza en Cartagena (Colombia) con la intención de encontrar a una niña concreta entre traficantes, lo primero que le recomienda otro rescatador de niños es que abandone de inmediato su aspecto de «anuncio de Banana Republic» y se ponga lo que lleva cualquier turista que busca relajadamente «acción» con niños en esas tierras: unas chanclas, bermudas y camisas estampadas abiertas a medio pectoral.
Pero una camisa de flores y unas chanclas, por sí solas, no van a bastar para impresionar a mafiosos que lo que quieren es oler a pasta. ¿Alguien había dudado de que los espacios físicos donde desarrollamos nuestra vida (el coche, la vivienda, el club, el despacho)… hablan de nosotros, o si son falsos, cuentan buenas mentiras de nosotros? Tim Ballard lo sabía y convenció a sus aliados de que pagasen altas sumas para alquilar islas y mansiones, e impresionar así a los malos. Y si pensáis que se trata de malos muy tontos… en absoluto. Especialmente con personas a las que no conocemos, ¿quiénes no nos hemos fijado y fiado de las apariencias (ciertas o atrezzo) para formarnos una opinión?
• Pablo, el personaje que interpreta Eduardo Verástegui y que financia los planes de Tim Ballard, dedica un buen rato a ensayar cómo saludar a la guapa traficante para crear una buena primera impresión. Por un lado parecer un millonario pedófilo creíble, y por otro emplear con ella seducción (mirada intensa, hablarle bajo al oído) y persuadirle así de que traiga niños a su isla. La seducción es un camino corto para convencer.
• Los traficantes exhortan a los niños a que cambien sus expresiones temerosas y anden ligeros y sonrían para no defraudar lo que esperan sus clientes.
Parecer lo que no somos y aparentar el estado de ánimo que no tenemos es algo que hacemos con frecuencia. En este largometraje es interesante cómo esos cambios pasan a formar parte de la trama y el guión.
Como profesionales, nuestro esfuerzo por cuidar las apariencias no debería ir en dirección de simular lo que no somos, es decir a mentir, sino lo contrario: asegurarnos de que estamos mostrando a nuestro entorno nuestro conocimiento, know how, profesionalidad, etc.
Con frecuencia, nuestra apariencia se queda corta y le va bien un refuerzo, ya sea en cuánta pasión pongo al presentar mis servicios, si me visto acorde a la profesión, si las redes cuentan lo mismo de mí que cuando hablo en persona. De vez en cuando va bien revisar si sigue habiendo esa necesaria coherencia entre lo que soy y lo que aparento.
Y para finalizar, del reparto destaco el papel que interpreta Cristal Aparicio (a su vez una niña rescatada de las redes de explotación infantil), quien borda la expresión corporal y facial y convierte sus escenas en momentos de gran credibilidad emocional y su consiguiente impacto en el espectador.
No hace falta que os diga que os recomiendo enormemente la película (si tras este post os queda aún misterio para verla) por valiente, por ir a contracorriente y porque os hará pensar.
Abrazos,
Ana
Emoción Básica vs Emoción Construida
La Teoría de la Emoción Construida, de Lisa Feldman Barrett, niega muchos de los postulados más aceptados hasta la fecha en teoría de las emociones, y propone un apasionante y controvertido enfoque donde el cerebro es protagonista.
Una parte del estudio y aplicación de la comunicación no verbal se ha centrado en las últimas décadas en enfatizar el papel que desempeñan las emociones en nuestra expresión no verbal, especialmente en la expresión facial. La gran mayoría de los profesionales (sino todos) al inicio hemos bebido de las mismas fuentes, desde Darwin y Allport, hasta Ekman, Friesen, Tomkins y Matsumoto, que catalizan en la Teoría Básica de la Emoción (BET por su sigla en inglés).
Heredando planteamientos esencialistas griegos y la dicotomía pasión-razón, parte del enfoque evolucionsita de Darwin y el universalismo de Descartes, esta teoría, con sus diversos remiendos para ir sorteando los desafíos teóricos, está muy presente en la educación emocional, lo que se aplica en coaching, en los análisis en la televisión, las entrevistas policiales, y hasta en el cine…
EN RESUMEN, LOS POSTULADOS DE LA BET SON:
• Existe un grupo reducido de emociones discretas, universales, que el ser humano hereda genéticamente. Estas emociones son las primeras en aparecer y tienen un patrón cerebral, fisiológico específico igual en todos los seres humanos, así como un patrón expresivo facial prototípico.
• En tiempos pasados nos ayudaron a superar las adversidades de la supervivencia, y nos permitieron sobrevivir en un medio hostil así como comunicar nuestros estados internos.
• Las expresiones faciales prototípicas asociadas a cada emoción básica se pueden ver especialmente cuando la activación es muy alta o bien si estamos a solas, pues cuando estamos en compañía de otros modularíamos nuestra expresividad facial emocional en base a normas culturales, llamadas display rules.
• Las emociones básicas son: miedo, ira, alegría, tristeza, asco, sorpresa y desprecio, aunque varían según los autores.
TEORÍA DE LA EMOCIÓN CONSTRUIDA
Lisa Feldman Barrett, neurocientífica canadiense, plantea en su libro How Emotions Are Made un enfoque completamente diferente, a la luz de sus propios estudios basados en un enfoque neurocientífico. Por un lado, cuestiona con dureza los postulados de la Teoría Básica de la Emoción, incluyendo las teorías de appraisal y sus fuentes previas (lo que ella llama «visión clásica de la emoción»). Por otro lado, ofrece planteamientos sobre la emoción desde el enfoque neurocientífico. Lisa partía al inicio de su carrera de la visión clásica y cuando llevaba a cabo diversos estudios comprobó para su sorpresa que no podía ratificar muchos de los dogmas de las emociones básicas y su expresión facial. Ahora lidera el Interdisciplinary Affective Science Laboratory y ha creado la revista Emotion Review, junto a la International Society for Research on Emotion (ISRE).
En este artículo os planteo una comparativa entre el enfoque clásico de emoción y la Teoría de la Emoción Construida (TCE en inglés), esperando que sea útil y nos permita ampliar nuestras miras como profesionales así como abrir diálogo. Lo hago en modo comparativa porque la BET y sus evoluciones es el punto de partida y marco general de aplicación profesional mayoritario.
Para simplificar, pongo aspectos clave de la visión clásica, y cómo los abordan ambos enfoques (desde mi entendimiento):
PAPEL DE LA EVOLUCIÓN
BET. Las emociones están ligadas a la evolución y la herencia genética. Son respuestas automáticas de nuestro cuerpo, para poder enfrentarnos a situaciones del entorno y sobrevivir.
TEC. Las emociones se transmiten de una generación a otra gracias a que nuestros genes permiten que cada generación cablee los cerebros de la siguiente generación, por medio de los conceptos, aspectos morales, valores… que cada cultura desarrolla y que se van heredando. Nuestro cerebro predice qué gasto de energía va a necesitar ante cada situación.
CATEGORÍAS DE EMOCIÓN
BET. Categorías de emoción: ira, miedo… estáticas y cerradas.
TEC. Al contrastar las categorías de emoción con el método científico, encontró que las emociones prototípicas que son las más infrecuentes en la vida real. Hay enorme variedad en cada emoción (dentro de la ira, tristeza…), por lo que as emociones serían conceptos flexibles, en los que cada emoción no es una categoría en sí misma sino un ejemplo de esa emoción. Alguien feliz 1, alguien feliz 2 y alguien feliz 3 crearían la categoría de felicidad.
ESTÍMULOS DESENCADENANTES
BET. Cada una de las emociones básicas cuenta con una lista cerrada de elementos que la desencadenan (estímulos). Estos estímulos serían comunes para todos los seres humanos. Por ejemplo, en la ira: situaciones injustas, ataques a la integridad física o moral propia o de otro, la inmovilización, impedimentos a conseguir un objetivo, entre otros.
TEC. El cerebro que actúa por estímulo-respuesta es un mito. El hace predicciones de cómo debe responder ante cada situación para gestionar de la forma más eficiente los recursos cerebrales que necesitaremos. Amplía su repertorio predictivo para incluir todo aquello que pueda impactar nuestro presupuesto cerebral (brain budget), de modo que se cubran las demandas metabólicas del cuerpo. La actividad cerebral consiste en predicción y corrección. Somos arquitectos de nuestra propia experiencia emocional.
ESPECIALIZACIÓN CEREBRAL
BET. Los seres humanos contamos con unas estructuras cerebrales especializadas en la emoción (amígdala, hipotálamo, tálamo…), heredado supuestamente de los primeros mamíferos. Envolviendo este «cerebro emocional» estaría el córtex, encargado del pensamiento racional.
TEC. Todas las divisiones del cerebro están presentes en todos los vertebrados. El cerebro se fue desarrollando de la siguiente manera: se reorganizó a medida que se fue expandiendo para mantener la eficiencia y la agilidad.
No existe ninguna estructura cerebral especializada en las emociones, sino que son redes neuronales que sirven también para otras tareas (eficiencia cerebral) y para cada ejemplo de emoción se dan unas redes diferentes (degeneracy, un concepto clave de cómo se construyen las emociones).
Los estudios llevados a cabo con resonancia magnética no mostraban activación consistente y exclusiva en ninguna estructura, ni siquiera en la amígdala.
APARICIÓN SEGÚN LA EDAD
BET. Nuestro cerebro está cableado para desde el nacimiento desarrollar las emociones las básicas. Durante los 3 primeros meses de vida los procesos madurativos y de aprendizaje ya permiten la aparición de las emociones primarias, a partir de las cuales se irán desarrollando un mapa emocional más complejo según va tomando conciencia de su individualidad y las normas del entorno.
TEC. Las emociones se construyen mediante predicciones (sobre cuántos recursos tendré que emplear, lo que denomina brain budget), y predecimos solo con los conceptos que poseemos.
Los bebés sienten placer/diplacer desde que nacen. A los 3-4 meses adquieren conceptos relacionados con el afecto, placentero/displacentero. Los conceptos adultos de emociones se desarrollan más tarde (cuánto más tarde es una cuestión aún abierta), durante toda la edad adulta y se aprenden también de otras lenguas y culturas.
El cerebro de los bebés no predice bien porque le faltan la mayoría de los conceptos que tenemos como adultos. Por otro lado, hay adultos con mayor riqueza emocional y personas pobres en emociones (en experimentarlas y reconocerlas) ya que cada persona adquiere y desarrolla un potencial emocional basado en conceptos, el lenguaje, en su riqueza experiencial, social y cultural. La conceptualización por medio del lenguaje verbal es un elemento clave en esta teoría. Sin lenguaje verbal, no habría emociones. La dimensión emocional de cada individuo la llama granularity, y uno puede tener granularity alta o baja.
PATRONES IDENTIFICABLES PARA CADA EMOCIÓN
BET. Cada emoción básica tiene un patrón neurológico, fisiológico y conductual específico que permite distinguir una de otra (y que responden a cuestiones adaptativas al entorno). Las emociones vendrían prefabricadas en el sistema nervioso.
TEC. El sistema nervioso está cableado para la interocepción (afectos) y hacer predicciones, pero si no se tienen los conceptos de, por ejemplo, miedo, tristeza o schadenfraude para crear una categoría, no se da la emoción, sino solo una serie de señales sensoriales.
Niega cualquier patrón (lo que Feldman Barrett llama fingerprints of emotion). Las emociones son acuerdos/constructos sociales, que afectan al cableado cerebral y las respuestas fisiológicas. La respuesta en el cerebro y en el cuerpo se caracteriza por la variación. Los diferentes conceptos, cultura y experiencia es lo que cablea el cerebro (construcción social, cultural y neurológica).
EXPRESIONES FACIALES (y corporales)
BET. Existe una expresión facial prototípica para cada emoción básica: los músculos faciales realizan movimientos concretos en cada emoción, creando una configuración discreta. Un observador puede distinguir las expresiones faciales de ira, alegría, sorpresa, asco, desprecio y miedo, y reconocer esas emociones básicas en la persona a la que observa.
La expresión facial sería la señal de que alguien está sintiendo una emoción específica, por unos desencadenantes específicos.
TEC. En expresión emocional, la variación es la norma. A veces se expresa la alegría de una menera, a veces de otra. No existen expresiones faciales prototípicas que podamos asociar a cada emoción, sino que la expresión completa es en realidad una construcción/suma de varios elementos vistos con el paso del tiempo (por ej., en la tristeza: un día unas cejas elevadas, otra ocasión unas comisuras que descienden, etc.). Existen solo en la visión clásica y en las películas, y de ahí han pasado al colectivo occidental.
UNIVERSALIDAD DE EMOCIONES & EXPRESIONES FACIALES
BET. Estas expresiones faciales de emoción son universales: todas las personas del mundo, al margen de su cultura, harán estas expresiones faciales prototípicas al sentir alguna de las emociones básicas.
TEC. Niega la universalidad de las emociones y de las expresiones faciales. Las emociones y su expresividad dependen de los conceptos enseñados por la familia/cuidadores, la cultura en la que uno vive, así como de una mayor o menor riqueza lingüística, experiencial e intercultural en la que nos desarrollamos. Aparecen porque hacemos predicciones en base a lo anterior.
ESTUDIOS DE UNIVERSALIDAD
BET. Los estudios de universalidad son más de un centenar de estudios científicos que se han hecho a lo largo de las últimas décadas para contrastar que las expresiones faciales de emociones básicas están presentes en todos los seres humanos al margen de su cultura, origen geográfico, sexo, etc. Ante los mismos estímulos, se sienten las mismas emociones, y se expresan y reconocen facialmente de la misma manera.
Se probó hasta en lugares donde supuestamente no había contacto con la civilización occidental, como las pruebas de Papúa Nueva Guinea que hicieron famoso a Ekman.
La importancia de los resultados, consistentes, es que garantizaban la aplicación de los conocimientos sobre emociones y expresión facial en ámbitos como la seguridad nacional, y a partir de ahí, en otros ámbitos.
TEC. Según la autora, los estudios estarían mal hechos pues en cada estudio de universalidad están presentes los conceptos de emoción expresados verbalmente y según la cultura occidental, y esa consistencia en la intermediación de esos conceptos es lo que da como resultado la universalidad.
Cuando en su laboratorio de investigación replicaron algunos estudios de universalidad sin los conceptos de emoción, no obtuvieron los mismos resultados.
Por ejemplo, cuando se pidió a miembros de la tribu himba (África) que describieran libremente las fotos con expresiones faciales prototípicas, no lo hicieron mediante conceptos verbales emocionales sino según los comportamientos que veían, por ej: «están mirando».
La autora se plantea: «¿Y si las emociones universales no son en absoluto un hecho, sino la prueba de algo diferente? Por ejemplo, de nuestra habilidad para usar conceptos para afinar la percepción. «
Los conceptos de emoción son un elemento crítico para poder sentir y percibir emociones.
APLICACIÓN PROFESIONAL (especialmente ámbito policial & judicial)
BET. Al ser emociones universales asociadas a expresiones faciales discretas y también universales, los observadores adiestrados pueden reconocer las emociones que se sienten, e inferir los estímulos presentes. Esto tiene utilidad en ámbitos como la policía, interrogatorios, juicios, educación infantil, relación médico paciente, psicoterapia…
TEC. Dedica capítulos enteros a advertir de los peligros de la aplicación de la BET o versiones extendidas en los diversos campos profesionales y señala las graves consecuencias que puede tener. Por ejemplo, durante un juicio con jurado, la expectativa de cómo debería expresar un reo culpa puede influir en que el jurado lo declare culpable o inocente, o que el juez rebaje la condena, sin ser real puesto que la variedad es la norma. O si un hombre actuó violentamente contra su mujer por celos, se considera un mitigante de la pena.
Se muestra muy crítica los millones de dólares invertidos en la seguridad nacional de EE.UU. con las premisas de la BET y los nulos resultados, así como también advierte de los programas de IA basados en la visión clásica, la educación emocional que se imparte en las escuelas, etc.
INFLUENCIA DE LA CULTURA
BET. La cultura y lo social tienen un peso en la expresión: modulamos la expresión facial prototípica de las emociones según las normas de cada cultura, que nos orientan sobre cuándo y cómo expresar emociones. Son las llamadas display rules. Cuando estamos solos, en cambio, operarían las solitary rules, y mostraríamos la expresión facial completa.
TEC. Al negar las expresiones prototípicas, y sugerir que cada vez sentimos una emoción de una forma diferente y la expresamos de una forma diferente, no existiría esta división entre qué es «innato» traído de serie y qué es modulado por normas sociales.
La cultura desempeña un papel importante en esta teoría, no tanto en la expresión sino sobre todo en la conceptualización. Hay culturas que no tienen alguna de las emociones básicas (por ejemplo una tribu nativa del polo norte carece de tristeza) porque la conceptualizan de otra manera. Y hay culturas que cuentan con cantidad de emociones diferentes. La cultura no tendría un papel modulador sino conceptualizador.
DICOTOMÍA RAZÓN EMOCIÓN
BET. Los circuitos cerebrales racionales (corticales) y circuitos emocionales (subcorticales) están en constante diálogo, de modo que el pensamiento racional, consciente, puede modular las emociones, más inconscientes. Según el contexto y la activación, se puede actuar bajo los efectos de las emociones («las emociones nos poseen»). Ante un puñetazo que diéramos al estar enfadados, la visión clásica echaría parte de la culpa al circuito de la ira.
TEC. Devuelve la responsabilidad última del comportamiento a la persona. Somos responsables de nuestros actos, incluso en situaciones límite. Muy crítica con la emoción esperada, sobre todo por las consecuencias que estas expectativas pueden tener en el ámbito policial, judicial, médico… Esta teoría extiende la noción de responsabilidad más allá del momento del daño. Nuestro cerebro es predictivo, no reactivo.
MARCADOR SOMÁTICO de DAMASIO
BET. El factor emocional que entra en juego a la hora de tomar decisiones. No existiría la decisión puramente racional pues siempre aparece en nuestro pensamiento racional la perspectiva y consecuencias emocionales en base a nuestra experiencia. Por eso hay personas que, tras un un accidente o afectación en la zona orbitofrontal, tienen dañadas de forma irreversible las conexiones entre ambos «sistemas», haciéndoles tomar decisiones socialmente erróneas y autodestructivas, como no priorizar tareas, comportamientos deshinibidos inaceptables socialmente, etc. El poder prever las consecuencias emocionales de nuestros actos sería una guía, que se da gracias al diálogo constante entre ambas estructuras cerebrales.
TEC. Cada pensamiento, recuerdo, emoción o percepción que construimos en nuestra vida incluye algo sobre el estado de nuestro cuerpo. La red interoceptiva (afectiva) que regula el presupuesto corporal (body budget) desencadena una cascada de posibles reacciones emocionales en cada situación, en base a la experiencia previa.
RESUMEN, EN TERMINOLOGÍA
PARA FINALIZAR
Se trata de un planteamiento radicalmente diferente al enfoque evolutivo, heredado, universal. Las diferencias surgen desde la propia concepción de emoción y cómo surgen las respuestas ante las situaciones a las que hacemos frente diariamente. Y se extienden a la expresividad emocional y las aplicaciones en la vida diaria, tanto en el desarrollo personal como en la práctica profesional y social.
En el libro la autora explica de manera didáctica con ejemplos del día a día, estudios hechos por su laboratorio y experiencias con otras culturas alrededor del mundo, cada punto de la Teoría de la Emoción Construida, teniendo como telón de fondo la neurociencia. A la vez, critica con vehemencia la predominancia de la visión clásica.
¿Qué echo de menos? Referencia a otras teorías, como la Visión Ecológica del Comportamiento, en la que no se da un significado emocional a las expresiones faciales sino que estas toman sentido en la interacción, y que también plantea la posibilidad de que cada cultura conceptualice de forma diferente las emociones.
También, me ha sorprendido que se afirme que el lenguaje verbal estaría en la génesis de las emociones, y sin él una persona no tiene conceptos de emoción ni la propia emoción.
Lo que me ha parecido más sugerente es el atrevimiento a presentar algo totalmente diferente, que hace cuestionarnos lo que dábamos por válido durante tanto tiempo, y sin duda abre la caja de Pandora a otras perspectivas que no se pueden ignorar, al menos como profesionales.
Sin duda son planteamientos controvertidos y atrevidos, que invitan a la reflexión y a la transición hacia nuevos enfoques.
¿Atribuimos emociones humanas a animales?
Aunque los animales nos resultan familiares y parece demostrarse que tienen emociones y sistemas afectivos, ¿damos demasiado por supuesto que sus emociones tienen que ser las mismas que conocemos en el ser humano?
El otro día viendo un documental de National Geographic sobre la costa del norte de España me sorprendí a mí misma dándole para atrás al mando y tomando notas. Era un documental precioso con unas imágenes espectaculares de acantilados, olas y formaciones geológicas insólitas. También se centraba en la fauna que habita estas costas y lo que me llamó la atención fue que constantemente se atribuía emociones y estados mentales humanas a los animales.
Ejemplos específicos:
- peces que sienten curiosidad por saber qué se mueve bajo la arena
- cormoranes que se frustran al partir ramas para hacer el nido
- halcones preocupados porque su nido se ha destrozado tras una nevada inesperada
- los polluelos esperan ansiosamente a que vengan los padres a darles de comer
- los halcones han decidido vivir en esta costa por al gran abundancia de comida disponible
En las diversas culturas contamos con tradiciones seculares de historias populares y literarias protagonizadas por animales que tienen virtudes, vicios, emociones y rasgos humanos. Fábulas, cuentos, refranes y ahora películas y merchandising con moralejas que enseñan lecciones de vida. Así es como hemos atribuido astucia al zorro, cobardía a las gallinas, nobleza al león, maldad al lobo, ternura al oso pardo… que al final poco tiene que ver con la naturaleza de cada especie.
Ya fuera del folclore, varios autores desde Pitágoras a Darwin apuntaban la sofisticación mental de los animales que observaban. Y aunque algunos estudiosos del comportamiento, más orientados a la conducta, prefieren enmarcar las emociones animales en simples estímulos y respuestas, también hay diversas investigaciones que muestran que las capacidades cognitivas y emocionales de al menos determinados mamíferos (desde simios hasta roedores) son más variadas y complejas de lo que creíamos.
Una emoción por ejemplo que parece consistente es la empatía, no solo en la misma especie sino también entre animales y seres humanos: ratas que descartan una recompensa para ayudar a otras que se están ahogando, o perros que confortan a personas tras episodios traumáticos. Y si vives con un animal de compañía seguro que podrías llenar párrafos con situaciones en las que tu amigo animal se comporta de forma emocional más allá de alegrarse de verte.
Que se dedique interés, tiempo y recursos a estudiar más a fondo la cuestión de las emociones en los animales tiene ventajas considerables, entre otras: procurar su bienestar tanto si son mascotas como si son para explotación; formular leyes más favorables hacia ellos; comprender mejor su naturaleza para enriquecer cualquier forma de nuestra coexistencia.
Sin embargo, ver el documental de National Geographic, con «halcones preocupados», «peces con curiosidad», «polluelos ansiosos», etc. me ha hecho cuestionarme si estamos llegando muy lejos con el factor emocional; si se frivoliza, por decirlo de alguna manera. Por un lado, atribuir fácilmente emociones que conocemos como propiamente humanas a los animales puede deformar la realidad y su conocimiento. Por otro lado, por la simplicidad de presuponer que en un contexto concreto encontraremos siempre determinadas emociones, cosa que no tiene por qué suceder.
Al final, estamos aplicando el conocimiento que se tiene sobre la emoción humana al mundo animal a través de interpretar contextos, conductas, y demás que pensamos que son similares a los nuestros. Quién sabe si los animales tienen otras emociones diferentes a las nuestras para poder sobrevivir y vivir en sus grupos, y necesitamos nuevos nombres y conceptos.
El repertorio emocional del ser humano es variado y profuso y aún sujeto de estudio, con diferentes conclusiones según cada enfoque: psicológico, social, neurológico… que no siempre parecen estar de acuerdo. En el terreno de las emociones, aunque se ha avanzado muchísimo, también se rectifica y se añaden nuevas perspectivas.
Los animales, esos fenomenales seres con los que compartimos el planeta, tienen una capacidad mental y afectiva que parece ser compleja y rica; pero es la suya y creo que si les queremos entender, habrá que hacerlo desde la humildad de entender que somos diferentes y que aún tenemos mucho por descubrir sobre ellos.
Conectar. Camaleones conversacionales
¿Cómo conectar rápido y mejor con los demás? Ya sea con tus clientes o en el ámbito personal, son muchos los recursos verbales y no verbales que podemos emplear para lograr esa conexión. Uno de los que encuentro más efectivos es amoldarse a la forma de hablar del interlocutor.
En múltiples ocasiones deseamos establecer una buena conexión con alguien, para desde ahí poder alcanzar el objetivo que sea: una buena conversación con alguien nuevo en una cena en la que somos anfitriones o invitados con pocos conocidos, exponer nuestros servicios laborales, empezar con buen pie en un trabajo nuevo, establecer un «algo» positivo con alguien que nos gusta… O quizá solo tenemos ganas de pasar un buen rato: está demostrado que una conversación agradable con alguien ¡nos hace sentir muy bien!
Cada uno de nosotros tenemos a grandes rasgos una forma de comunicar determinada y reconocible. Seguro que si quieres imitar a alguien sabrías hacerlo de forma intuitiva con considerable exactitud. No solo será imitar un acento de una región concreta, sino que más elementos entran en juego. Y seguro que si te pones a clasificar, tú mismo podrías clasificar a tus conocidos en grupos según aspectos determinados de su forma de hablar.
Muchas variables entran en juego que explican nuestra manera de hablar habitual: personalidad, estilo familiar, región de procedencia, aspectos culturales, disposiciones físicas como el aparato fonador, el oído…
Se habla mucho, y da buenos resultados, de la sincronía o mímica no verbal para conectar con el otro. Se trata de ser capaz de imitar algún elemento no verbal reconocible, como su postura o algún gesto. Al parecer esto es algo que de forma natural sucede, en especial cuando hay interés o afinidad interpersonal. Cuando lo hagamos se tiene que hacer de modo discreto.
Inspirándonos en la sincronía no verbal, lo que propongo en este post tiene que ver con ser capaces de prestar atención a aspectos específicos de la forma de hablar del otro, que no supongan un riesgo para la conversación y puedan asimilarse de forma sencilla y también con discreción. A mí me funciona muy bien y lo recomiendo en mis asesorías.
En concreto propongo estos 5 aspectos:
- velocidad: ¿habla lento o rápido?
- volumen: ¿habla alto, normal o bajo?
- cantidad de palabras: ¿da muchos detalles o es escueto en las descripciones?
- emocionalidad: ¿incluye preocupaciones, detalles personales … o habla solo de hechos y datos?
- interrupciones: ¿interrumpe y acepta saltar de un tema a otro, o necesita poder expresar la idea entera?
Por supuesto, podemos fijarnos en más elementos, como la temática que le interesa, si esa persona emplea o evita el contacto físico, qué tipo de humor tiene (o si no tiene sentido del humor) y mucho más. Pero esa lista de 5 es suficiente y sutil para llevar a cabo ese efecto con el que buscamos conectar de forma más efectiva, poniendo el acento en el bienestar de ambos interlocutores y el éxito de esa comunicación. Es una habilidad trabajable y la vamos a llamar desde hoy camaleones conversacionales.
Detectar e incorporar algunos elementos de la forma de hablar del otro nos puede ayudar a conectar mejor y tener interacciones más exitosas.
¿Cómo llevar a la práctica el convertirnos en camaleones conversacionales? La idea general es acercar de vez en cuando nuestra propia forma de hablar a la del interlocutor. Se trata de ser capaces de identificar 1-2 elementos de la forma de hablar de nuestro interlocutor e incorporarlos para esa conversación en momentos puntuales.
Ejemplo 1
Conoces a alguien nuevo (y de quien te falta información previa). Enseguida te cuenta que le gusta hacer deporte pero hace 1 mes que no va al gimnasio porque tiene una tendinitis y te menciona detalles sobre qué la causó, las inyecciones de cortisona que se ha puesto, lo que le dijo su doctor y su rehabilitador, e ¡incluso quizá te explica el grosor de la aguja de la inyección!… Si no has tenido lesiones similares o hablar de enfermedades no es lo tuyo, lo habitual sería que paséis a otro tema. En cambio, puedes observar que el asunto y sus detalles son importantes para él. Puedes detenerte en el tema y preguntar por más información: ¿a qué doctor fuiste?; ¿cuántos días tardó en irse el dolor?, es cierto que tal o cual deporte desgastan mucho, ¿verdad?, conozco un traumatólogo muy bueno, si quieres te paso el contacto, etc.
Ejemplo 2
Detectas que alguien habla muy despacio. Quizá te entren ganas de interrumpirle o de acabarle las frases. Toma conciencia de que habláis a velocidades diferentes y en vez de interrumpir, espera tu turno mientras asientes con paralenguaje (sonidos) o con la cabeza. Y cuando te toque hablar, modera tu velocidad de habla un poco y concéntrate en no saltar de tema en tema.
Consideraciones:
este acercarse a la forma de hablar del otro recomiendo hacerlo con la intención de conectar con el otro y que sea beneficioso para ambos;
buscar esa asimilación en momentos puntuales de la conversación. Si nos quedamos todo el tiempo en el estilo del otro, puede pasar que si te amoldas a una persona que habla bajito, lento y escueto, la conversación podría languidecer enseguida, sin haber entonces logrado la conexión que buscas. O bien, si nos centramos en demasiados detalles de una temática, podemos desenfocar otros temas de mayor interés y comunes.
Como siempre en cuestiones de comunicación, no se trata de dar fórmulas matemáticas sino de ir enriqueciéndonos con recursos verbales y no verbales diversos, y saber aplicarlos en la dosis apropiada en cada ocasión. Las habilidades comunicativas se pueden trabajar, y hay diversas estrategias. Pasar del modo automático al modo tengo la sartén por el mango e ingredientes varios para ir añadiendo.
En este caso, la habilidad es sencilla: para ser todo un camaleón conversacional, retén estos conceptos clave: identificar, incorporar, por momentos, y siendo sutiles. Y quién mejor que tú para identificar las dosis y los momentos idóneos para asimilar tu forma de hablar a la de tu interlocutor.
Madonna, incongruencias frente al edadismo
Las incongruencias, ya sean verbales, no verbales o de nuestras acciones, son una brecha en la potencia y credibilidad de nuestros mensajes. Un agujero insalvable en la línea de flotación, del que el ámbito corporativo o la marca personal también se ven afectados.
Madonna no será la primera ni la última persona en no percatarse de que si queremos que nuestro discurso sea potente y tenga efecto, se necesita coherencia. Una buena parte de mi trabajo se basa en mostrar cómo la comunicación verbal, los mensajes que creamos con palabras, son débiles si no los acompañamos con la comunicación no verbal acorde a lo que se diga y al ambiente que se quiere crear, y viceversa. La razón es que comunicamos de forma multimodal, y a su vez los receptores perciben y procesan esos diversos modos.
Otra parte de mi trabajo también consiste en ayudar a tomar conciencia de que los actos también comunican. Si se está construyendo un discurso en una dirección, lo demás también conviene que apunte en esa dirección, o bien se estarán emitiendo mensajes diferentes por las diferentes vías.
Esto lo vemos muy claro en las formaciones con adolescentes de 15 años; en concreto hacemos hincapié en que las redes sociales también forman parte de la identidad que van tejiendo y los mensajes que envían. En resumen: la suma de lo que decimos, cómo lo decimos y lo que hacemos entre medias es lo que comunicamos. Cuanta mayor congruencia entre esas vías haya más potente será nuestro mensaje y la huella que dejamos.
CONTEXTO
El 6 de febrero tuvo lugar la gala de los Grammy, en Los Ángeles. La cantante Madonna presentaba uno de los premios, que se lo llevaba Sam Smith junto a Kim Petras por mejor actuación de grupo/dúo. Como después de esa entrega actuaba Sam Smith y su escenificación iba a ser en cierta medida transgresora, Madonna introdujo esa actuación con un corto discurso:
«Esto es lo que he aprendido tras 4 décadas en la música: si te llaman impactante, escandaloso o problemático, provocativo o peligroso, definitivamente estás en lo cierto. Estoy aquí para dar gracias a todos los rebeldes que están forjando un nuevo camino y soportando el calor por ello. Todos los alborotadores deben saber que su valentía no pasa desapercibida. Eres visto, eres escuchado y sobre todo, eres apreciado.»
Pero para su sorpresa lo que se viralizó no fueron sus palabras sino el aspecto de su rostro, que fue comentado negativamente en redes. Su cara fue juzgada como irreconocible, quizá debido a los cambios provocados por intervenciones estéticas como rellenos u otros. Tampoco ayudaba que ocultó sus cejas con maquillaje, algo que cambia las proporciones de cualquier rostro.
Madonna contraatacó esas críticas a su aspecto con un mensaje en Instagram, que es lo que centra este post: «Una vez más me veo afectada por el edadismo y la misoginia que impregnan el mundo en el que vivimos. Un mundo que rechaza celebrar las mujeres que pasan los 45 y que siente la necesidad de castigar a aquellas que siguen siendo determinadas, trabajadoras y aventureras. […] Encantada de ser la pionera para que todas las mujeres que vengan después lo tengan más fácil en el futuro.» Y acompañaba el post con esta imagen.
Como dice Desmond Morris en su libro The Naked Woman, «Cada mujer tiene un cuerpo bello. Bello porque es el resultado espectacular de millones de años de evolución». No cabe duda de que no es un buen síntoma de la sociedad que el aspecto físico o las decisiones sobre apariencia de cualquier persona, hombre o mujer, sea motivo de conversación.
Sin embargo en el caso de Madonna, su mensaje carece de fuerza suficiente porque precisamente lo que ha mostrado a lo largo de los años es un rechazo del envejecimiento y la búsqueda incesante de la apariencia juvenil, dando validez a la cultura edadista y misógena a la que culpabiliza. Madonna no es la única que se vuelve activista verbal al cumplir años. Es bastante habitual encontrar actrices y cantantes que durante un tiempo determinado aceptan y alargan la faceta juvenil sexualizada, y cuando llegan a la madurez corporal se acaban rebelando contra ese mismo sistema en el que prosperaron. Se rebelan contra un edadismo al que han estado contribuyendo activamente con la gestión de su apariencia. Aquí podríamos abrir un capítulo aparte sobre el peso de la apariencia, las dificultades de las presiones sociales, etc. pero hoy vamos a hablar de coherencias discursivas.
Porque también hay mujeres en el mundo del espectáculo que sí se rebelan con sus conductas contra la preferencia descarada de la industria por la mujer joven y erotizada: con una apariencia que abraza la edad y sus cambios, con los papeles que aceptan o la forma de posar en la alfombra roja o en las redes sociales están elaborando un discurso, toda una declaración de intenciones, en esa dirección a contracorriente de hacer valer a las mujeres más allá de su edad o cuerpo.
Es el caso de, entre otras, Meryl Streep, Helen Mirren, Marisa Paredes, Charlotte Rampling, Diane Keaton, Ángela Molina, Lolita Flores, Nathalie Portman… Si ellas pronuncian discursos en los que critican el edadismo, tendrán mucha más potencia sus mensajes porque serán coherentes con sus actos, en concreto la gestión de una apariencia que se muestra independiente de los cánones esperados en la mujer, que la industria del espectáculo dicta y las clínicas se prestan a dar carta de naturaleza.
Para incidir en la importancia de la coherencia, ponemos otro ejemplo de otro contexto: cuántos políticos hablan de recortes y después son vistos en grandes comilonas, llevando prendas carísimas etc., y la desconfianza que eso produce. O cuántos activistas del cambio climático llegan a las cumbres internacionales cada cual en su jet privado… y el efecto que tiene en la implicación por la causa.
Las incongruencias, ya sean verbales, no verbales o de nuestras acciones, son una brecha en la potencia y credibilidad de nuestros mensajes. Un agujero insalvable en la línea de flotación, del que el ámbito corporativo o la marca personal también se ven afectados.
En resumen, la comunicación es multimodal y no sirve solo el canal verbal. También el canal no verbal cuando comunicamos individualmente, y el canal de las acciones ya seamos profesionales, empresas o en nuestra faceta personal del día a día.