Sentir y expresarlo, un crimen de siempre que se acaba

«¡Pues a la porra con el barco!», «¡El fabricante de este barco es tonto!» y más expresiones del estilo oía que iba diciendo a grito pelado una de mis hijas el día después de Reyes al intentar montar un barco pirata XL de Lego. Tiene 9 años y el barco es para 14; anda que también los Reyes…

Y ahí estaba, avanzando despacio y lidiando a tortas con la frustración. Aunque un poco víctimas, todo sea dicho, también es una reacción natural porque cuando algo se interpone en la consecución de una meta, cuando el objetivo se frustra, aparece la ira. Pero claro, nuestra reacción como padres suele ser, y en mi caso fue: «¡pero no te enfades!» y más bla bla bla del de siempre. En casa del herrero…

En su escuela me han dicho mucho «tiene que aprender a tolerar la frustración». Desde luego, y por lo que veo a lo mejor no vivo para contarlo. Pero primero… ¡tendrá que entenderla, que la ira sea una vieja conocida!

«No llores…!» si se pegan la torta del siglo, o «¡Disimula!» si se parten de risa cuando alguien se tropieza en la calle y acaba rodando toda la compra por el suelo. La situación es divertida, pero prohibido reírse. O si ven a una persona con una apariencia excéntrica quizá les daremos a entender de un sutil codazo que no miren tanto. Al final, es un estímulo nuevo y sienten sorpresa y curiosidad por explorar aquello desconocido.

Total, que entre pitos y flautas las emociones acaban totalmente metidas en el armario y confundidas, y desde siempre hemos crecido, en unas culturas más que en otras, en unas familias más que en otras, con muchas de las emociones torpedeadas nada más emerger. Y claro, llegamos luego a la edad adulta que sí sabemos cómo nos llamamos pero ¡a ver quién le pone nombre a sus emociones, o entiende qué las ha desencadenado! De enseñárselas a los niños ya ni hablemos.

En el fondo: ¡bendita espontaneidad la de los niños! Me encanta observarles. Son un manual abierto. Aún con edades cortas (9, 7 y 3 en mi caso), en casa suelen mostrar toda la panoplia de expresiones corporales sin filtro. ¡Quién pudiera!

Pero desde hace unos pocos años esto está cambiando. En algunas escuelas en los ciclos de educación infantil ya se implanta un programa de conocimiento de las emociones. Las primeras en recibir el programa educativo: ¡las educadoras! Se tienen que formar en entender la tristeza, la alegría, el miedo… para poder después trabajarlo en clase. ¡Me parece un avance tan importante! ¡Por fin!

Creo que estamos en un momento de rescate total de las emociones. Hay películas (Inside Out), libros sobre inteligencia emocional… Y  otra prueba de que les ha llegado el momento es que en las jugueterías cada vez podemos encontrar más juegos explícitamente centrados en la emoción: memory, oca, libros ilustrados, muñecos… Estas Navidades, igual que las de años recientes, he podido ver mucha más oferta sobre esta temática. Y si se busca en Amazon «emociones + juguetes» la lista no es corta. Fui haciendo fotos y esto son ejemplos:

Juguete emociones
Memory emociones
Juego emociones
Juego mesa emociones
Libretas emoji emociones
Juego emociones mesa

Al final, quizá suceda como con la tecnología, que nuestros hijos serán los que nos enseñen cómo funcionan 🙂

Hablar de emociones en casa es positivo; deshacer la medeja: desde aceptarlas, hasta entender por qué surgen, cuánto probablemente tarde en desvancerse su «efecto», qué se puede esperar de una persona que está sintiendo esa emoción, cómo reconocer las emociones en el lenguaje no verbal del otro y en el comportamiento no verbal propio… Muy útil 🙂

Pero los niños no van a ser los únicos que se formen en la materia. Ya que estamos, aprovecho para adelantaros que este año tengo el honor de participar en un máster nuevo. Un máster online de márketing de moda recién salido del horno y en el que formo parte de un claustro de profesores de disciplinas punteras, y en el que seré profesora de asignaturas relacionadas con las emociones y su expresión. Allí podré ahondar en esta materia que me apasiona junto a otros profesionales igualmente entregados.

Os dejo web del máster aquí y pronto cuento con explicároslo más detalladamente:

Máster online de Márketing de Moda, del Centro de Estudios Superiores Emoción y Moda junto con Udima.

¿Quién dijo que aprender de emociones es solo cosa de niños?

Un saludo cordial a todos,

Ana

Tatuajes, sesgos y comunicación no verbal

¿Un policía con tatuajes visibles? ¿Por qué no? ¿Por qué sí? ¿Acaso ayudará al ciudadano peor o mejor? Los tatuajes no suelen dejar indiferente a nadie y la Guardia Civil fue hace poco la última en poner la cuestión en debate, debido a la orden general sobre apariencia y trato con el ciudadano que preparaba la Dirección General. El tema fue ampliamente tratado en los medios, también por estar Grande-Marlaska en la ecuación al ser ministro de Interior aunque él solo heredaba el asunto, pues se había gestado meses antes del cambio de gobierno.

La orden trataba, entre otros, algunas cuestiones sobre el aspecto físico que debían mantener los guardias estando de servicio, como la longitud de las uñas en hombres y mujeres, el tipo de corte/recogido de pelo, el máximo de anillos/pulseras o la cuestión que suscitó más polémica, los tatuajes, que no podían ser visibles llevando el uniforme, y de ser visibles debían ser tapados con venda o maquillaje, o bien eliminados. También se recogía que habría una base de datos con los tatuajes de los guardias: descripción, ubicación en el cuerpo y fotografía. En algunos aspectos, era más restrictiva que la normativa actual. Tras la oposición de la mayoría de las asociaciones de guardias civiles, finalmente esta orden no prosperó.

Es habitual que existan reglamentos internos sobre el aspecto físico no solo en los cuerpos de seguridad sino también en muchas empresas en las que los empleados trabajan de cara al público. Como hemos comentado otras veces, la apariencia desempeña un papel destacado en la comunicación no verbal y no solo no debe desestimarse sino que en nuestra faceta profesional recomiendo aprovecharla y sacar el máximo jugo posible, en todo medio y circunstancia. Por tu apariencia actúas, y los demás actúan contigo.

Por lo general cuando se regula el aspecto de los empleados lo que se busca es comunicar, alinear, los valores de esa empresa a través de la imagen de estos. En este caso concreto, la orden quería fomentar la imagen de neutralidad de los agentes mediante una serie de normas sobre el aspecto físico y sobre su trato con la ciudadanía. Sin embargo, de todos los puntos sobre la imagen personal de los guardias, el que pareció encontrar el rechazo de las asociaciones y el interés de los medios fueron las cuestiones relacionadas con los tatuajes.

tatuaje guardia civil

Al igual que sucede en otros cuerpos militares aquí y en otras naciones, la Guardia Civil ya tiene una normativa sobre la cuestión: «Carecer de tatuajes que contengan expresiones o imágenes contrarias a los valores constitucionales, autoridades o virtudes militares, que supongan desdoro [dañar el prestigio o reputación] para el uniforme, que puedan atentar contra la disciplina o la imagen de la Guardia Civil en cualquiera de sus formas, que reflejen motivos obscenos o inciten a discriminaciones de tipo sexual, racial, étnico o religioso. Asimismo, tampoco se permiten los tatuajes que pudieran ser visibles vistiendo las diferentes modalidades de los uniformes de uso general del Cuerpo de la Guardia Civil.»

¿Qué es lo que sucede en la sociedad con los tatuajes? Puede resultar paradójico que en la actualidad gocen de tan alta popularidad y sin embargo sigan siendo objeto de debate, por afinidad o rechazo. ¿Pero por qué rechazo aún?

En este post veremos unas pinceladas sobre la historia del tatuaje y su relación con la cultura occidental, para intentar entender de dónde puede proceder un prejuicio negativo que parece prevalecer a pesar de las décadas de normalización del tatuaje en nuestra sociedad. En próximos posts espero tratar el tatuaje desde su relación con la identidad.

Orígenes del tatuaje en Occidente

En diversas partes del mundo, lejanas unas de otras, hay muestras de que marcar la piel con tatuajes fue o es una práctica muy arraigada en la humanidad. En culturas antiguas como el Antiguo Egipto, los Mayas y Aztecas, nativos norteamericanos, los Celtas o la Polinesia se tatuaban tanto como medio de aportar cohesión e identificación en el grupo, como para ahuyentar el mal o atraer el bien, o como simple manera de decorar el cuerpo.

En Europa se han encontrado utensilios del paleolítico como agujas de hueso y recipientes de barro para pigmento, junto a figuras en las que se observa el cuerpo decorado. «En la civilización occidental ha primado -aunque con excepciones- la prohibición de alterar el cuerpo. Esta prohibición proviene de preceptos del Antiguo Testamento que fueron asumidos por las religiones monoteístas. Así, una práctica muy extendida va quedando progresivamente prohibida en gran parte del mundo antiguo.»1

En la Grecia tardía y la Roma precristiana se tatuaba a esclavos y a aquellos que infringían la ley, de modo que quedaran separados de la sociedad y fuesen fácilmente identificables. Por otro lado, algunos soldados romanos al entrar en contacto en los intentos de conquista con los pueblos británicos copiaron su costumbre de ir tatuados con motivos fieros. En el siglo III el emperador Constantino, que se convierte al cristianismo, prohíbe los tatuajes. Donde el cristianismo avanza en el mundo occidental y donde avanza el islam en el oriental se reduce la práctica del tatuaje. Con algunas excepciones como los cruzados, quienes se hacían tatuajes de motivos religiosos (cruces, por ejemplo) para poder ser identificados como cristianos en caso de morir en la batalla.

Los tatuajes vuelven a llegar a Europa

Es en Polinesia donde se suele situar el punto de partida del regreso de los tatuajes a Europa: cuando los expedicionarios ingleses llegaron a esta parte del Pacífico Sur, quedaron fascinados por los cuerpos tatuados de los isleños autóctonos. En las más de 1000 islas que forman el archipiélago triangular (comprendidas desde Hawaii al norte, hasta Nueva Zelanda al suroeste y la Isla de Pascua al sureste), se comparten algunos rasgos lingüísticos y culturales, incluidos los tatuajes: los llevaban tanto hombres como mujeres, se iban añadiendo progresivamente con la edad, los motivos eran de gran belleza en cuestiones de proporción y armonía, e indicaban cuestiones de rango, estatus, madurez sexual, personalidad, genealogía… Es todo un documento de identidad en la piel, lenguaje no verbal en toda regla, pues permiten identificarse de un solo vistazo solo con la apariencia.

Polinesia
tatuaje tradicional polinesia
Tatuaje polinesio

Los exploradores ingleses volvieron a Inglaterra no solo con polinesios tatuados y un tatuador (Ma’i, que causó sensación), sino también habiendo adoptado ellos mismos el gusto por el tatuaje, en su caso como modo de marcar sus hazañas en el mar. La palabra inglesa tattoo, usada por primera vez en los diarios de viaje del capitán Cook (1769), al igual que la francesa tatouage (de la que deriva la española tatuaje) viene de tátau, palabra polinesia para designar tatuaje.

En las expediciones no solo participaban exploradores de renombre y marinos de graduación sino también delincuentes que se enrolaban huyendo de la justicia, que sucumbieron asimismo al tatuaje. Y es que más allá de los navegantes, en Occidente el tatuaje ha estado además vinculado con el mundo criminal: prisiones, crimen organizado, campos de trabajo… En este ámbito el tatuaje se emplea como medio para segregar del mundo institucional a sus miembros, sellar su pertenencia al grupo y determinar el rango dentro del grupo. Existe una simbología específica y rígida que prácticamente no deja lugar a la elección de los dibujos, de la ubicación, entre otros. En esta línea, otros grupos de inspiración supuestamente antisocial como moteros, punks o algunas bandas de rock optaron por los tatuajes como señal de grupo y para alejarse de lo convencional.

En la actualidad, personas de todos los estatus sociales y profesiones llevan, visibles o no, tatuajes. Se considera que en Occidente el tatuaje es una moda globalizada, un producto más de la sociedad de consumo (al margen de las distintas motivaciones para tatuarse, o la búsqueda de arte o no). 1 de cada 3 españoles lleva un tatuaje. Y sin embargo, a pesar de que es una práctica masificada y ha perdido su carácter contracultura, parece que sigue habiendo prejuicio sobre ellos; quizá aún se relacionen con el mundo del crimen, grupos antisociales o con algún tipo de opción de vida con la que no tengamos afinidad. Quizá sea que la moda ha ido demasiado rápida como para dar tiempo a que los sesgos se desdibujen. Al fin y al cabo los tatuajes tuvieron un primer auge en los años 60 con el movimiento hippie y a desde los años 90 a través del cine y la música, y ahora las redes sociales.

¿Cómo andas de prejuicios sobre el tatuaje? Podemos dedicar 2 minutos a reflexionar qué nos pasa cuando…:

a) si no llevas tatuajes: ¿Cómo reaccionas si en juicio te encuentras con un juez tatuado? ¿Crees que afectan en alguna medida a tus inferencias sobre sus capacidades o predisposiciones? ¿Verías con buenos ojos que tus hijos llegada la edad adulta se tatuaran? ¿Crees que una persona rinde diferente por llevar tatuajes?

b) si sí llevas tatuajes: ¿qué suelen decirte los que lo ven?; ¿cómo reaccionan y opinan? ¿te desenvuelves en un mundo en el más gente los lleva o eres el único/a? ¿Crees que llevar tatuajes visibles pueden influir negativamente en procesos de selección en cargos de responsabilidad? ¿Verías con buenos ojos que tus hijos llegada la edad adulta se tatuaran? ¿Llevar tatuajes cambia tu conducta en algo?

Aquí lo dejamos hoy, para tomar el pulso de qué nos evocan los tatuajes. En un post próximo, nos adentraremos en identidad y tatuajes. Todo para poder entender más sobre esta práctica que, al afectar al cuerpo, interfiere en la apariencia y por tanto, en las primeras impresiones, la comunicación no verbal, y como consecuencia nuestros razonamientos y nuestra conducta.

Referencias:

(1) Walzer, F. (2015) «Tatuaje y significado: en torno al tatuaje contemporáneo». Revista de Humanidades, 24 , pp. 193-216.

Shoham E. (2015) Prison Tattoos. A Study of Russian inmates in Israel. SpringerBriefs in Criminology. Springer.

Kjeldgaard, D. y Bengtsson, A. (2005). «Consuming the Fashion Tattoo», in Advances in Consumer Research, vol. 32, pp. 172-177.

Corominas, J. (1980) Diccionario crítico etimológico castellano e hispánico, Gredos.

mooreatattoo.com (para las imágenes de tatuajes tahitianos)

De los currículos falseados a Jean Claude Romand

La mentira convive con nosotros. Unos mienten más, otros menos, pero mentir mentimos todos. La mentira está muy penalizada en la sociedad y sin embargo algunos sociólogos sostienen que sin ella la sociedad no existiría tal como la conocemos. Todo el mundo agradece, por ejemplo, que le digan que su bebé es mono o que su casa a la que te invitan tras haber hecho obras está decorada con gusto. Y es que decir lo contrario sería toda una grosería. Son las llamadas mentiras blancas, sociales o piadosas. Me sumo pues a decir que la mentira es en alguna medida necesaria.

Cifuentes, Casado, Montón, Sánchez… Estos días estamos asistiendo en España a una batalla entre políticos a causa del currículum. El currículum, ese gran soporte para que se dé la mentira en mayor o menor medida. Y los políticos no son menos: a veces el currículum es una efectiva herramienta que se inserta en la estrategia de la construcción de una marca o una imagen personal: más tecnócrata, más intelectual, más internacional, según lo que cada asesor considere que puede necesitar.

Lo difícil llega, ya sea en el currículum engrosado ya sea en cualquier situación de mentira, cuando hay datos contrastables. Los políticos, o cualquier persona, pueden defender su inocencia y credibilidad durante todo el tiempo que los datos disponibles se lo permitan. Harán sus declaraciones, los periódicos llenarán páginas, serán centro en las conversaciones, los analistas escudriñaremos el lenguaje no verbal. Y para ellos será duro, porque mantener una mentira exige contar con diversas habilidades y genera una situación muy estresante.

Por ese motivo, poder desmarcarse de la situación es una liberación. ¿Podrían verse las dimisiones de los políticos en estos casos de currículum cuestionados, como acciones que confirman las sospechas? Es decir, ¿dimiten solo para salvaguardar su imagen o también buscando el alivio de poder dejar de mentir? La conducta, más allá del puro comportamiento no verbal o el discurso verbal, también nos puede aportar información.

Siguiendo con lo estresante que puede ser mantener una mentira, o toda una vida de mentiras mejor dicho, estos días vuelve a ser noticia Jean Claude Romand. Un caso fascinante en el que podéis profundizar en el libro L’Adversaire, de Emmanuel Carrère, y en la película El adversario, en mi opinión magistralmente actuada por Daniel Auteuil.

Jean Claude Romand es un hombre francés que tuvo una doble vida. Casado y padre de dos hijos, todas las mañanas se iba a trabajar supuestamente como médico e investigador a la OMS en Ginebra. Pasaba el día en la cafetería o en el coche aparcado en la carretera, estudiando manuales de medicina, y volvía a casa ya al atardecer. Mantuvo a su familia y a su amante en la creencia de que trabajaba como doctor en Suiza durante 18 años. Lograba ingresos gracias a estafas piramidales (pedía dinero a sus allegados supuestamente para invertir en diversos intereses en Suiza, y con los préstamos de los siguientes iba devolviéndoles a los primeros). Su vida, desde las conversaciones, hasta sus horarios, hasta el sueldo, estaban hipotecadas sobre una mentira, que generaba a su vez otras mentiras. Imaginemos lo que debía de ser llegar cada día a casa e inventarte anécdotas del día, viajes, personajes… ¡Qué memoria debía de tener para recordar todo!

Cuando su familia y amigos más íntimos tuvieron sus primeras sospechas fundadas y la situación empezó a volverse insostenible, Romand acabó asesinando a su mujer, hijos y padres, en 1993. Y se sospecha que años antes habría matado a su suegro cuando este insistió en recuperar el dinero que supuestamente Romand le había invertido en Suiza. Romand intentó suicidarse pero los bomberos le salvaron la vida, por lo que fue condenado a cadena perpetua en 1996, y está a punto de salir ahora, y por eso vuelve a ser noticia estos días en los medios.

Una vez en condenado, y eso es lo que nos interesa hoy aquí, reconoció al psiquiatra Denis Toutenu que por fin podía se él: «Nunca he sido tan libre, la vida nunca ha sido tan bella. Soy un asesino, con la imagen más baja que se pueda tener en la sociedad, que es más fácil de sobrellevar que los veinte años anteriores [de mentiras].»

Podemos entender fácilmente el suplicio que debió de ser llevar esa vida, aunque la hubiese elegido él, y el alivio que sintió en prisión.

El caso de Romand es un ejemplo mítico en el estudio de la detección de la mentira desde diversos ángulos, como personalidad, tipología de la mentira, análisis de conducta… Llevemos la mentira a un extremo como en el caso de Romand o a un engaño menor, cuando la situación aprieta nuestras acciones quizá se guíen por el miedo a ser descubiertos o quizá también por la búsqueda del alivio, de acabar con esa situación. ¿A qué responden las amenazas de Sánchez de emprender acciones legales contra los medios que cuestionan su tesis? ¿Y la dimisión de Cifuentes? ¿Y la de Montero? ¿Y el contraataque de Casado de » y tú también» a Sánchez? ¿Y los currículos de otros políticos que en estos meses han retocado a la baja en sus páginas web? Seguramente muchas acciones se deban a directrices dentro de sus partidos, pero también son reacciones ante la posible puesta en evidencia de datos, y el cansancio de tener que estar en el ojo del huracán.

Volviendo al panorama nacional político, es posible que los casos candentes actuales de currículos engrosados no sean los últimos. Veamos mientras qué comunicación no verbal muestran, qué argumentos incluyen en su discurso verbal y qué acciones llevan a cabo. Y podemos reflexionar nosotros también, ¿qué haríamos nosotros en su caso?

Un cordial saludo como siempre,

Ana

Mundial de fútbol y de comunicación no verbal

Croacia-triunfa-Dinamarca-derrota

El mundial de fútbol es un hervidero de emociones. Para los que lo seguimos, sin duda: seguro que en vuestra casa o en el bar observamos o protagonizamos gritos, suspiros, saltos, abrazos, agarrarnos la cara fuerte con las manos, taparnos los ojos, el corazón a mil, gritos al árbitro… propios de enfado, alegría, ansiedad… Para los que lo juegan también supone la presencia de muchas emociones y su manifestación a través del comportamiento no verbal.

El deporte es un contexto en el que es fácil encontrar conductas no verbales expresadas por completo, sin esconder o disimular. Y en esta competición de fútbol, donde participan personas de partes del globo lejanas y culturas diferentes en diversas dimensiones, hemos visto que no solo estamos unidos por este deporte sino por las emociones y su expresión.

Fijaos en estas imágenes cómo celebran los goles o la victoria todos:

triunfo
Islandia marca gol
japon triunfo goles
Vida tras gol

Esto es triunfo, el haber conseguido un éxito.  Hay mucho de orgullo en el conjunto total de la expresión no verbal, pero la señal característica del triunfo se ha estudiado (Tracy & Matsumoto) que es solo los brazos extendidos, da igual si es hacia abajo, los lados, hacia arriba… La presencia de conductas propias del orgullo en el éxito también tiene sentido, pues si nos remontamos a tiempos ancestrales, el orgullo es una adaptación evolutiva para asegurar el estatus tras la victoria. Tras vencer, la respuesta conductual de expandir el cuerpo serviría para anunciar el logro y así asegurar la continuación del estatus y su aceptación dentro del grupo.

Así pues, vemos el sentido que tiene que tras marcar un gol o clasificarse para la siguiente fase los jugadores casi siempre muestren su éxito de esta manera. Es espontáneo (= no planificado), es común a todos y aparece siempre en la misma situación de éxito. En otros muchos deportes y en otros contextos podremos reconocer asimismo esta expresión, con mayor o menor intensidad.

Tracy & Matsumoto llevaron a cabo un estudio con judokas en las Olimpiadas de Atenas de 2004. En ellas analizaron tanto a judokas videntes como a judokas congénitamente ciegos (es decir, que es imposible que hubieran aprendido esta expresión tras el triunfo. En términos generales (y en los detalles importantes), ambos grupos expresaban de igual modo el triunfo y la derrota, de modo que se confirmaba que se trata de algo biológicamente heredado.

Nosotros al ver los goles celebramos igual. Estad atentos y observad.

Hemos hablado de triunfo y ahora hablamos la otra cara de la moneda: la derrota. La derrota también tiene una expresión propia. Si hemos visto que el triunfo tenía que ver ancestralmente con mostrar los logros propios al grupo para mantener un estatus, la derrota nos hace desplegar unos comportamientos opuestos que parece acordado que provendrían de la muestra de sumisión, que vemos en hombros caídos y pecho encogido. La situación de derrota suele mezclarse con emociones como la tristeza, la vergüenza… que harán que veamos cabezas gachas, llanto, taparse la cara con las manos… En conjunto la derrota nos hace tener una conducta mucho más discreta, propia de quien muestra que asume que ha perdido, que no quiere seguir en conflicto y que ahorra los recursos que le quedan.

Aspas falla penalti
Jugadores rusos tras derrota
Jugadores rusos derrotados
Koke verguenza

Por mi parte, estoy convencida de que hay otros factores que entran en juego a la hora de expresarnos si se da el triunfo y la derrota, desde el punto de vista de la modulación de la expresión. La personalidad de cada cual seguro que tiene mucho que decir; también la circunstancia personal de cada jugador o el contexto sociopolítico, pero en ese caso modular la expresión sería ya una decisión racional; y la cultura, factor que también influiría a la hora de expresar o inhibir el lenguaje no verbal propio de cada emoción. Por ejemplo, Tracy & Matsumoto constataron que en las culturas más individualistas los atletas expresaban más el triunfo e inhibían más la respuesta de derrota. Por el contrario, los atletas de culturas colectivistas mostraban más la vergüenza de la derrota.

En cualquier caso, el fútbol al igual que otros deportes nos deja escenas de emoción y comunicación no verbal fácilmente comprensibles por todos. El lenguaje de la victoria y de la derrota no hace falta traducirlo mucho sino que es un idioma común. Fuera del deporte, también veremos ese lenguaje no verbal ante logros o fracasos, solo hay que estar atentos para confirmarlo y saber interpretar cuándo un suceso es un logro para uno y una fracaso para otro.

Un saludo cordial como siempre!

Ana

PD. Veo que he incluido varias imágenes de cuando la selección española fue eliminada del mundial. Es un partido que vi con ilusión y que pude analizar sobre la marcha. Yo también acabé con los hombros caídos y el torso encogido seguro!

Descubrir vs sospechar mentiras. El papel del lenguaje no verbal

Descubrir una mentira es más complicado de lo que podría parecer. A muchos nos gustaría que cuando alguien mintiera sucediera como le pasaba a Pinocho: que le creciera la nariz o hubiera alguna señal claramente sintomática. Pero la realidad y lo que la ciencia ha demostrado es que esto no va así. La cosa no funciona de forma tan automática o directa.

Son muchos los estudios científicos e investigadores que se han centrado durante años en analizar el comportamiento verbal y no verbal del mentiroso: qué suelen decir, qué conducta no verbal suelen adoptar, etc. Se ha aportado mucha luz y a día de hoy quienes nos dedicamos a este ámbito manejamos un conjunto de variables que nos permiten analizar a una persona cuando habla (o no habla) y sacar conclusiones que nos aportan información más allá de las meras palabras dichas. Estos análisis, sin embargo, no siempre se hacen sobre la marcha sino que frecuentemente pueden requerir un estudio posterior (si hay grabación en vídeo) en el que se aplica un protocolo minucioso para poder llegar a conclusiones argumentadas.

Algunos investigadores han dado un giro al enfoque y se han centrado no tanto en saber cómo nos comportamos cuando mentimos sino en cómo descubrimos que alguien nos miente (siendo no expertos en la materia). La atención para ellos se sitúa entonces en el receptor. Hasta ahora se había llegado a la conclusión de que el receptor de la mentira no descubre que le mienten por el lenguaje no verbal ni por el discurso verbal del emisor, sino que descubre la mentira solamente a través de pruebas concretas: información de terceras personas (alguien que vio al otro), confesiones solicitadas o no, pruebas físicas (mensajes, fotos, facturas…), etc. Lo que en inglés llaman «hard evidence».

Sin embargo, un grupo de investigadores de las universidades de Buffalo y Michigan (E. Novotny et al.) quisieron ir más allá y dieron una vuelta de tuerca a los planteamientos anteriores. Llevaron a cabo un estudio en el que diferenciaron entre cómo descubrimos una mentira y cómo sospechamos que alguien nos miente.

Tal como planteaban en sus hipótesis, cuando a los participantes se les preguntaba cómo habían descubierto que alguien les mentía, explicaban que habían descubierto las mentiras gracias a pruebas específicas, ajenas al discurso verbal o al lenguaje no verbal del sujeto en cuestión. Esas variables verbal y no verbal se mencionaba solo un 1% de las veces. En cambio, si a los participantes se les preguntaba por cómo sospecharon que su interlocutor les mentía, en ese caso sí hacían referencia a cuestiones de conducta verbal o no verbal (en un porcentaje mucho más alto, 43%).

Esto vendría a ser que en el día a día, si alguien nos miente podemos notarlo «raro» mientras nos habla: tanto en gestos, posturas, miradas… como en lo que dice. Ese comportamiento nos hace sospechar que nos podrían estar mintiendo, lo que nos podría llevar a investigar más (preguntar a otros, coger el teléfono móvil, indagar por nuestra cuenta) y entonces descubrir pruebas específicas de que nos estaban mintiendo; o bien la sospecha queda en el aire a falta de pruebas.

Este estudio me resulta especialmente interesante porque sitúa el comportamiento no verbal en el punto de partida en la detección de la mentira entre los no expertos, en su día a día en el mundo real. Al analizar los resultados de estudios previos se había echado un poco por tierra el que realmente pudiéramos descubrir mentiras por el comportamiento verbal y no verbal; la conclusión general era que al final, en el día a día, entre no expertos solo se descubren las mentiras a través de pruebas.

Sin embargo ahora podemos precisar más y pensar que el descubrir una mentira es un proceso con dos fases: la fase 1, la sospecha, que tiene lugar gracias a variables conductuales. Y la fase 2, el hallazgo, a la que solo se llega si se tienen pruebas.

Por otro lado, desde el punto de vista de la comunicación, este estudio confirma una vez más que cuando somos receptores de un mensaje basamos parte del significado global en lo no verbal: no hace falta ser un entendido en la materia para tomar en consideración las señales no verbales.

¿Para qué puede servirnos esta diferenciación entre sospecha y hallazgo? En el ámbito profesional, no os quedéis en la fase 1, sospecha. Si a lo largo de las interacciones habéis estimado que alguien os podría estar mintiendo (en una entrevista de trabajo, una negociación, en cuestiones de equipo…), dadle a esa percepción de lo no verbal el valor que tiene. Quizá podéis profundizar y encontrar los medios para contrastar esa información que os están dando (eso sí, ¡sin volvernos paranoicos!).

Para terminar, os hago las preguntas del estudio:

  • ¿cómo descubristeis que alguien os mentía?
  • ¿cómo sospechasteis que alguien os mentía?

Apuesto a que las respuestas son diferentes 🙂

Un saludo cordial,

Ana

Cruce de brazos en comunicación no verbal. El ejemplo de un Trump amenazado

Donald Trump nos lo va a poner fácil hoy. Viéndole el otro día en su declaración sobre el registro por parte del FBI del despacho de uno de sus abogados, pensé enseguida que era el caso perfecto para tratar un aspecto que siempre sale en mis charlas o talleres: el cruce de brazos. Y es que al cruce de brazos le rodean muchos tópicos, y hoy vamos a ver lo más básico de este gesto que se convierte en postura.

Uno de los consejos más manidos a la hora de encarar una entrevista de trabajo según suelo leer es «no cruces los brazos» ya que se considera como que estás cerrado a lo que te dicen. Esto es cierto y no es cierto. Es decir, como siempre, ¡depende! En comportamiento no verbal hay que ser cauto con las verdades absolutas: aisladamente, no todo tiene una sola explicación siempre.

El cruce de brazos puede darse por múltiples factores: frío, comodidad, alguien esconde una manicura mal cuidada o algo que se lleve en la mano… Y sí, también puede significar una postura de cierre ante lo que sucede a tu alrededor. Ante una situación de amenaza, aunque sea pequeña, inconscientemente protegemos con los brazos lo más valioso en nuestro cuerpo: los órganos vitales. No se trata de una amenaza con un arma, sino una situación que vaya contra nuestros objetivos, intereses, nos ponga al descubierto…

Cuando afrontamos una negociación o incluso una conversación en la que no se ponga nada especial en juego, el hecho de fijarnos en el lenguaje no verbal del otro va a ayudarnos a percibir información más allá de las palabras. De eso trata el análisis del comportamiento no verbal.

En el momento de la verdad, en la negociación o en la conversación en cuestión no será fácil percibir las señales no verbales del otro, sobre todo porque muchas veces los movimientos suceden rápido, quizá se intenten ocultar y sobre todo porque se dan a la vez que se emite el mensaje verbal: y hacer dos cosas a la vez (estar atento al mensaje verbal y al no verbal) puede ser muy difícil. Pero siempre será más útil intentar estar atentos a la comunicación no verbal del otro que simplemente conformarnos con escuchar el mensaje verbal y considerarlo la única fuente de información posible.

De todo, es importante es estar atento a CUÁNDO se dan las señales no verbales. ¿En qué momento se cruza de brazos el otro? ¿Qué está diciendo él mismo o qué dicen los demás?

Trump nos va servir esta vez para practicar el estar atentos a las posturas, en concreto al cruce de brazos que supone un cierre. Os recomiendo ver el vídeo completo (os lo pongo abajo), pero si no, aquí tenemos lo más importante:

Todos tenemos en mente cómo suele hablar Trump cuando está relajado, o eufórico, o enfadado: lo que más destaca es que es una especie de cowboy neoyorkino, derrocha testosterona cuando habla y eso lo vemos en la seguridad que muestra en sus intervenciones, tanto en sus posturas, como en su gesticulación natural, contundente y amplia (agresiva, también), la modulación espontánea de la voz… Su discurso verbal también parece salido de las películas de vaqueros, ya que se suele reducir a que hay muchos malos haciendo cosas malas, y él es el que pone orden.

Trump suele estar seguro de lo que dice, no es un discurso impostado. En sus apariciones públicas apenas vemos trazas de nerviosismo o tensión. Sin embargo, en su mensaje a los medios a raíz del registro por parte del FBI del despacho de uno de sus abogados, Michael Cohen, pudimos ver a un Trump muy diferente.

Repasamos como siempre el contexto: parece ser que Trump tuvo relación con dos mujeres a quienes, a través de Michael Cohen, habrían ofrecido acuerdos de confidencialidad pagando unos 130.000 dólares antes de la campaña de Trump. Un juez está investigando qué delitos hay en esos pagos, procedencia del dinero, si los contratos eran lícitos, si se considera que entra dentro del dinero empleado en su campaña pues sería lavado de imagen, etc. En estos términos, se ordenó por sorpresa el registro del despacho de Cohen.

Analizamos:

• nos encontramos con un Trump tremendamente tenso, que en vez de hacer múltiples gestos como siempre pasa mucho rato con una mano encima de la otra muñeca, en una postura en apariencia relajada, pero en realidad se trata de una postura de gran control. Si nos fijamos bien, vemos cómo su mano derecha va apretando su muñeca izquierda, descargando así la tensión:

Trump se caracteriza por tener una gesticulación constante y espontánea, al no leer muchos discursos.
Trump se caracteriza por tener una gesticulación constante y espontánea, al no leer muchos discursos.
Esta vez podemos ver la tensión en que se mantuvo gran parte del tiempo así cogido, más pendiente de su actividad cognitiva buscando las palabras.
Esta vez podemos ver la tensión en que se mantuvo gran parte del tiempo así cogido, más pendiente de su actividad cognitiva buscando las palabras.

• ¿qué está diciendo verbalmente Trump en este mensaje para los medios y la nación? Su mensaje verbal es que la orden de registrar el despacho de su abogado Cohen se debe a la caza de brujas a la que está sometido él (Trump) desde que se presentó como candidato republicano y que eso es un ataque al país también. Analizando su lenguaje no verbal, vemos que él está convencido de que se trata realmente de una caza de brujas. (Hay otras cuestiones que no resultan creíbles, pero eso lo veremos otro día).

• entonces, ¿por qué hace algunos cruces de brazos, si tan seguro está de lo que dice? En gran parte de los 4,5 minutos que dura la declaración, Trump permanece o con las manos cogidas o bien con los brazos cruzados. Hasta 3 veces se cruza de brazos. No solo tenemos que pensar «ah, estaba incómodo al emitir ese mensaje porque está con los brazos cruzados«. Eso sería una interpretación correcta pero superficial; ¿adónde nos conduce? Si analizamos el CUÁNDO, podemos poner en relación que Trump se cruza de brazos cada vez que habla de las personas encargadas de llevar a cabo la investigación (jueces, fiscales, y quienes él cree que están detrás) y siente la necesidad de protegerse cruzando los brazos;

• fijaos además cómo se da este cruce de brazos, en concreto, cómo están las manos. En Trump, no vemos las manos sino que las guarda cerradas sujetando el torso, lo que nos da idea de que la necesidad de protegerse es intensa y descartamos otros posibles significados;

Cruce brazos 1 Trump

• Con esta información, ¿qué cabos podemos atar, qué hipótesis podemos hacer? Realmente, a pesar del mensaje contundente de que él cree que es víctima de una caza de brujas y que rechaza totalmente ya que lo considera un proceder erróneo, por otro lado se siente amenazado ante los resultados de la investigación. No son mensajes opuestos sino complementarios en este caso.

Y lo que a mí me interesa a la hora de escribir esta entrada: nosotros también podemos estar atentos a este tipo de comportamientos no verbales en los otros, y hacer deducciones (con precaución, ¡siempre!). Eso nos va a ayudar en el momento a modular la negociación, saber esperar, presentar otros argumentos, o presentar los mismos pero desde otro punto de vista, o incluso emplazar la negociación a otro día si es necesario.

Podemos ver un cruce de brazos en las otras personas, pero hay que intentar percatarse del momento en el que eso sucede. En el mundo profesional veremos grandes resultados al aplicar un poco de análisis. Pero también en el personal, ¡tan importante en el día a día!

Trump es transparente en su lenguaje no verbal tanto cuando se siente inseguro como cuando no. Es poco probable que delante tengamos un interlocutor tan espontáneo en este sentido, pero siempre será mejor si estamos atentos al lenguaje no verbal que si pasamos por las negociaciones simplemente fijándonos en las palabras.

Espero que haya resultado interesante. Cualquier duda o ejemplos que queráis poner, ya sabéis que son bienvenidos.

Os dejo con el vídeo en cuestión:

Un cordial saludo como siempre,

Ana

La influencia del entorno en la comunicación no verbal de hombres y mujeres

Más abajo os explico qué me ha llevado a sentarme y escribir este artículo exactamente.

Este Día Internacional de la Mujer 2018 se ha celebrado con mucho más énfasis que otras veces en España, poniendo el foco en actitudes y prejuicios que van contra la mujer, buscando la igualdad entre ambos sexos en el ámbito de la seguridad personal, la equidad salarial y un etcétera largo.

¿Creéis que hay diferencias, o mejor dicho, desigualdades, entre el comportamiento no verbal de mujeres y hombres? La gesticulación, en las posturas, el empleo de la voz, la apariencia, las distancias, la expresión facial… ¿consideráis que es diferente?, ¿creéis que se debe a cuestiones biológicas o culturales?

Ambos tenemos las mismas estructuras cerebrales, tanto racionales como emocionales. Podemos razonar por igual y sentir las mismas emociones. ¿Cuál es la clave entonces para que haya diferencias en la conducta no verbal? Podemos encontrar algunas respuestas, o por lo menos plantearlas, en el entorno en el que nos desenvolvemos. Hoy nos quedamos con algunos ejemplos en los que la conducta no verbal entre hombres y mujeres es diferente debido a cuestiones socioculturales.

POSTURA

Hace pocos años se habló mucho del menspreading, la forma de sentarse de un hombre con las piernas abiertas en un ángulo de unos 60 grados, o con un tobillo sobre la otra rodilla. La discusión se circunscribió al transporte público, ya que hubo quejas de que con esta postura ellos ocupaban demasiado espacio. Hasta hubo anuncios en el metro de Nueva York en el que se pedía que los hombres se sentaran ocupando menos espacio; lógico que el asunto trascendiera más en Inglaterra o EEUU, pues son culturas de poco contacto, y en el caso de NY, en el que el metro suele ir lleno a todas horas.

El asunto está aún «sin resolver»: se consultó en la prensa a neurólogos, traumatólogos… para investigar la procedencia de esa forma de sentarse. Los hombres (muchos de ellos), ¿se sientan así porque se trata de posturas de poder (esas posturas amplias debidas a mayores niveles de testosterona), porque lo han visto hacer siempre? ¿Las mujeres, preferimos sentarnos con las piernas cerradas o cruzadas, o es educacional?

menspreading

Sí hay una relación estudiada y medida entre los niveles de testosterona en sangre y las posturas de poder [pensad en Obama con los pies sobre la mesa y las manos sobre la nuca, o en la postura de los superhéroes, con espalda expandida, piernas abiertas y brazos en jarras], y podemos suponer a priori que los hombres, que biológicamente cuentan con más testosterona, tiendan más a emplear estas posturas.

APARIENCIA

La vestimenta, elemento destacado de la apariencia, es una herramienta básica para la identificación de los sexos en la mayoría de culturas y entornos. Por ejemplo, en entornos más tradicionales en España aún se tiende a emplear el rosa y el azul en la ropa de bebé (aunque poco a poco se deja de lado esta tendencia); seguimos viendo a las auxiliares de vuelo con falda, y mujeres en entornos aún predominados por hombres (gobiernos, órganos directivos) con tendencia a vestir asimilándose a sus colegas masculinos.

Tal vez pensemos a priori que, al menos en occidente, hombres y mujeres pueden escoger libremente su atuendo, ya que podemos llevar ambos tejanos, bambas y camiseta. Sin embargo, ¿cómo reaccionaríamos si nuestra pareja masculina aparece de noche con camisón de encajes? ¿Y ante una mujer dejándose sin depilar el bigote, si lo tiene, y acariciándoselo mientras reflexiona? Solo hay que mirar la gala de los Oscar para ver que en la apariencia nuestra conducta está establecida en la diferencia. Este año la directora de cine Isabel Coixet planteó a varias colegas ir a los Goya en pijama para plasmar la libertad y romper algún molde, y la respuesta fue una rotunda negativa, en favor del vestido y los tacones. Lo mismo sucede con los hombres en occidente y los pantalones.

En otras culturas y entornos encontramos otros ejemplos en los que el atuendo para hombres o mujeres está asimismo diferenciada: los turbantes de los hombres sij, el velo y sus variantes (opcional o no) en los países islámicos, los anillos metálicos en el cuello para las mujeres kayan en Birmania, barba sin afeitar obligatoria en los núcleos del IS, los discos en el labio inferior agrandado en las mujeres mursi en África. En nuestra cultura nos llegan invitaciones a eventos en las que debemos vestir con «traje largo» (noche) o «traje corto» (día) unas, y «traje oscuro» o «smoking» otros. En esta imagen de los Oscar en un vistazo podemos identificar a las 2 mujeres que hay.

Oscar 2018 vestimenta

PROSODIA (voz)

La voz más grave en hombres y más aguda en mujeres se debe no solo a diferencias en la morfología laríngea entre ambos sexos (grosor y longitud de las cuerdas vocales), sino también a la acción hormonal que hace que en los hombres los pliegues vocales vibren con menor frecuencia y estén menos tensos, al contrario que las mujeres (aquí encontraréis un artículo en el que estas diferencias se explican). Sin duda, en la mayoría de casos la voz nos permite identificar el sexo de una persona.

Dicho esto, el pasado viernes 2/3/18 participé como ponente en Madrid en el primer Evento Anual de Aconve, la Asociación de Expertos en Análisis de Comportamiento no Verbal de la que soy miembro. Allí, una de las conferenciantes fue mi colega Carmen Acosta Pina, psicóloga clínica especializada en logopedia y también experta en comportamiento no verbal, quien hizo una intervención sobre diversos aspectos de la voz. Me sorprendió especialmente el siguiente dato: las mujeres, en los últimos 30 años, y de forma paralela a los cambios sociales acontecidos, hemos variado el empleo que hacemos de la voz: de más aguda a más grave. Qué interesante, también en el uso de la voz podemos encontrar conductas aprendidas que resaltan la diferencia, roles o lo que se espera de cada cual.

EXPRESIÓN FACIAL 

Si habéis convivido con japoneses o coreanos (y sucede también en cierta medida en otros países asiáticos), os habréis fijado que al reírse a carcajadas las mujeres a veces se tapan la boca con las manos. Hay diversas explicaciones posibles: una explicación frecuente es que antiguamente las mujeres casadas se teñían los dientes de negro, y al reírse se tapaban la boca con las manos para ocultarlos. Por otro lado, otra posibilidad que se puede encontrar como explicación es que antes no se tenían los dientes tan blancos y alineados como ahora y se escondían (cosa que afectaría a ambos sexos). Otra razón es que Japón y Corea son culturas colectivistas, en las que los individuos buscan el bienestar del grupo; en ella la expresión de las emociones intensas que puedan perjudicar la armonía del grupo deben disimularse (también afectaría a ambos sexos). Lo que nos lleva a una opinión dada por los propios japoneses/as ampliamente en los foros legos sobre lenguaje no verbal en Japón: las mujeres que se tapan la boca al reírse son consideradas como más discretas, distinguidas… y eso se ve como algo positivo. Es un comportamiento apreciado, pero aprendido.

Mujeres riendo con boca tapada

Y ahora os explico lo que me lleva a escribir este artículo. El día 8 de marzo (jueves pasado) quería haber puesto en las redes una felicitación por el Día de la Mujer, y busqué en Google «woman» y «smile» para acompañar la felicitación de una foto con expresión de alegría; podría haber puesto una mujer combativa también, pero ya sabéis que la alegría incentiva la afiliación y buscaba la unión y el ambiente festivo.

Cuál fue mi sorpresa al ver que las primeras entradas en Google eran posts en los que mujeres estadounidenses se rebelaban contra la expresión frecuente de los hombres/maridos: smile, honey! (‘¡sonríe, cariño!’), dicha cuando les ven con la expresión seria. Lo que me hace pensar, ¿pueden las mujeres en algunos entornos expresar libremente los estados de ánimo o emociones negativas cuando las tienen? Sería interesante analizarlo. (Del mismo modo que oímos o decimos «los hombres no lloran».)

Aquí lo dejamos por hoy. Como hemos visto, el factor cultural influye en el comportamiento no verbal, y debemos tenerlo presente también cuando analicemos, cuando nos encontremos en una situación de negociación o cuando nos relacionemos con otros grupos socioculturales.

Un cordial saludo,

Ana

Comunicación no verbal y negociación: ubicación en la mesa de negociación

¿Cómo sentarnos en una mesa de negociación? En nuestra vida laboral son constantes las ocasiones en las que tenemos que negociar. Habrá veces en las que ni nos demos cuenta de que estamos negociando, como una petición de aumento de sueldo o la distribución de las vacaciones en verano entre el equipo. Otras veces, en cambio, sabremos perfectamente que tenemos entre manos una negociación, con un opuesto complementario bien definido y unos objetivos e intereses claros.

En ambos tipos de situaciones, son muchos los factores que entran en juego para un resultado exitoso. La preparación de los contenidos intelectuales es clave, sin duda, y hay que poner toda la carne en el asador para prever diversos escenarios y que ningún detalle se pase por alto. Además de los contenidos, uno de los elementos clave en la mesa es la estrategia comunicativa, que afecta tanto al lenguaje verbal como al no verbal. El lenguaje verbal es el niño mimado y se lleva de calle todas las atenciones; es natural, pues solemos considerar el habla como el gran logro de la humanidad; con él expresamos el pensamiento y conceptos complejos, y además es relativamente fácil de controlar.

¿Qué pasa con el lenguaje no verbal? Es muchas veces el gran olvidado, o mejor dicho, el gran desconocido, y sin embargo desempeña un papel destacable en el conjunto de la comunicación en sí, y en la negociación puede ayudarnos enormemente si sabemos a cada paso cómo hacer de la expresión corporal un buen aliado.

Entre los diversos componentes no verbales que entrarán en juego, hay uno que me gusta destacar porque es específico y fácil de aplicar desde ya: ¿cómo sentarse en la mesa de negociación? ¿Dónde situarnos mi o.c. y yo?

En realidad, la pregunta se origina en: ¿cómo debo gestionar los espacios en la negociación? Para eso debemos recalar brevemente en los estudios de Edward T. Hall, que es uno de los grandes referentes en proxemia. Hall observó que los humanos empleamos el espacio de forma claramente diferenciada según los interlocutores, la situación y la cultura, y definió 4 tipos de distancias (adapto las medidas a la cultura española; en la cultura anglosajona estas distancia son mayores):

  • distancia íntima, entre 10 y 40 cm, donde tienen lugar los afectos y también el ataque;
  • distancia personal, entre 40 y 1 m, la que empleamos al estar con amigos, familiares, equipo de trabajo;
  • distancia social, entre 1 y 2,5 m, la que mantenemos al estar con personas a las que conocemos poco, intercambiamos cuestiones no personales;
  • distancia pública, a partir de 2,5 m, cuando nos estamos dirigiendo a un grupo numeroso de personas, como en conferencias o charlas.

Habitualmente al asesorar a empresas y despachos de abogados, sin importar su tamaño, me encuentro que para las reuniones se suele contar con una mesa de grandes dimensiones, tanto en anchura como en longitud; la mesa es grande, al margen de que la sala de reuniones sea más amplia o menos; lo que parece contar es el tamaño de la mesa. Al preguntar, en la mayoría de ocasiones se sitúa al interlocutor contrario al otro lado de la mesa, delante de nosotros, en lo que llamamos puesto enfrentado:

puesto enfrentado negociacion

Y aquí, teniendo en cuenta que las mesas no bajan del 1,20 de anchura, es donde hay que preguntarse: en la negociación, ¿quiero emplear una distancia personal o una distancia social con mi opuesto? Es cierto, no es un colega al que veo cada día y con el que estoy familiarizado/a o quien trataré asuntos personales. Es más, con probabilidad tendremos prejuicios contra el abogado/la parte contraria que se originan en la empresa a la que representan, lo que creemos que nos van a pedir…

Todo eso se refleja en la mesa de negociación: situamos a nuestros contrarios enfrente para marcar y mantener esas distancias. Estamos reforzando y recreando el lenguaje de la lucha, cuando lo que necesitamos no es el enfrentamiento y la distancia sino precisamente lo contrario: un acercamiento y el establecimiento de confianza. Al fin y al cabo, se trata de que ambos ganemos (o si es una negociación distributiva, que el otro gane menos pero se vaya contento para posibles futuras negociaciones, ¡la vida laboral es muy larga!).

Así pues, yo os propongo que probéis en las negociaciones a sentar de forma consciente a vuestros opuestos de una forma diferente, en esquina:

puesto esquina negociacion

No hace falta que las rodillas se toquen; podéis situaros en esquina pero apartados ligeramente. En un puesto de esquina, con menos distancia entre ambos, y no teniéndoos frente a frente, se acortan las distancias físicas pero no demasiado pues se tiene como barrera la esquina. Estando más cerca, mostramos de buenas a primeras confianza con la otra parte; además, podemos observar mejor el lenguaje no verbal del otro y podremos también gestionar mejor el nuestro (el tacto, la postura…).

¿Qué pasa si la reunión tiene lugar en el despacho del otro, y es el otro el que gestiona la ubicación en la mesa? Es muy probable que de forma natural vuestro contrario os asigne un puesto enfrentado, pero si  con soltura nada más entrar mostráis preferencia por una de las puntas de la mesa de modo que el otro tenga que sentarse en una de las esquinas, no creo que sea una opción mal vista: simplemente podrá sorprenderse pero poco más. Si no hay manera y os hacen sentar en puestos enfrentados, entonces habrá que trabajar de forma más atenta los otros elementos de la comunicación no verbal, para contrarrestar ese puesto tan marcado.

En cualquier caso, sea la reunión en vuestra empresa o en la del otro, conviene tomar la decisión de dónde ubicar al opuesto de forma consciente, sin que sea algo que se haga por inercia o se deje al azar. Yo desde luego lo pongo en práctica siempre que deseo establecer una relación de confianza más que de demostrar poder, y me va bien. No tengáis miedo a probarlo, os auguro que observar buenos resultados en la relación y por ende, en el resultado global de la negociación.

Un cordial saludo,

Ana

Los gestos de Macron como ejemplo de lenguaje no verbal mejorable

Los gestos que hacemos al hablar son importantes. Y los que no hacemos también. Emmanuel Macron, presidente electo francés, nos va a servir hoy de ejemplo de cómo los gestos pueden enriquecer o empobrecer el global de la comunicación al hablar.

Emmanuel Macron ha llegado de forma fulgurante al Elíseo pero sigue siendo un gran desconocido para muchos. He estado viendo algunos vídeos en los que antiguos profesores lo describen como a alguien con grandes capacidades en el lenguaje, entre otras. Escuchándole hablar podemos decir que efectivamente su expresión verbal es rica y sus discursos (probablemente no los haga él todos), bien elaborados. Sin embargo, veo en sus apariciones que lo que le falta son habilidades de comunicación no verbal: a día de hoy su lenguaje no verbal es mejorable.

Quizá uno pueda plantearse qué más dará el lenguaje no verbal, si ha llegado a ser elegido presidente, y que tan mal no comunicará. Es cierto que ha llegado adonde quería, pero aún le queda un largo recorrido de cara al público en el que seguir explicando un programa no siempre comprendido. La comunicación no verbal sobre todo le ayudará (nos ayuda) a transmitir de forma mucho más eficaz el mensaje.

El día 9 de mayo, día de Europa, Macron publicó un vídeo en el canal de Youtube de En Marche, en el que hablaba de la importancia de la creación de lo que hoy es la Unión Europea en 1950 y de que Europa tome un nuevo enfoque de cara al futuro. El vídeo se llama «Refonder notre Europe» y dura 5.36 mins. Aunque el discurso es interesante y está bien construido, resulta un poco aburrido de escuchar. Se echa en falta un lenguaje no verbal más presente, en concreto, una gesticulación más variada y dinámica (aunque también otros aspectos).

¿Qué hace Macron que nosotros debemos evitar cuando nosotros intervenimos ante un público, ya sea en una conferencia, en un juicio o en un vídeo?

Si en varios discursos se agarraba al atril con ambas manos y de ahí apenas las movía, en este vídeo las manos siguen sin servirle como herramienta comunicativa. Veámoslo en 4 puntos:

1. Inmóvil

Con los brazos bajos y sin movimiento, las manos no salen en el encuadre y resulta difícil la escucha:

gestos Macron ausencia
Macron habla sin ningún tipo de gesto durante 26 segundos, y en otros momentos del discurso.

2. Manos entrelazadas

La mayor parte del tiempo habla con las manos entrelazadas delante del pecho, con los dedos por fuera o por dentro. Las mueve arriba y abajo pero siempre cogidas. Estos gestos podemos interpretarlos como nerviosismo que le hace ponerse las manos como escudo ante el público:

Macron gestos manos
Macron llega a estar hasta 40 segundo con las manos entrelazadas así.
Macron gestos

3. Pocos gestos ilustradores

Es habitual, al hablar ante un público o cámara, empezar algo nerviosos y luego irnos relajando. Como la gesticulación va en parte ligada a nuestro estado emocional también tiene una evolución a lo largo del discurso. El vídeo presenta varios cortes y podríamos pensar que a partir de la mitad alguien le ha prestado algún tipo de rápido asesoramiento en su comunicación no verbal: emplea más gestos ilustradores, que enfatizan el mensaje ayudando a despertar interés.

Los gestos ilustradores son aquellos que apoyan el mensaje y están relacionados con lo que se está diciendo; es decir, hay una coherencia entre lo verbal y lo no verbal. Por ejemplo, al hablar del futuro sería normal situar la mano hacia delante de nuestro cuerpo. Macron apenas emplea gestos que acompañen su discurso verbal. Por ejemplo, cuando habla de refundar Europa yendo más lejos que en 1950, al mantener las manos entrelazadas apenas es perceptible el pequeño movimiento de manos que hace y pierde ocasión de enriquecer su discurso:

Macron lenguaje no verbal gestos

Otro gesto ilustrador típico es contar con los dedos a la vez que se hace una enumeración verbal: una lista de algo. En este caso, Macron habla de 3 conceptos pero solo le siguen las manos en el primer punto; luego las vuelve a entrelazar.

gestos Macron enumeracion
Ayudarse de las manos al enumerar ayuda en el seguimiento del mensaje.
gesto Macron ilustrador
En la segunda mitad del discurso, emplea más gestos que enfatizan el mensaje verbal.

4. Se sujeta las manos

En la misma línea de entrelazar las manos en el centro, se recoge las manos en varias ocasiones, a veces apretándoselas lo que indica cierta tensión. Si tendemos a sujetarnos las manos, haremos menos gestos.

Como dato curioso (siempre sale algún dato curioso en los análisis), en una de las veces que junta sus manos en el centro se frota las manos mientras dice en su discurso verbal: «Que nosotros continuemos siendo este ejemplo en el mundo entero». Frotarse las manos se puede interpretar, y aplica en este contexto, en el sentido de que se tiene expectativas positivas en la idea que se está diciendo u oyendo.

Macron gestos frotarse manos
«Que nosotros [Unión Europea] continuemos siendo este ejemplo en el mundo entero.»

Resumen y conclusiones:

• Nosotros, si tenemos que hablar en público o ante una cámara y tenemos cierta inseguridad (probable), debemos tener presente que lo verbal y lo no verbal deben ir de la mano.

• En concreto, la gesticulación va a ayudar mucho a que nuestro mensaje verbal se vea reforzado, y eso ayudará al público a seguir y comprender nuestro discurso mejor.

• Si estamos muy nerviosos y nos asesoran juntar las manos en el centro, hay que tener cuidado pues corremos el riesgo de dejarlas «atadas» así durante mucho tiempo y empobrecer nuestra intervención. Aunque al principio las manos puedan temblar un poco, desde lejos apenas es perceptible y el temblor suele pasar al cabo de poco de haber empezado a hablar.

• Ante la duda, mejor mover más las manos que menos.

Gestos ilustradores son aquellos que acompañan el discurso verbal, lo dibujan con las manos, para ayudar al interlocutor a seguirnos y enfatizar nuestro mensaje. Estos no pueden faltar cuando hables.

• Aunque después haya alguien entre el público, o alguien como yo que analiza, que pueda detectar algún gesto más o menos oportuno, es mejor gesticular que estar inmóvil.

Si tenéis alguna intervención, cursos o conferencias no dudéis en aplicar lo que acabamos de comentar. ¡Las manos son parte de vuestro discurso!

Un cordial saludo,

Ana

Acusados y su apariencia en los juicios

¿Por qué algunos acusados cambian su imagen al ir al juicio? ¿Cuenta el aspecto cuando se acude a un juicio como acusado? Algunos juicios celebrados en territorio nacional nos han dejado imágenes para el recuerdo y nos ponen en bandeja dedicar unas líneas a reflexionar sobre la apariencia como importante canal de comunicación no verbal.

Hoy nos quedamos con Macià Alavedra, Millet y Ortega Cano, ya que parece que los tres han buscado comunicar conceptos similares simplemente siendo vistos con una apariencia deteriorada, probablemente estudiada a conciencia. El caso de Ortega da más juego; lo analizaremos más a fondo y veréis que es claro.

Macià Alavedra

Reseña. Ex consejero de Economía en Cataluña durante el gobierno de Jordi Pujol. Juicio en marzo 2017 en la Audiencia Nacional en Madrid por corrupción urbanística en el caso Pretoria.

De Macià podemos decir solo que llegó al juicio andando por su propio pie pero despacio, cojeando levemente y apoyándose en un bastón. Durante el juicio, mantuvo el bastón entre sus manos.

Macia Alavedra juicio baston
Macia Alavedra juicio

 Fèlix Millet

Reseña. Empresario español, ex presidente del Orfeó Català Palau de la Música de 1990 a 2009. Acusado de malversar fondos del Palau tanto para su uso personal como para entregar a otras entidades. En marzo de 2017 se celebra el juicio por el espolio del Palau de la Música.

El caso de Millet en cuanto a gestión de su apariencia va un paso más allá. Empieza a modular su imagen días antes del juicio en marzo: concede unas entrevistas telefónicas a la cadena catalana RAC1 en las que el contenido se centra en dar detalles sobre su estado de salud (el oyente, que no le ve, se crea una imagen de lo que está diciendo):

  1. «Cuanto antes mejor el juicio; cuanto antes mejor, eh? Lo que pasa es que ahora… ahora yo… claro, han pasado 8 años y, y yo… estoy mal… de salud… No… no funciono. Pero bueno, no tengo más remedio que aguantarme e intentar ir a todos los que sea necesario.»
  2. «Mal, estoy muy mal, no puedo andar. Tengo que ir en silla de ruedas. Tengo la espina dorsal totalmente deshecha… ¿Sabes? El lunes tengo médico y el martes tengo médico, ¡je! […] Puedo caminar por casa… 10 metros y tal, pero por la calle imposible. Estoy hecho una porquería. Son los 81 años.»

(Os dejo aquí el enlace de la llamada por si la queréis escuchar entera: entrevista RAC1)

Millet efectivamente llegó a la Ciudad de la Justicia de Barcelona en silla de ruedas y con un atuendo que realzaba una edad y un estatus, como calcetines medio bajados, zapatos viejos, y colores y tejidos sencillos.

Felix Millet juicio silla

Ortega Cano

Reseña: Torero español. En mayo de 2011 Ortega Cano conducía por una carretera de la provincia de Sevilla cuando en una curva invadió el carril contrario y chocó con un coche de frente. El conductor del otro coche murió en el acto y Ortega sufrió lesiones graves por las que tuvo que ser hospitalizado algo más de un mes. En septiembre de 2011 empezaban las primeras declaraciones, y en marzo de 2013 se le juzgaba por los delitos de homicidio, conducción temeraria y conducción bajo los efectos del alcohol.

Cuidadoso con su imagen, antes del accidente la apariencia de Ortega iba ligada a un aspecto aseado y un pelo corto teñido de negro.

Ortega Cano 2010

Julio 2011, salida del hospital. Tras 1 mes hospitalizado por el accidente, salió del hospital en silla de ruedas (se había fracturado ambas piernas) y con el pelo cubierto de canas. Fueron muchos los titulares que aludían al aspecto deteriorado del torero. Sin embargo, es el cambio de verlo con el pelo blanco, el llevar una camiseta y el  pantalón abierto (por una operación del intestino), sumado a la silla de ruedas, lo que le da un aspecto desaliñado y empeorado respecto a cómo solía ir. Si nos fijamos, es cierto que no lleva el pelo teñido pero lo lleva perfectamente cortado de lo cual podemos pensar que estando en el hospital sí pasó por las manos de un peluquero pero solo se cortó el pelo y decidió no teñirse como habitualmente.

Ortega Cano salida hospital 2011

Septiembre 2011, presta declaración. 3 meses después del accidente, acudió en silla de ruedas y con el pelo también canoso a prestar declaración (pero menos canoso que al salir del hospital: es decir, hubo probablemente un tinte parcial, pero dejándose un color gris).

Ortega Cano juicio 2011

2012 y 2013. Durante el año y medio que pasó entre el accidente y el juicio, Ortega siguió con su pelo canoso. Todo indicaba que desde el accidente esa nueva apariencia correspondía a un hombre maduro.

Ortega Cano 13-2-2013

Marzo 2013. Se celebra el juicio por el accidente y Ortega acude como acusado. Vestido de forma seria y sobria, sigue llevando el pelo canoso.

Ortega Cano juicio 2013 canas

Abril 2014. Ingreso en prisión, sigue con las canas.

Ortega Cano ingreso prision 2014

Y el cambio. En 2015 ya desde el primer permiso de salida de prisión hasta su salida definitiva, Ortega volvía a lucir su pelo negro previo al accidente, y además una imagen más moderna y juvenil (perilla, chaqueta de cuero de un color intenso, etc.).

Ortega Cano permiso abril 2015
Ortega Cano apariencia 2017

Conclusiones

¿Qué han buscado estas tres personas al gestionar de este modo su apariencia?

En el caso de Ortega, probablemente intentara transmitir una imagen más seria y responsable para contrarrestar el tipo de delitos por los que se le acusaba (conducción temeraria y conducción bajo los efectos del alcohol, además de homicidio) y que sumarían más meses de prisión. Hay que subrayar que su cambio de imagen está claramente enmarcado en el tiempo: desde su salida del hospital tras el accidente, durante los preparativos del juicio, el juicio, el año que pasó hasta que supo la condena, y hasta su ingreso en prisión.

Millet, por su parte, al elegir atuendos sencillos y desgastados, quizá buscara alejar su imagen del lujo y estilo de vida que llevó (casas, viajes lejanos) gracias a los fondos desviados del Palau.

Los tres por igual seguramente intentaran aparentar fragilidad e inspirar compasión. La llegada con silla de ruedas da una apariencia muy espectacular: no solo se ve más pequeña a la persona que va en ella sino que si además la están empujando la imagen de invalidez se ve más reforzada.

¿Comunicando esto consiguen modular el veredicto del juez? En mi opinión, no creo que mucho. Pero sí es probable que el trato recibido durante el juicio sí sea otro en función de esa imagen: la forma y tono de las preguntas, las miradas de los presentes… Está estudiado que las prendas que nosotros llevemos modificarán el lenguaje no verbal de los demás respecto a nosotros.

Además, en el caso de Millet y Macià, la edad juega a su favor para no ir a la cárcel, por lo que enfatizar su vejez les interesa.

Pero sobre todo, siendo personajes públicos que gozaban (o gozan) de popularidad entre la ciudadanía y que tienen el foco mediático encima, consiguen modular la opinión pública. Habrá quien vea enseguida la estrategia comunicativa, pero la mayoría sentirá compasión al verlos en la televisión o los diarios. ¿Y vosotros, qué impresión tuvisteis al verlos llegar así a los juicios? Me encantará saber vuestra opinión. ¿Tenéis en mente más casos? Los hay, los hay, y espero poder analizarlos aquí pronto con vosotros.

Por último, recordad que nuestra apariencia forma parte de nuestro comportamiento no verbal, que es un eficaz canal de comunicación, y que vale la pena sentarse a analizarse y tomar las riendas para momentos clave.

Un saludo cordial a todos,

Ana