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Inmigración, gastronomía y metáforas para abrir boca y mente

Del meltin’ pot a la paella: amplía tus recursos discursivos y mentales adentrándote en la diversidad gastronómica de la sociedad actual.

Andas por cualquier calle en Barcelona o Madrid y se oye hablar un crisol de idiomas y de variables del español. Nuestros hijos tienen en clase compañeros chinos, coreanos, argentinos, venezolanos, ucranianos y rusos, que llegan a medio curso y se amoldan al ritmo y al temario que ya está empezado. Y los locales se amoldan a echarles un cable con el temario y las costumbres, y a entenderse aunque durante un tiempo no hablen el mismo idioma. Y vienen a casa con expresiones y gestos nuevos cada día.

España ha sido una tierra de mezclas. Cualquiera de los idiomas que se habla en España es rica en variedad etimológica y lo mismo sucede con los demás aspectos que caracterizan una cultura: la música de cada región, la gastronomía, la construcción de las casas… La profusión de orígenes y la variedad entre regiones es transversal.

Y según las estadísticas, desde los años 1990 este país ha sido tierra de acogida para millones de personas procedentes de múltiples países, hasta el punto de que según datos del INE España en octubre de 2023 tenía 39.876.000 de nacidos en España y 8.569.000 de nacidos en el extranjero. Aunque los grupos mayoritarios son de Marruecos, Rumanía y Colombia, tenemos una variedad enorme en cuanto a los países de origen, de todas las coordenadas del planeta.

Y aunque no hay duda de que esos flujos migratorios plantean desafíos y oportunidades, hoy quisiera centrarme en un aspecto positivo que nos aglutina y que nos enriquece como sociedad y mentes pensantes: la diversidad gastronómica.

NO TODOS TENEMOS CORAZÓN PERO TODOS TENEMOS ESTÓMAGO

Si hay algo que a la mayoría nos gusta es comer. Si hace décadas podíamos probar en nuestras calles cocina francesa, italiana y a lo sumo china, que se sumaban a nuestras gastronomías regionales, hoy en las calles de las principales ciudades podemos disfrutar de un buen libanés, georgiano, peruano… Ya es una opción a cualquier hora tomarnos unas empanadas, unas arepas o un kebab, y las palabras won ton, dim sum, blini, falafel, pilmeni, fajitas, panset, arepas, miso o edamame son de uso diario en muchos de nosotros.

Parecerá algo anodino, pero la gastronomía enraíza fuertemente en nuestros esquemas mentales. No en vano, ¿cuántos refranes y expresiones tenemos en cualquier idioma que vienen directos de la cocina y alimentos? Varias decenas. Los refranes, esas oraciones completas que recogen el sentir y sabiduría populares, se usan tanto literalmente como extrapolados a otros contextos, de ahí su valor. Aquí os dejo unos pocos.

  • De lo que se come se cría
  • A falta de pan buenas son tortas
  • Las sopas no alimentan pero calientan
  • Al comer gaudeamus y al pagar ad te suspiramus
  • Quien come hiel no puede escupir miel
  • Donde comen dos, comen tres
  • No comas crudo ni andes con pie desnudo
  • Uno levanta la caza y otro la mata; pero al que la guisa, lazos de plata
  • Por falta o sobra de un grano de sal, el mejor guisado sabe mal
  • Bien convida quien presto bebe
  • Para que el vino sepa a vino, se ha de beber con un amigo
  • El vino y la verdad, sin aguar

También empleamos constantemente en sentido figurado expresiones hechas del ámbito cocina. Bajar el suflé, repartirse el pastel, tener todo el pescado vendido… son habituales del repertorio español que probablemente pronto se verán acompañadas por otras de nuevo cuño que harán referencia a platos que vienen de fuera de nuestras fronteras y, de momento, de nuestra cultura. Se empieza por conocerlos, y pronto nuestra mente echará mano de ellos para dar color a nuestro discurso.

METÁFORAS O CÓMO SER CAPAZ DE SINTETIZAR MUCHO EN POCO

Por eso, algo tan sencillo como ampliar nuestro conocimiento de culturas gastronómicas, en nuestra propia ciudad, nos permite paralelamente agrandar nuestros recursos lingüísticos y mentales. Tres grandes recursos muy valorados en los discursos carismáticos e inspiradores son, de menor a mayor complejidad: la comparación, la metáfora y la analogía.

No todo el mundo es capaz de emplearlos, ya que estos recursos sintetizan un concepto complejo en pocas palabras, y requieren forzosamente habilidades cognitivas así como conocimiento del mundo. Y cuantos más entornos nos sean familiares, incluido el culinario, mejor.

Ten en cuenta que si quieres ser un buen orador, o medianamente bueno, tus discursos no pueden ser planos. Es decir, no conviene limitarse a exponer las cuestiones, sino que te irá bien incluir variedad en la exposición. Metáforas, expresiones hechas y refranes vienen a aclarar, enriquecer y persuadir. Son los cuadros que elevan una pared blanca en cualquier habitación.

MELTIN’ POT: FUNCIONÓ PARA EE.UU., UN TIEMPO

La cocina es efectivamente un caladero recurrente de conceptualización. Porque todo el mundo lo entiende. La gracia de las figuras retóricas es que se entiendan, y comer, comemos todos. Emplear metáforas de un ámbito no habitual, por ejemplo del freesbee o el yoga, no sería acertado (a no ser que se emplee en un entorno donde todos juegan al freesbee o practiquen yoga). Por eso, otros ámbitos como el toreo (el fútbol de entonces) o el fútbol también han sido muy recurrentes para hacer metáforas, refranes y más.

Precisamente para describir el proceso de inmigración a EE.UU. desde todos los rincones del mundo, y su posterior florecimiento como sociedad, se ha utilizado desde 1875 la metáfora meltin’ pot. Literalmente significa ‘cazuela para fundir’ y durante décadas se ha adoptado como el único enfoque para abordar el proceso de la inmigración. (El primero en emplearlo fue el poeta Ralph Waldo Emerson, en 1845.)

Los niños estadounidenses crecen con el meltin’ pot. Esta metáfora pone el acento en la homogeneidad de la sociedad. En que los diversos grupos que van llegando se van combinando hasta disolverse en un guiso homogéneo (la cultura americana). Ingredientes variados, un solo sabor como resultado.

De todas las posibles áreas para describir la inmigración a EE.UU., se usó la cocina. Porque todos antes o después cocinamos, hemos visto cocinar o, simplemente, comemos platos cocinados. En Europa, la inmigración tal como la tenemos hoy ha sido un proceso diferente y los enfoques y metáforas también tendrán que reflejarlo.

EL BOL DE ENSALADA: UNA VISIÓN MÁS PLURAL CON LA INMIGRACIÓN

Desde los años 1960, al meltin’ pot se sumaron otros enfoques, que han usado otra metáfora para describir el proceso de inmigración en EE.UU.: el salad bowl (bol de ensalada), en el que los ingredientes no se disuelven formando uno sino que la gracia del plato está en poder disfrutar de la combinación de los diferentes ingredientes. Según esta visión, EE.UU. es una integración de diferentes culturas. Es decir, pueden mantenerse rasgos identitarios propios de la cultura que llega.

El meltin’ pot resume las teorías de asimilación: al llegar a una cultura dominante, desaparecen los rasgos identitarios de la cultura de origen de los grupos minoritarios. Y el salad bowl sintetiza las teorías de integración: se llega a una cultura dominante pero se mantienen los rasgos.

Cuando estudié en Estados Unidos en el año 2000, en las clases de inglés para extranjeros estudiábamos el meltin’ pot y cómo los hijos de inmigrantes se avergonzaban de algunos rasgos de sus padres que denotaban que no eran nacidos allí. Aquí en Barcelona, ya he conocido casos de niños que piden a sus padres que abandonen el ‘ustedes’ y el ‘vos’ por el ‘vosotros’ y el ‘tú’. Meltin’ pot.

Joe Navarro, en su libro Be exceptional, relata cómo al llegar de Cuba a Estados Unidos siendo un chaval, hizo todo lo posible por asimilarse a los niños americanos, incluso puliendo con empeño su acento al hablar inglés. Ya apuntaba maneras de observador y analista de bien pequeño. Y una vez más, se pone el foco en la asimilación, totalmente natural también. Por suerte, en España, con tantos acentos de las diferentes regiones a pesar de lo pequeño es es nuestro territorio, estamos más que acostumbrados a que cada uno hable español como le dé la gana.

Los Simpson, siempre agudos en sus representaciones, incluyen un capítulo en el que unos estadounidenses no inmigrados (al menos en su generación, porque todo no nativo americano fue en algún momento inmigrado) acosaban un puesto de comida de un indio que vendía curry, por no considerarlo americano. Muy agudos, al retratar al grupo huésped, sin herencia gastronómica propia, discriminando a alguien de una cultura que sí la tiene.

LA RELACIÓN IMPORTA

También existen críticos a la teoría del salad bowl, como Mohamed Berray*, que consideran que, al igual que en el meltin’ pot, ambos enfoques se centran en el resultado final, en la culminación de la receta, en vez de destacar los ingredientes y el proceso. No se tienen en cuenta las acomodaciones individuales que tienen que darse tanto en la cultura huésped dominante como en las comunidades minoritarias que llegan. Estas teorías ponen el foco en la relación entre ambos grupos y en crear ambientes que permitan inclusión y diversidad también.

Ya que no constan metáforas culinarias para estas teorías, ¿podríamos proponer la paella, para describir este enfoque en la inmigración? Cualquiera que haya hecho una paella sabe que aunque el protagonismo se lo va a llevar el arroz (el punto, si está suelto, que la capa de abajo esté tostada…) en la paella el arroz es gracias a los demás ingredientes. En la paella, los ingredientes se van dorando uno a uno en el aceite antes de tostar el arroz. Cada ingrediente tiene sus tiempos diferentes a los del otro. Luego, al comer la paella uno puede disfrutar los ingredientes uno a uno, así como saborear el arroz impregnado con todos los aromas de cada ingrediente diferente.

O quizá la metáfora correcta esté aún por poner, y sea una receta que fusione varias cocinas. ¿Se os ocurre alguna? Resumiendo, nuestras habilidades de pensamiento y discurso ganan abriéndonos a nuevos ámbitos y situaciones; a reflexionar sobre diversos modelos y sus metáforas; y a conocer a las otras culturas de llegada a través de su gastronomía (y viceversa).

Y para sintetizar la esencia de lo dicho en un refrán: el buen alimento cría entendimiento.

*A critical literary review of the melting pot and salad bowl assimilation and integration theories. Mohamed Berray. Journal of Ethnic and Cultural Studies, June 2019, vol 6, no. 1, pp. 142-151.

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