Acusados y su apariencia en los juicios

¿Por qué algunos acusados cambian su imagen al ir al juicio? ¿Cuenta el aspecto cuando se acude a un juicio como acusado? Algunos juicios celebrados en territorio nacional nos han dejado imágenes para el recuerdo y nos ponen en bandeja dedicar unas líneas a reflexionar sobre la apariencia como importante canal de comunicación no verbal.

Hoy nos quedamos con Macià Alavedra, Millet y Ortega Cano, ya que parece que los tres han buscado comunicar conceptos similares simplemente siendo vistos con una apariencia deteriorada, probablemente estudiada a conciencia. El caso de Ortega da más juego; lo analizaremos más a fondo y veréis que es claro.

Macià Alavedra

Reseña. Ex consejero de Economía en Cataluña durante el gobierno de Jordi Pujol. Juicio en marzo 2017 en la Audiencia Nacional en Madrid por corrupción urbanística en el caso Pretoria.

De Macià podemos decir solo que llegó al juicio andando por su propio pie pero despacio, cojeando levemente y apoyándose en un bastón. Durante el juicio, mantuvo el bastón entre sus manos.

Macia Alavedra juicio baston
Macia Alavedra juicio

 Fèlix Millet

Reseña. Empresario español, ex presidente del Orfeó Català Palau de la Música de 1990 a 2009. Acusado de malversar fondos del Palau tanto para su uso personal como para entregar a otras entidades. En marzo de 2017 se celebra el juicio por el espolio del Palau de la Música.

El caso de Millet en cuanto a gestión de su apariencia va un paso más allá. Empieza a modular su imagen días antes del juicio en marzo: concede unas entrevistas telefónicas a la cadena catalana RAC1 en las que el contenido se centra en dar detalles sobre su estado de salud (el oyente, que no le ve, se crea una imagen de lo que está diciendo):

  1. «Cuanto antes mejor el juicio; cuanto antes mejor, eh? Lo que pasa es que ahora… ahora yo… claro, han pasado 8 años y, y yo… estoy mal… de salud… No… no funciono. Pero bueno, no tengo más remedio que aguantarme e intentar ir a todos los que sea necesario.»
  2. «Mal, estoy muy mal, no puedo andar. Tengo que ir en silla de ruedas. Tengo la espina dorsal totalmente deshecha… ¿Sabes? El lunes tengo médico y el martes tengo médico, ¡je! […] Puedo caminar por casa… 10 metros y tal, pero por la calle imposible. Estoy hecho una porquería. Son los 81 años.»

(Os dejo aquí el enlace de la llamada por si la queréis escuchar entera: entrevista RAC1)

Millet efectivamente llegó a la Ciudad de la Justicia de Barcelona en silla de ruedas y con un atuendo que realzaba una edad y un estatus, como calcetines medio bajados, zapatos viejos, y colores y tejidos sencillos.

Felix Millet juicio silla

Ortega Cano

Reseña: Torero español. En mayo de 2011 Ortega Cano conducía por una carretera de la provincia de Sevilla cuando en una curva invadió el carril contrario y chocó con un coche de frente. El conductor del otro coche murió en el acto y Ortega sufrió lesiones graves por las que tuvo que ser hospitalizado algo más de un mes. En septiembre de 2011 empezaban las primeras declaraciones, y en marzo de 2013 se le juzgaba por los delitos de homicidio, conducción temeraria y conducción bajo los efectos del alcohol.

Cuidadoso con su imagen, antes del accidente la apariencia de Ortega iba ligada a un aspecto aseado y un pelo corto teñido de negro.

Ortega Cano 2010

Julio 2011, salida del hospital. Tras 1 mes hospitalizado por el accidente, salió del hospital en silla de ruedas (se había fracturado ambas piernas) y con el pelo cubierto de canas. Fueron muchos los titulares que aludían al aspecto deteriorado del torero. Sin embargo, es el cambio de verlo con el pelo blanco, el llevar una camiseta y el  pantalón abierto (por una operación del intestino), sumado a la silla de ruedas, lo que le da un aspecto desaliñado y empeorado respecto a cómo solía ir. Si nos fijamos, es cierto que no lleva el pelo teñido pero lo lleva perfectamente cortado de lo cual podemos pensar que estando en el hospital sí pasó por las manos de un peluquero pero solo se cortó el pelo y decidió no teñirse como habitualmente.

Ortega Cano salida hospital 2011

Septiembre 2011, presta declaración. 3 meses después del accidente, acudió en silla de ruedas y con el pelo también canoso a prestar declaración (pero menos canoso que al salir del hospital: es decir, hubo probablemente un tinte parcial, pero dejándose un color gris).

Ortega Cano juicio 2011

2012 y 2013. Durante el año y medio que pasó entre el accidente y el juicio, Ortega siguió con su pelo canoso. Todo indicaba que desde el accidente esa nueva apariencia correspondía a un hombre maduro.

Ortega Cano 13-2-2013

Marzo 2013. Se celebra el juicio por el accidente y Ortega acude como acusado. Vestido de forma seria y sobria, sigue llevando el pelo canoso.

Ortega Cano juicio 2013 canas

Abril 2014. Ingreso en prisión, sigue con las canas.

Ortega Cano ingreso prision 2014

Y el cambio. En 2015 ya desde el primer permiso de salida de prisión hasta su salida definitiva, Ortega volvía a lucir su pelo negro previo al accidente, y además una imagen más moderna y juvenil (perilla, chaqueta de cuero de un color intenso, etc.).

Ortega Cano permiso abril 2015
Ortega Cano apariencia 2017

Conclusiones

¿Qué han buscado estas tres personas al gestionar de este modo su apariencia?

En el caso de Ortega, probablemente intentara transmitir una imagen más seria y responsable para contrarrestar el tipo de delitos por los que se le acusaba (conducción temeraria y conducción bajo los efectos del alcohol, además de homicidio) y que sumarían más meses de prisión. Hay que subrayar que su cambio de imagen está claramente enmarcado en el tiempo: desde su salida del hospital tras el accidente, durante los preparativos del juicio, el juicio, el año que pasó hasta que supo la condena, y hasta su ingreso en prisión.

Millet, por su parte, al elegir atuendos sencillos y desgastados, quizá buscara alejar su imagen del lujo y estilo de vida que llevó (casas, viajes lejanos) gracias a los fondos desviados del Palau.

Los tres por igual seguramente intentaran aparentar fragilidad e inspirar compasión. La llegada con silla de ruedas da una apariencia muy espectacular: no solo se ve más pequeña a la persona que va en ella sino que si además la están empujando la imagen de invalidez se ve más reforzada.

¿Comunicando esto consiguen modular el veredicto del juez? En mi opinión, no creo que mucho. Pero sí es probable que el trato recibido durante el juicio sí sea otro en función de esa imagen: la forma y tono de las preguntas, las miradas de los presentes… Está estudiado que las prendas que nosotros llevemos modificarán el lenguaje no verbal de los demás respecto a nosotros.

Además, en el caso de Millet y Macià, la edad juega a su favor para no ir a la cárcel, por lo que enfatizar su vejez les interesa.

Pero sobre todo, siendo personajes públicos que gozaban (o gozan) de popularidad entre la ciudadanía y que tienen el foco mediático encima, consiguen modular la opinión pública. Habrá quien vea enseguida la estrategia comunicativa, pero la mayoría sentirá compasión al verlos en la televisión o los diarios. ¿Y vosotros, qué impresión tuvisteis al verlos llegar así a los juicios? Me encantará saber vuestra opinión. ¿Tenéis en mente más casos? Los hay, los hay, y espero poder analizarlos aquí pronto con vosotros.

Por último, recordad que nuestra apariencia forma parte de nuestro comportamiento no verbal, que es un eficaz canal de comunicación, y que vale la pena sentarse a analizarse y tomar las riendas para momentos clave.

Un saludo cordial a todos,

Ana

Nuestra apariencia, comunicación no verbal en estado puro

«¿Qué aparento?» Quizá sea una pregunta que nos hayamos planteado alguna vez. Si no te la has hecho nunca, te invito con este artículo a ahondar sobre uno de los canales más potentes de la comunicación no verbal, y que a mí me gusta trabajar especialmente: la apariencia.

Me da la sensación de que en general lo que tenga que ver con el concepto «parecer» lo consideramos a priori algo rechazable, alejado de la autenticidad. En el refranero español, que me gusta porque suele dar idea de cómo piensa nuestra sociedad, abundan los refranes o expresiones negativos sobre la apariencia:

No es oro todo lo que reluce
El hábito no hace al monje
Caballo grande, ande o no ande
La oveja negra resultó ser la oveja blanca
Un lobo con piel de cordero
De noche todos los gatos son pardos
No todo el que lleva zamarra es pastor

En la misma línea, una de las cualidades que más me demandan en los asesoramientos de comunicación no verbal es precisamente ser percibido como honesto; parecer honesto, en definitiva, aunque en sí misma esta petición pueda considerarse una sutil contradicción.

Sin embargo, en todas las comunidades del globo, ya sean más industrializadas o estén más en contacto con la naturaleza, ya sea la sociedad nipona o la masai, se cuida la apariencia en algún grado y varios aspectos. Los propios animales tienen rasgos de apariencia engañosos que están orientados a la supervivencia: colores intensos que dan idea de lo venenosos que son, insectos que parecen palos, peces que parecen rocas, mariposas con dibujos en forma de ojos en las alas, etc.

Volvamos a los humanos. En una interacción social, la primera toma de contacto con otra persona es la apariencia y se da a través de la vista. Por ese motivo, en las primeras impresiones la apariencia desempeñará un papel esencial sin duda alguna (¿cuántas veces descartamos dirigirnos a alguien solo por su aspecto?) y siempre se recomienda cuidar todos los detalles en ese primer encuentro: una cita romántica, una entrevista de trabajo, un juicio, la venta de un inmueble… Pero la apariencia no es importante solo para formar una primera impresión, sino que en sucesivas interacciones, en casi todas las ocasiones, seguirá siendo clave desde el punto de vista comunicativo.

A través de la apariencia, nos hacemos una idea de cómo es la otra persona, y los demás se hacen una idea sobre nosotros. Deducimos rasgos de identidad, valores, estados de ánimo, personalidad, actitudes, posición económica, ideas políticas… Todo eso sin necesidad de haber pronunciado palabra.

Aunque hay algunos rasgos que podemos adivinar de forma bastante acertada (sobre todo sexo, edad), nuestras deducciones están condicionadas por las experiencias personales que tengamos e incluso por nuestros prejuicios.

Aun así, la apariencia se basa en lo que socialmente está establecido. Por ejemplo, en España si veo a un hombre con un anillo dorado o plateado fino en uno de sus dedos anulares, deduciré que este hombre está casado; si veo una mujer en la cincuentena con el pelo blanco, es decir, sin teñir, es probable que piense que tiene unas ideas concretas sobre la relación mujer-envejecimiento; si veo un bebé con pendientes, creeré que es una niña, y si voy a India y veo a dos hombres cogidos de la mano deduciré que tienen una relación sentimental (aunque allí es una señal de amistad, si no tengo ese conocimiento esa será mi deducción).

¿Y de nosotros? ¿Qué aparentamos cada uno de nosotros? ¿Qué elementos en concreto son importantes en la apariencia? Todo. Todos los elementos de nuestra persona y lo que nos rodea intervienen en la percepción que los demás tengan de nosotros. Hagamos una lista (no exhaustiva) para que podamos ver hasta qué punto todo cuenta en la apariencia:

⇒ Atuendo: prendas de vestir, accesorios, gafas, joyas o ausencia de ellas, llaveros

⇒ Complexión física, tanto del cuerpo como de la cara

⇒ Pelo y piel: barba, bigote o el ir afeitado; peinado, color del pelo, maquillaje o no y qué estilo; tatuajes, bronceado, ojeras, marcas, cicatrices

⇒ Dispositivos electrónicos: teléfonos, tabletas… y sus complementos (auriculares, fundas…)

⇒ Vehículos: qué coche/moto/bicicleta llevamos, y en qué estado lo tenemos

⇒ Oficina: cómo es nuestra oficina, en qué calle o barrio se encuentra, qué muebles y elementos hay en ella, cómo solemos tener nuestra mesa de trabajo

⇒ Vivienda: ubicación, mobiliario, fotografías (¿fotos nuestras?, ¿fotos con gente importante?, ¿fotos de los familiares?), estado, decoración

⇒ Con qué otras personas estamos o solemos ir

⇒ Animales de compañía

⇒ Y más…

Todos esos aspectos hablan de nosotros a los demás y viceversa. Lo natural sería que los valores personales y las cualidades que proyectamos coincidieran, pero no siempre es así y no siempre conviene que sea así, razón por la que la apariencia va bien estudiarla y trabajarla si intuimos que eso puede ayudarnos en algún aspecto de nuestra vida, o percibimos que la imagen que los demás tienen de nosotros no coincide ni nos gusta con lo que creemos nosotros.

Los personajes públicos, sobre todo los políticos, son los que cada vez más tiran de asesoramiento, pues saben que siempre son carne de televisión, fotografías para prensa, vídeos de paseantes, etc. A veces emplean su imagen para hacer «que parezca que…» y otras veces usan elementos de su apariencia como firmes transmisores de un mensaje específico.

En los artículos próximos, de vez en cuando analizaremos a personajes públicos solo desde el punto de vista de su apariencia como elemento de la comunicación no verbal, y podremos valorar juntos la importancia y eficacia de este canal, e ir incorporando conocimientos para aplicarlos a nuestra propia persona.

Un cordial saludo a todos,

Ana

Obama-Trump, o cómo usar el lenguaje no verbal para sintonizar en momentos tensos

Una imagen armoniosa, eso parece que querían proyectar. Ya fuese para enviar un mensaje de calma al mundo en general, o bien para tranquilizar las bolsas y mercados, la cosa es que ambos presidentes se sentaron ante las cámaras para resumir las sensaciones de su primer encuentro.

Ya antes de analizar a uno u otro, lo primero que llama la atención es la escultura que tiene Trump detrás: ¡es de Martin Luther King nada menos! A Trump, un hombre al que se acusa de racista y que ha llegado a la Casa Blanca, le han colocado (en el encuadre de la cámara) al hombre que lideró la causa de los derechos civiles de los negros en Estados Unidos. Mensaje enviado al mundo. Recibido. Y apuntamos cómo un simple elemento comunica.

martin-luther-king-busto-despacho-oval

Fijémonos ahora en la imagen personal de Obama y Trump: ambos con traje, Trump con los colores de la nación (azul, blanco y rojo, combinación clásica ya en los momentos cumbre en los presidentes estadounidenses), y ambos con el pin de la bandera americana en la solapa izquierda, encima del corazón. Ambos envían mensaje de patriotismo y unión. Recibido.

La misma similitud en las posturas. Empiezan de manera idéntica: espalda hacia delante, piernas abiertas, manos entrelazadas. Con esta imagen clónica se pretende reforzar la armonía y la conexión entre ambos. (Aunque a Trump se le nota más tenso que a Obama.) En una negociación, adoptar la misma postura que la persona opuesta puede ayudar a ponernos en su piel, pero en mi opinión debe ir acompañado de auténtica voluntad de entenderse. ¿Era este el caso?

trump-obama-manos-entrelazadas

Es en la intervención de cada cual donde podemos observar los diferentes estilos y las desavenencias. (Abajo he puesto el vídeo por si queréis verlo.)

Habla Obama

¿Habíamos visto alguna vez un Obama tan poco elocuente y fluido? En apenas 2 minutos, Obama hace 14 pausas en su discurso y emplea 19 muletillas (“ahh…”). Hace un enorme esfuerzo cognitivo para elegir las palabras. Parece agotado…

Su mensaje verbal está logrado: lleno de contenido, palabras idóneas, políticamente correcto, amable con Trump, elabora un mensaje de tranquilidad. Pero a pesar de elegir con detenimiento y prudencia cada una de las palabras, todas esas pausas y muletillas hacen difícil la credibilidad. Denotan un enorme esfuerzo por ser neutro, amable y transmitir entendimiento mutuo.

En el tiempo que habla, Obama dirige la mirada hacia Trump muy brevemente y 3 veces. En solo una de las ocasiones hay contacto visual por ambas partes. No solo no hay apenas contacto visual, sino que ambos evitan ese contacto. Poca sintonía.

Mientras escucha, Trump se muestra tenso, muy quieto, con las manos en ojiva, un gesto típico de los políticos (probablemente aprendido); las tenía entrecruzadas pero nada más comenzar a hablar Obama las pone en ojiva, y va dando golpecitos con las yemas: denota intranquilidad. Por su lenguaje no verbal, no solo no parece tener afinidad con Obama sino que parece hasta que no le esté escuchando.

Un dato gracioso sobre Obama: cuando menciona a la nueva primera dama, se le escapa una brevísima sonrisa que intenta ocultar recuperando enseguida una expresión seria.

A Obama se le escapa una sonrisa al mencionar a la nueva First Lady.
A Obama se le escapa una sonrisa al mencionar a la nueva First Lady.

Habla Trump

Sucede lo contrario que con Obama: Trump habla mucho más seguido, sin apenas pausas o muletillas (aunque también las emplea), pero su contenido verbal no tiene apenas contenido político. En su línea, emplea poca variedad léxica y es poco concreto (repite «difficulties», «great», «many»). A pesar de todo, su fluidez le ayuda a transmitir más aplomo.

Fijaos qué curioso es que Trump empieza agradeciendo sus palabras a Obama: «Well, thank you very much president Obama», pero ni siquiera le mira. No parece pues un agradecimiento auténtico.

Siguiendo con el comportamiento con la mirada: Trump comenta 2 veces la duración del encuentro: «esta era una reunión que iba a durar 10 o 15 minutos», dice con expresión facial de asco y acto seguido mira a Obama. Después: «la reunión ha durado… casi una hora y media»; dice resoplando, y vuelve a mirar a Obama. En este caso la mirada no es tanto para sintonizar sino para responsabilizar… Si miras para abroncar, eso es lo contrario a sintonizar.

Rechazo al hablar de la duración de la reunión.
Trump resopla al volver a hablar de la duración de la reunión.
Trump resopla al volver a hablar de la duración de la reunión.

Otro dato curioso: en los 2 minutos 49 segundos que duran ambas intervenciones, no se da ni una sonrisa, ni auténtica ni de cortesía. En nuestra cultura, qué mejor que una breve sonrisa para conectar con la otra persona.  Esto muestra la tensión con la que ambos viven ese momento.

Y por fin la sintonía…

Pero, ¿qué sucede cuándo se acaban sus intervenciones, cuando finaliza el tiempo oficial ante las cámaras? En ese momento Obama se transforma: se relaja, expande su postura (pone un brazo en jarras), se dirige a los periodistas con un tono de voz mucho más potente. Hasta bromea con Trump, le toca, se orienta hacia él. De estar bastante incómodo, haciendo enormes esfuerzos por buscar las palabras correctas, ha pasado a tomar el control de la situación, a ser el dueño todavía de la Casa Blanca.

Una vez finalizada la intervención, Obama se relaja y lidera la sintonización con Trump
Una vez finalizada la intervención, Obama se relaja y lidera la sintonización con Trump

Trump sigue tenso, con la misma postura, y no parece hacerle mucha gracia la broma de Obama, pero se la devuelve, acaba sintonizando con Obama y, por fin, ambos sonríen.

Trump y Obama conectan por fin gracias al comportamiento del segundo
Trump y Obama conectan por fin gracias al comportamiento del segundo

No ha habido ninguna sintonía ante la prensa. Pero al final, el que uno de los dos (en este caso Obama) haya tomado la iniciativa de conectar (broma, toque en el brazo, postura mucho más relajada, humor, sonrisa) ha contagiado al otro y la conexión se ha dado. Este escenario puede aplicarse a muchas situaciones cotidianas, en la empresa, en la familia… Podemos tomar nota de este encuentro entre Obama y Trump.

Os dejo el vídeo por si queréis verlo vosotros. Es breve pero rico en contenido sobre comunicación no verbal.

Un cordial saludo,

Ana

Bienvenidos a la comunicación no verbal

Ana

Hace un año os contaba que había nacido mi tercera hija y ponía en pausa el blog unas semanas. ¡No pensé que sería un año la verdad! Y es que según se mire, un año puede ser mucho o poco. En mi caso, ha pasado volando pues ver cómo los hijos crecen es como visualizar la vida a cámara rápida, ¿verdad?; y por otro lado ha pasado lento: tenía muchas ganas de volver a estar sentada frente al ordenador compartiendo posts aquí con vosotros.

Porque, además, el estar escribiendo posts supone el colofón final a unos meses llenos de movimiento. Entre una papilla y otra, entre las agendas de un hijo y otro, y con el doble de ojeras, me ha costado organizarme pero al final he conseguido poner en marcha el giro que quería dar.

Os habréis dado cuenta de que En Clave Individual es ahora En Clave No Verbal. ¿A qué se debe este cambio de nombre? Los que me conocéis más ya sabéis que siempre ando con libros y datos en mano. Investigando sobre imagen personal y comunicación, entronqué con algo que va más allá de la imagen y que me parece muy revelador: el comportamiento no verbal. Entre otros, gestos, posturas, expresiones faciales, voz… y también la imagen personal.

Al qué transmitimos con la ropa y con la morfología de nuestro cuerpo, le sumo ahora todas esas vías de comunicación que están en nosotros y en los demás. En cualquier relación interpersonal, el comportamiento no verbal cuenta mucho aunque en nuestro día a día en general no seamos conscientes. En el plano de las instituciones, en cambio, cada vez se atiende más a todos estos aspectos. Pero poco a poco, y con cada vez más estudios científicos que los avalan, salen a la luz nuevos conocimientos sobre la comunicación no verbal. El dato general que hay que retener: que nuestro cuerpo habla sin parar a todos aquellos con quienes nos relacionamos en la vida social, en el trabajo, en la familia…

Así que, tras dedicar un tiempo de estudios y seguir de cerca los últimos descubrimientos científicos en este ámbito, aquí me tenéis, como experta en comportamiento no verbal e imagen personal, para analizar y asesorar en este ámbito tan fascinante.

Os invito a que naveguéis por la web, totalmente renovada. Los servicios están orientados a profesionales, medios de comunicación, casos policiales… Pero también a cada uno de vosotros: a través de los posts, espero poder acercaros y haceros ver lo interesante y útil que es contar con estos conocimientos y habilidades para el día a día. Se puede ver el mundo de las relaciones humanas de otra manera.

Y como siempre, si tenéis sugerencias o casos que os llamen la atención, ¡encantada de tenerlos en cuenta!

Un saludo muy cordial a todos y ¡bienvenidos a esta nueva aventura!

Ana