La doble celebración no verbal de Djokovic

Solo mi familia y mi equipo saben por lo que hemos pasado las últimas 4-5 semanas y esta es probablemente la mayor victoria de mi vida, teniendo en cuenta las circunstancias

Ver a Djokovic trepar por la grada para celebrar una victoria, al más puro estilo Nadal en sus inicios, llama la atención. Y más si luego se derrumba llorando. Algún comentarista interpretó que tal intensidad se debía a que era su 10ª victoria del Open de Australia, o a que era su grand slam número 22 y que con esto igualaba los grand slams de Nadal. Sin embargo creo que nada más lejos de la realidad. Djokovic se permitió relatar abiertamente con su lenguaje no verbal lo que luego con su lenguaje verbal en su discurso verbal prefirió eufemizar.

CONTEXTO

Novak Djokovic, uno de los mejores tenistas de todos los tiempos, el que más records tiene junto a Federer y Nadal, protagonizó el año pasado un controvertido episodio a raíz del Australian Open. Los organizadores del torneo exigieron que todos los participantes estuvieran vacunados de covid, y Djokovic se negó a ponerse esa vacuna arnm. Como país, Australia estaba aplicando de las mayores restricciones hacia su propia población.

A pesar de que era el número 1 y el favorito para ganar ese torneo pues llevaba 9 Open de Australia ganados, los organizadores del evento se mantuvieron firmes en la norma y Djokovic tampoco cedió a la coacción. Coincidiendo con la sorprendente implementación de pasaportes covid en la mayoría de países, la situación de Djokovic generó un apasionado debate y dividió a la afición del tenis y a la población en general.

Lo que sucedió después fue un pulso en toda regla. Sin haberse vacunado, Djokovic aterrizó en Australia alegando que había pasado hacía poco el covid. Lo detuvieron y estuvo retenido. Djokovic recurrió a abogados y estos demostraron que según las leyes no se le podía retener por no estar vacunado. El Estado Australiano se acogió entonces a que en determinados casos (terrorismo, amenaza nacional) se podía expulsar sin más: Djokovic fue declarado un peligro público y fue deportado del país. La sociedad, una vez más, se dividía entre quienes se regocijaban por la expulsión y quienes se llevaban las manos a la cabeza por el atropello de derechos. Villano para unos, héroe para otros.

Djokovic no jugó el Open de Australia, uno de los 4 grandes donde tanto en puntos para el ranking como en premio son los más importantes de circuito junto a Roland Garros, el US Open y Wimbledon. Perdió el número 1 al no poder defender los puntos y fue trending topic, teniendo mayoritariamente la opinión pública en contra. Podemos suponer que no fueron unos momentos fáciles, y que quizá se sentiría humillado o que había vivido una injusticia con toda la situación vivida.

VICTORIA EN EL TENIS Y EN LAS CONVICCIONES

Por eso, cuando Djokovic ganó hace unos días el Open de Australia, pudimos observar una forma de celebrar la victoria muy diferente a lo que nos tiene acostumbrados. Podemos destacar 3 fases expresivas, combinando lo no verbal y lo verbal, una vez acabó el partido:

• FASE 1. A pie de pista, apenas hay microsegundos de expresión sutil de triunfo, y enseguida vemos expresión de orgullo. Podemos entender que se trata de una autoevaluación positiva de su resultado en solo 3 sets, que es la 10ª vez seguida que se hace con el torneo, que recupera el nº 1, etc.

• FASE 2. En la grada con los suyos, triunfo, euforia y llanto intensos. Tal intensidad nos permite inferir que la batalla para recuperar el honor tras la deportación y la crisis reputacional fue ardua.

• FASE 3. En su discurso verbal al recibir el trofeo, recalca sin entrar a dar detalles que «es la victoria más importante de mi vida, dadas las circunstancias».

Lo que tuvo que decir con contundencia, lo dijo con su lenguaje no verbal, largamente y sin tapujos. En el mensaje verbal, prefirió eufemizar.

Ya que con esa victoria sumaba 22 grand slams, veamos en 22 imágenes cómo expresa las 2 victorias diferentes que tenía en juego.

Tras dar la mano a Tsisipas y a la juez de silla, mostró esta expresión de orgullo ante el público: postura expandida, expresión facial relajada con leve sonrisa, cabeza hacia atrás. Sacando a relucir su carisma y la gran seguridad que tiene en sí mismo, movía los dedos animando al público a aplaudirle en su 10ª victoria consecutiva en Melbourne.
Dedicó unos segundos a lo que parecía rezar, señalando el cielo, llevándose la mano al corazón, y besando el suelo con la mano.
Expresión facial relajada y con leve sonrisa. En la pista, solo observamos orgullo, que es una emoción en la que uno valora su propia actuación. Aquí, se dirigía adonde estaba su equipo.
Al situarse frente a su equipo, de golpe mostró un lenguaje verbal totalmente diferente: triunfo, en su display completo, con grito incluido.
Sorprendente para todos, comenzó a trepar a la grada, al más puro estilo Nadal en sus primeras grandes victorias a los 18 años.
Encima de la barandilla, mostró euforia mediante saltos y un triunfo alegre, menos dominante.
Da un abrazo generalizado rápido y englobando a su equipo.
Suelta a su equipo y se gira hacia abajo, donde están las cámaras, y dedica unos segundos a mostrar su triunfo: puños cerrados, brazos en tensión, grito…
Alarga sin contenerse su lenguaje no verbal de triunfo, esta vez orientado a todo el público y podemos ver más de ese display completo, con la expresión facial propia de esa emoción (cejas bajas, boca abierta, etc.). Bien podemos interpretar que quiere mostrar su triunfo ante la otra batalla.
Se vuelve hacia su equipo y abraza a su hermano.
En ese abrazo a su hermano empieza a llorar. Podemos ver en la imagen parte de la activación muscular en el entrecejo.
Segundos después se derrumba. Se deja caer al suelo en llanto intenso. El llanto aparece cuando una emoción determinada nos desborda, como mecanismo fisiológico para recuperar el equilibrio. Mi pregunta sería (tengo que investigarlo): ese triunfo y euforia tan intensos, ¿te desequilibran hasta tal punto que te sientes débil y necesitas echarte al suelo? Parece probable.
Tapándose la cara con los brazos, está largos segundos en el suelo llorando mientras el equipo le arropa. He observado que el llanto, que nos sobreviene como mecanismo regulador de emociones demasiado intensas (con estímulos presentes o evocados), es algo que solemos ocultar, presumiblemente por vergüenza de no querer mostrarse vulnerabilible.
Las cámaras enfocaron a aficionadas que por contagio emocional lloraban.
Al oírse por megafonía que se va a iniciar la entrega de premios, necesita ayuda para levantarse pues aún no se había recompuesto. Entendemos con este lenguaje no verbal la intensidad de las emociones vividas en los meses pasados.
Aún en llanto, se abraza a su madre otros segundos. Fijaos qué tipo de abrazo: se encoge hasta caber en el hombro de su madre, quizá para que su llanto no se vea o buscando protección.
Si al trepar a la grada habíamos visto que mostraba agilidad dada por la euforia, ahora al bajar necesita ayuda.
Se dirige a su banco, y se seca las lágrimas de ambos ojos, primero con la muñequera y después con la manga.
En el banco ya sentado, lo primero que hace es taparse la cara con la toalla y darse tiempo para llorar. Un llanto intenso pues se pudo ver cómo se sacudía la espalda.
Ya recuperado el equilibrio, se enfundó la chaqueta con un 22 hecho con el logo de su patrocinador, Lacoste. Mientras los organizadores del torneo alababan su juego y resultado, permaneció con el rostro relativamente serio y también al estrecharles la mano.
En su discurso hubo lugar para el humor, que levantó la carcajada del público. Eso es algo muy propio del carisma: ser capaz de palpar el ambiente del público y tener la seguridad de gastar alguna broma sabiendo el efecto que tendrá.
Al final de su discurso, al mencionar con el eufemismo «circunstancias» lo vivido durante el último año, pudimos observar que se apretaba los labios hacia adentro, que podemos interpretar como estrés y contención.

Así pues, pudimos ver dos fases en la celebración. Primero, al acabar el partido, ante el público general posturas y gestos de orgullo por los resultados en el plano tenístico: una final en 3 sets, su 10º Open de Australia, sus 22 grand slams.

En una segunda fase, ya en la grada con su equipo y familiares, mostró lenguaje no verbal de triunfo en estado puro, sin moderación, orientándose hacia su equipo primero, hacia las cámaras después (el mundo exterior) y finalmente ante los asistentes. ¿Triunfo sobre qué? No sobre Tsisipas sino triunfo en la batalla que había empezado un año antes a raíz de su deportación: una batalla en la que el honor, la dignidad o la justicia estaban en juego.

DISCURSO VERBAL AL RECOGER EL TROFEO

Con el gran carisma que le caracteriza, Djokovic habló durante 7 minutos repartiendo buenas palabras para todos, pero sin dejar de mencionar cuál era su verdadera victoria. En el discurso verbal hubo 5 bloques de contenido.

• Alabanza y respeto por Tsisipas y su equipo, sobre su evolución general, esfuerzo y desarrollo en el torneo.

Mensaje para los jugadores más jóvenes. Poniendo en común a Grecia y Serbia como países donde no hay mucha tradición ni referentes en tenis, lo que supone menos apoyos para prosperar, envía un mensaje para cualquier jugador joven: «sueña a lo grande, todo es posible , no dejes que nadie te arrebate tu sueño. Pienso que cuanto mayores sean las dificultades y las desventajas, más fuerte te vuelves.» 

• Se dirige a su equipo y familia. Menciona su paciencia ante su carácter dentro y fuera de la pista. Bromea y se ríe. Un ejemplo de su carisma es que mezclar en un discurso solemne una broma y arrancar las risas del público, con total seguridad. Esto es básico para relajar cualquier ambientes y alinear el humor general de los asistentes. “Este trofeo es vuestro tanto como mío”. 

• «Las circunstancias», sobre cuyo resultado sí se expresó no verbalmente. “Tengo que decir que este ha sido uno de los torneos más desafiantes de mi vida, teniendo en cuenta las circunstancias: no haber jugado el año pasado, volviendo este año [silencio y ovaciones]. Quiero agradecer a todas las personas que me han hecho sentir bienvenido, cómodo en Melbourne y Australia. Hay una razón por la que he jugado mi mejor tenis de mi carrera en Australia, y en esta pista, delante del legendario Rod Leiver. Gracias por haber estado aquí esta noche. Solo mi familia y mi equipo saben por lo que hemos pasado las últimas 4-5 semanas y esta es probablemente la mayor victoria de mi vida, teniendo en cuenta las circunstancias.» 

• Reconocimiento a la organización, voluntarios y asistentes dentro y fuera de la pista, y los seguidores del tenis del mundo en general.

Os dejo los enlaces a los vídeos de la reacción al acabar el partido y del discurso al recoger el trofeo:

Mundial de fútbol y de comunicación no verbal

Croacia-triunfa-Dinamarca-derrota

El mundial de fútbol es un hervidero de emociones. Para los que lo seguimos, sin duda: seguro que en vuestra casa o en el bar observamos o protagonizamos gritos, suspiros, saltos, abrazos, agarrarnos la cara fuerte con las manos, taparnos los ojos, el corazón a mil, gritos al árbitro… propios de enfado, alegría, ansiedad… Para los que lo juegan también supone la presencia de muchas emociones y su manifestación a través del comportamiento no verbal.

El deporte es un contexto en el que es fácil encontrar conductas no verbales expresadas por completo, sin esconder o disimular. Y en esta competición de fútbol, donde participan personas de partes del globo lejanas y culturas diferentes en diversas dimensiones, hemos visto que no solo estamos unidos por este deporte sino por las emociones y su expresión.

Fijaos en estas imágenes cómo celebran los goles o la victoria todos:

triunfo
Islandia marca gol
japon triunfo goles
Vida tras gol

Esto es triunfo, el haber conseguido un éxito.  Hay mucho de orgullo en el conjunto total de la expresión no verbal, pero la señal característica del triunfo se ha estudiado (Tracy & Matsumoto) que es solo los brazos extendidos, da igual si es hacia abajo, los lados, hacia arriba… La presencia de conductas propias del orgullo en el éxito también tiene sentido, pues si nos remontamos a tiempos ancestrales, el orgullo es una adaptación evolutiva para asegurar el estatus tras la victoria. Tras vencer, la respuesta conductual de expandir el cuerpo serviría para anunciar el logro y así asegurar la continuación del estatus y su aceptación dentro del grupo.

Así pues, vemos el sentido que tiene que tras marcar un gol o clasificarse para la siguiente fase los jugadores casi siempre muestren su éxito de esta manera. Es espontáneo (= no planificado), es común a todos y aparece siempre en la misma situación de éxito. En otros muchos deportes y en otros contextos podremos reconocer asimismo esta expresión, con mayor o menor intensidad.

Tracy & Matsumoto llevaron a cabo un estudio con judokas en las Olimpiadas de Atenas de 2004. En ellas analizaron tanto a judokas videntes como a judokas congénitamente ciegos (es decir, que es imposible que hubieran aprendido esta expresión tras el triunfo. En términos generales (y en los detalles importantes), ambos grupos expresaban de igual modo el triunfo y la derrota, de modo que se confirmaba que se trata de algo biológicamente heredado.

Nosotros al ver los goles celebramos igual. Estad atentos y observad.

Hemos hablado de triunfo y ahora hablamos la otra cara de la moneda: la derrota. La derrota también tiene una expresión propia. Si hemos visto que el triunfo tenía que ver ancestralmente con mostrar los logros propios al grupo para mantener un estatus, la derrota nos hace desplegar unos comportamientos opuestos que parece acordado que provendrían de la muestra de sumisión, que vemos en hombros caídos y pecho encogido. La situación de derrota suele mezclarse con emociones como la tristeza, la vergüenza… que harán que veamos cabezas gachas, llanto, taparse la cara con las manos… En conjunto la derrota nos hace tener una conducta mucho más discreta, propia de quien muestra que asume que ha perdido, que no quiere seguir en conflicto y que ahorra los recursos que le quedan.

Aspas falla penalti
Jugadores rusos tras derrota
Jugadores rusos derrotados
Koke verguenza

Por mi parte, estoy convencida de que hay otros factores que entran en juego a la hora de expresarnos si se da el triunfo y la derrota, desde el punto de vista de la modulación de la expresión. La personalidad de cada cual seguro que tiene mucho que decir; también la circunstancia personal de cada jugador o el contexto sociopolítico, pero en ese caso modular la expresión sería ya una decisión racional; y la cultura, factor que también influiría a la hora de expresar o inhibir el lenguaje no verbal propio de cada emoción. Por ejemplo, Tracy & Matsumoto constataron que en las culturas más individualistas los atletas expresaban más el triunfo e inhibían más la respuesta de derrota. Por el contrario, los atletas de culturas colectivistas mostraban más la vergüenza de la derrota.

En cualquier caso, el fútbol al igual que otros deportes nos deja escenas de emoción y comunicación no verbal fácilmente comprensibles por todos. El lenguaje de la victoria y de la derrota no hace falta traducirlo mucho sino que es un idioma común. Fuera del deporte, también veremos ese lenguaje no verbal ante logros o fracasos, solo hay que estar atentos para confirmarlo y saber interpretar cuándo un suceso es un logro para uno y una fracaso para otro.

Un saludo cordial como siempre!

Ana

PD. Veo que he incluido varias imágenes de cuando la selección española fue eliminada del mundial. Es un partido que vi con ilusión y que pude analizar sobre la marcha. Yo también acabé con los hombros caídos y el torso encogido seguro!